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MACEDONIA EN EGIPTO

Macedonia en Egipto

Cronología de los tres soberanos de la dinastía macedónica en Egipto

Macedonia antes de Alejandro Magno

En la segunda mitad del siglo IV a.C., concretamente, entre el 355 y el 336 a.C., se desarrolla el reinado de Filipo II de Macedonia, padre de Alejandro Magno. A pesar de las grandes conquistas territoriales de su hijo, no hay que despreciar o subestimar las grandes acciones del reinado del padre. Por ello, vamos a ver primero un poco del reinado de Filipo II antes de entrar de lleno en la estancia de Macedonia en Egipto.

A nivel de política interior, Filipo II va a consolidar el poder de la monarquía gracias al desarrollo de la administración central, las construcciones públicas y la fundación de nuevos centros urbanos dirigidos por funcionarios reales. En lo que se refiere a la política exterior, Filipo II conquista el litoral de Tesalia (354-353 a.C.) y establece y expande un protectorado en Epiro. Esto lo puede hacer gracias a su ejército, formado por tropas macedónicas y mercenarias. Gracias a estas conquistas, Macedonia pasa de ser un pequeño estado continental a un gran estado que amenazará con su expansión a griegos y tracios.

Mapa que muestra las regiones en las que se dividía la Grecia Antigua

Esta amenaza pronto se hizo más material cuando cerca de 80.000 hombres conquistan y arrasan las colonias atenienses de la región calcídica. Sin embargo, el golpe de gracia ocurrió en el año 338 a.C. Una coalición política formada por una unión de ciudades estado griegas como Atenas y Tebas era derrotada por las tropas macedónicas, con lo que a partir de ese momento Macedonia extendió sus territorios por casi todo el territorio griego, exceptuando las regiones de Mesenia, Laconia y el sur de la Argolida, que eran el territorio de Esparta. En el año de su muerte, en el 336 a.C., Filipo había conseguido extender Macedonia por todas las regiones griegas ya nombradas, gran parte de la región de Tracia y las islas del Mar Egeo, incluyendo también la isla de Creta.

Mapa que muestra la extensión de Macedonia en el 336 a.C., año de la muerte de Filipo II (Geacron)

Macedonia en Egipto

Tras la segunda conquista de Egipto llevada a cabo por Artajerjes III, los persas no se mostraron tan tolerantes como antaño. Las crónicas de este tiempo hablan de dominación violenta, saqueos a casas particulares y grandes templos, secuestros y ejecuciones… Como corresponde a una crónica de la Antigüedad, es probable que este tipo de narraciones estén algo exageradas y dramatizadas, pero están formadas desde una base histórica real. Después de la muerte de Artajerjes III (338 a.C.), y el efímero reinado de Arses (338-336 a.C.), llegamos al reinado de Darío III (336-332 a.C.), el gran rey persa que fue uno de los mayores adversarios de Alejandro Magno.

En Egipto, todas las miradas estaban puestas en los griegos, buscando la ayuda militar que les permitiese liberarse del yugo persa. Sin embargo, tras la expansión macedónica, todas las miradas se dirigieron a Filipo II, y después a Alejandro Magno. Esto no es de extrañar si tenemos en cuenta las campañas militares que habían emprendido padre e hijo contra el imperio persa. Tras el asesinato de su padre en Pella, Alejandro no dio tiempo al imperio persa de embestir, o a los estados griegos de independizarse. Unos meses más tarde de la muerte de su padre, Alejandro ya tenía en su poder la totalidad de Tracia y se disponía a luchar contra los persas cruzando por el sur del Bósforo. En apenas dos años, Alejandro Magno se extendió por gran parte de la Península de Anatolia, llegando a Egipto entre el 332 y el 331 a.C. tras bajar por la franja sirio palestina, y todo esto en detrimento del sentenciado imperio persa.

Mapa que muestra la extensión del imperio macedónico al incorporar Egipto, Anatolia y la franja sirio palestina (Geacron)

Como era de esperar, la llegada y estancia de Macedonia en Egipto fue recibida triunfalmente tras haberlos liberado del yugo persa. Una vez derrotadas las tropas persas en Egipto, Alejandro Magno fue coronado como rey de Egipto, llevando sobre su cabeza la doble corona que simbolizaba el Alto y el Bajo Egipto. Antes de irse para destruir finalmente al imperio persa de Darío III, Alejandro viajó hasta el oasis de Siwa para consultar el oráculo de Amón, que le reveló que él era hijo del dios Amón, aunque él se lo tomó como que era hijo de Zeus.

La fundación de Alejandría

En cuanto a la fundación de Alejandría, se dice que fue Alejandro Magno mismo quien trazó en la arena el emplazamiento original de la que sería la nueva ciudad. Esta ciudad sería una de las más esplendorosas y magníficas de los siguientes siglos, siendo la sede de la Gran Biblioteca, la mayor de la Antigüedad, y el Gran Faro, una de las maravillas del mundo antiguo.

La fundación de la ciudad de Alejandría era como un nuevo renacimiento para Egipto. No solo se convirtió en la mayor ciudad de Egipto, sino en una de las mayores del Mediterráneo y metrópolis del mundo griego, convirtiéndose en uno de los grandes centros económicos e intelectuales del mundo. Esta base económica se asentó sobre el comercio, ya que Alejandría se convertiría en la sede del mayor mercado marítimo a nivel internacional, pasando por ella en su Historia las riquezas de África, India y Europa.

Reconstrucción de cómo debió ser la ciudad de Alejandría

Además de a nivel económico, Egipto vivirá un gran apogeo artístico e intelectual gracias a Alejandría. Se crearían modelos artísticos que serían una mezcla entre cánones egipcios y griegos, y la lengua griega, aunque ya era conocida desde la época saíta (Dinastía XXVI), es ahora cuando va a convertirse en la segunda lengua más hablada de Egipto.

Bibliografía

SHAW, I. (2014): Historia del Antiguo Egipto. Editorial La esfera de Libros, Madrid.

DE SOUZA, P. (2008): La guerra en el mundo antiguo. Editorial Akal, Madrid.

AUTORES, VARIOS (2013): Egipto. National Geographic. Editorial RBA, Barcelona

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