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LA EXPANSIÓN COLONIAL FENICIA

Introducción

Con el nombre de fenicios llamamos a los habitantes de la costa siria-libanesa, que hablaban lengua semítica noroccidental, y que, sobre todo a partir del 1200 a.C., se extendieron por todos los territorios del Mar Mediterráneo hasta más allá de la Península Ibérica fundado colonias fenicias.

La isla de Chipre, tan cerca de la costa fenicia que se podía ver desde los montes del Líbano, ya en la Edad del Bronce final había mantenido estrechas relaciones con ciudades del territorio fenicio. Con el inicio de la Edad del Hierro, la presencia fenicia en Chipre se intensifica, tal y como sabemos gracias a las cerámicas e inscripciones halladas repartidas por las costas y concentradas en el sureste, en sitios como la ciudad de Kition.

En este momento, Alashiya (que así se llamaba Chipre en el Bronce final) se ha fragmentado en ciudades-Estado de distintos orígenes y lenguas, destacando la presencia fenicia. Antes del siglo VIII a.C., Chipre es la única tierra realmente «colonizada» por los fenicios, ya que encontramos asentamientos fijos y consistentes desde el siglo X a.C. En este momento, los fenicios en el resto de mar Mediterráneo actuaban como mercaderes sin bases de apoyo consistentes y sin provocar ningún flujo migratorio. Sin embargo, toda esta situación cambia en el siglo VIII a.C.

Asentamientos fenicios en la isla de Chipre

Las colonias fenicias vs. colonias griegas

A partir del siglo VIII a.C. empiezan a aparecer colonias fenicias en algunas zonas del Mediterráneo, cuyas fechas de fundación nos han llegado gracias a dos fuentes de conocimiento principales: las investigaciones arqueológicas y la tradición historiográfica griega. ¿Qué tiene que ver la Antigua Grecia en esto? Pues que la colonización fenicia es un proceso paralelo al de la colonización griega, tanto por su cronología como por sus formas, ya que la griega también pasó por una fase precolonial de comercio y navegación.

Comparando ambas formas de colonización, hay que decir que los colonos fenicios se habrían adelantado a los griegos en algunas zonas, y viceversa, pero en general se trata de dos fenómenos rivales, cuyo resultado es un reparto entre fenicios y griegos de las costas y zonas de influencia en gran parte de la cuenca central y occidental del Mediterráneo.

Asentamientos fenicios en el sur de la península Ibérica

Causas de la fundación de las colonias fenicias

¿Qué es lo que cambia del siglo IX al siglo VIII a.C. para que se produjera este inicio de la colonización fenicia por el Mediterráneo? En primer lugar, cabe decir que las causas de este cambio hay que buscarlas en la situación en las tierras de origen de los colonos, en la situación de la tierra de destino, y en los recursos con los que se comercio. Veamos cada uno de estos aspectos más detenidamente.

En primer lugar, en las tierras del Mediterráneo occidental de los primeros siglos I milenio a.C., se produce un notable avance en lo que a estructuración política y crecimiento de la producción y el intercambio se refiere. Si los mercaderes fenicios de los siglos XI a IX a.C. operaban monopolizando los medios técnicos (es decir, los barcos y los conocimientos de los mercados), los del siglo VIII a.C. se tienen que enfrentar a unos interlocures mucho más consistentes y organizados. Con ellos no basta la simple llegada estacional de naves aisladas de comercio, sino que se requiere una mayor capacidad de presión e intervención directa en el mundo económico, político y militar de los territorios que quieren colonizar.

La Dama de Galera, figurilla fenicia del siglo VII a.C. hallada en la península Ibérica

La aparición de las colonias fenicias también nos está mostrando el paso de un estadio en el que se demandaban sobretodo metales a otro en el que se aprecian los recursos productivos agropastorales y la disponibilidad in situ de recursos de tierra y mano de obra abundantes para hacer frente a la pequeñez de la franja costera fenicia. Por último, en el país de origen debió haber algún motivo que indujera a los colonos a dejar su tierra natal y lanzarse a empresas prometedoras pero arriesgadas como la colonización mediterránea.

En el caso griego, por ejemplo, el flujo colonial estuvo relacionado con las luchas políticas internas y el ascenso de nuevas clases sociales que no encontraban su lugar en la saturada metrópolis. Veamos un ejemplo concreto para entender mejor el caso de la colonización fenicia. Por lo poco que sabemos de las relaciones entre Tiro y Cartago, la colonia no es una entidad política independiente de la metrópolis, sino que es dependiente, tal y como muestra el hecho de que Cartago, varios siglos después de su fundación, todavía pague un tributo a Tiro. A pesar de esta relación de dependencia originaria, la lejanía geográfica hará que las colonias acaben siendo independientes en la práctica.

Mapa de las rutas comerciales fenicias

Fenicios y cartagineses

Las colonias fenicias se concentraron en el oeste de Sicilia, en las islas de Malta y Pantelleria, en Túnez, en Cerdeña, en el archipiélago de Baleares y en el sur de la península Ibérica, siendo un sistema bastante compacto que abarcaba tanto zonas de poblamiento como puntos de apoyo estratégico para el control de las rutas marítimas. Con la rápida separación de facto entre las primeras colonias y la metrópolis, una de ellas, Cartago, dominó sobre las demás, convirtiéndose a su vez en metrópolis de un posterior flujo colonial, sobre todo en la costa africana este y oeste, y ampliando antiguas zonas fenicias como el sur de la península Ibérica o Cerdeña.

Los fenicios, desde sus puestos avanzados coloniales, prosiguieron su exploración de tierras cada vez más lejanas, en busca de rutas y recursos nuevos. Esto es todavía hoy objeto de mucho debate, ya que valiosas fuentes antiguas hablan de que los fenicios de la metrópolis lograron la circunnavegación del continente africano por encargo del soberano egipcio Necao II en torno al año 600 a.C., aunque no se cuenta en la actualidad con fuentes fiables que demuestren la historicidad de este viaje. Por otro lado, los periplos cartagineses no confirmados históricamente hablando son los de Himilcón (mediados del siglo V a.C.), que habría llegado supuestamente hasta Inglaterra; y el de Hannon (último tercio del siglo V a.C.), que habría llegado hasta el golfo de Guinea.

Aníbal Barca, uno de los personajes más conocidos de la Historia de Cartago
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