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ORÍGENES DE ISRAEL

INTRODUCCIÓN

Tras el final de la Edad del Bronce (grosso modo entre el 3100 y el 1200 a.C.), se inicia la Edad del Hierro, abarcando aproximadamente entre el 1150 y el 500 a.C. A su vez, está sub dividida en tres fases: la Edad del Hierro I (med. s.XII – med. s.XI a.C.), la Edad del Hierro II (med. s.XI – med. s.VIII a.C.), y la Edad del Hierro III (med. s.VIII a.C. – med. s. VI a.C.). Tal y como el mismo nombre indica, el cambio más trascendental producido entre estos dos grandes periodos es la metalurgia del hierro, lo que no significa que no hubiera otras grandes innovaciones en el mundo de la política, la sociedad, la religión, la cultura o la economía del Oriente Próximo antiguo.

Mapa de las regiones productoras de metales en Oriente Próximo

PROBLEMÁTICA DE LAS FUENTES DE CONOCIMIENTO

Partamos de la base de que Israel es un caso bastante excepcional entre los pueblos del antiguo Oriente Próximo, ya que todas sus tradiciones historiográficas se han conservado siempre en el ámbito judío y cristiano. Esto implica que, por ejemplo, todos los descubrimientos arqueológicos y epigráficos del último siglo no han tenido que construir desde cero una realidad histórica, sino que han servido para aportar aclaraciones veraces y verosímiles acerca de los textos que podemos leer en el Antiguo Testamento. Otra particularidad de Israel es que sus propias fuentes arqueológicas y epigráficas son muy modestas en comparación con las referentes a los hititas, egipcios, asirios o sumerios, lo que significa que difícilmente se podría construir la Historia de Israel sin tener en cuenta (siempre con sumo cuidado y tratamiento) su Historia bíblica.

Siria y Palestina en la primera mitad del primer milenio a.C.

Sin embargo, lo que a simple vista podría considerarse como una gran ventaja, el conservar en la actualidad toda la información contenida en el Antiguo Testamento de la Biblia, es en realidad un gran obstáculo para el avance de las investigaciones. Esto es debido al carácter sagrado que tiene este libro para las religiones judía y cristiana, ya que incluso en la actualidad hay numerosos colectivos sociales (como los distintos tipos de grupos fundamentalistas y tradicionalistas) que se creen lo que está en la Biblia al pie de la letra y la consideran la única verdad absoluta e incuestionable del mundo, revelada por Dios a través de agentes humanos. Durante muchos tiempo, esto ha condicionado la investigación arqueológica, ya que las investigaciones que se hacían eran para buscar una confirmación (muchas veces arbitraria o imaginaria) de que lo que se leía en la Biblia era verdad histórica.

Sin embargo, lo cierto es que hay que tener un extremo cuidado al querer usar este libro sagrado como fuente de conocimiento histórico por varios motivos: en primer lugar, porque los relatos bíblicos suelen ser elaboraciones historiográficas posteriores o muy posteriores a los hechos narrados, es decir, que no son contemporáneas. Todos los historiadores saben que cualquier fuente antigua de conocimiento decrece en su grado de fiabilidad histórica a medida que crece el distanciamiento cronológico con los hechos que narra. En segundo lugar, porque además de no ser contemporáneos, no son neutrales ni objetivos, ya que están impregnados de los valores políticos, sociales, culturales y religiosos que se dieron durante la redacción de los mismos, pudiendo variar considerablemente de los valores de la época contemporánea. Y en tercer lugar, porque sería ingenuo pensar que no se han producido modificaciones en los relatos bíblicos a través de su transmisión en todos sus siglos de vida, lo que añade una tercera montaña de causas por las que no es fiable utilizar la Biblia como fuente histórica, aunque sea imprescindible si queremos reconstruir la Historia de Israel.

Palestina en el siglo X (izquierda), en los siglos IX-VIII (centro), y en los siglos VII y VI a.C. (derecha)

EL ORIGEN DE TODO

En el primer tercio del siglo XI a.C. (concretamente en el año 1069 a.C.), se derrumba el imperio egipcio del Reino Nuevo, que había dominado la región de Palestina desde mediados del siglo XVI hasta comienzos del XII a.C. Con esto empieza para los pueblos de la zona un periodo de autonomía, sin dominación extranjera, en el que pueden empezar a desarrollarse. Los filisteos van a ser los que ocupen parte del vacío de poder dejado por los egipcios, tratando de hacerse con el control de las ciudades cananeas de la costa y de los valles de Yezreel y el Jordán medio. En los sitios que escapan a su alcance, como en las colinas y montañas de Cisjordania, o las mesetas semiáridas de Transjordania, hay un proceso de colonización característico de la primera Edad del Hierro, basado en la existencia de rozas, bancales, aprovechamiento hidráulico de los uadis, excavación de pozos, construcción de aljibes, y proliferación de aldeas y pequeñas ciudades fortificadas. Estas son las características aportadas por los pueblos de origen tribal y pastoral como los israelitas, que se nutrieron demográficamente hablando gracias a la crisis de los palacios reales.

Planta de Beersheba, ejemplo típica de ciudad pequeña de la Palestina de la Edad del Hierro

Sin embargo, es muy difícil saber la forma en que estas tribus premonárquicas se unieron para formar organismos políticos. Como herencia del pasado tenían las residuales ciudades cananeas, mientras que como elementos novedosos tenemos las aldeas nuevas en nuevas zonas colonizadas, aunque sin un centro de poder política que las unificara. No se sabe a ciencia cierta, pero es posible que hubiera coaliciones de tribus, y que se firmaran acuerdos entre tribus y ciudades para regular los derechos de pastoreo, matrimonio y comercio. Por último, cabe destacar que también es posible que las tribus de las tierras altas cisjordanas tuvieran un temprano sentimiento de la unidad nacional, a diferencia de otras entidades políticas como los filisteos o los amonitas.

En la segunda parte de esta entrada sobre los orígenes de Israel entraré más de lleno en su origen, fundación y época pre monárquica, llevando a cabo una breve comparación entre lo que dice el Antiguo Testamento de la Biblia y lo que podemos confirmar o desmentir gracias a las investigaciones arqueológicas. Espero que os guste.

Tipo estándar de viviendas en las ciudades israelitas (Tell Beit Mirsim)
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