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El «independentismo» en la antigua Roma

Artículo sobre el imperio galo escrito por Iván Moreno Martín, graduado en Historia.

Introducción

En el presente artículo trataremos los principales elementos «independentistas» que sufrió el Imperio Romano en el siglo III d.C. Tenemos que tener presente que el hecho de que se produzca una ruptura del territorio no es un invento de hoy en día (tampoco del Imperio Romano). Las divisiones del territorio de un país, imperio o reino es un fenómeno atemporal, producto de una deriva histórica de una región o personajes. A continuación, apreciaremos como la omnipotente Roma no fue ajena a este tipo de fenómenos.

La crisis del siglo III en el Imperio Romano

La anarquía militar

Debemos percatarnos que el Imperio Romano del siglo III d.C. es muy diferente al del inicio del imperio, en el siglo I d.C. Nos encontramos ante un imperio con graves problemas financieros, una presión de pueblos extranjeros y una crisis política. No vamos a analizar en este artículo los diversos problemas del Imperio Romano, dado que entraríamos en el debate de si el sistema entro en crisis en todos los aspectos o experimentó una serie de transformaciones. En el aspecto político sí que podemos usar con mayor libertad la palabra crisis, debido a que es lo que hubo durante varios años a mediados del siglo III d.C.

Mapa de las principales divisiones del Imperio Romano en el siglo III de la era, incluyendo el Imperio Galo

Al periodo que sigue a la muerte de Alejandro Severo (208-235 d.C.), último emperador de la dinastía Severa, se le conoce como Anarquía militar. Dicho periodo abarcó hasta la llegada al trono de Claudio II (213 – 270 d.C.) en el año 268 d.C.  Durante estos años, diversos generales tomaron el cetro imperial para sí, y surgieron usurpadores a lo largo y ancho de todo el imperio. En los años posteriores al 268 d.C., los emperadores de Roma trataron de atajar la mayoría de estas rebeliones a la vez que se ocupaban de defender las fronteras del imperio.

El vacío de poder en Roma

En una serie de artículos, empezando por esté, apreciaremos dos de los intentos «independentistas» más populares dentro de la civilización romana: el Imperio Galo y el Reino de Palmira. Ambos entes surgieron para rellenar el vacío de poder causado por la muerte del emperador Valeriano I (200 – 260 d.C.) a manos de los persas, tras una fallida campaña del emperador romano iniciada en el año 254 d.C. Tras la derrota en el campo de batalla, Valeriano I tuvo la mala fortuna de ser el primer emperador romano capturado por un monarca extranjero. La leyenda dice que le hicieron tragar oro fundido y que era tratado como un trofeo por el monarca sasánida Sapor I (215 – 272 d.C.).  Pero un trato tan humillante y cruel a un monarca (un igual) parece poco realista.

El hijo de este, Galieno (218 – 268 d.C.), logró mantenerse en el poder hasta el 268 d.C. Durante estos años intentó hacer frente a las rebeliones, como la de la Galia y Palmira, y a la presión externa de los pueblos germanos. No pudo abarcar todos los frentes y finalmente fue asesinado víctima de un complot contra él, nada raro en esta época.

Mapa en inglés del Imperio Galo (Mapasimperiales.com)

Evolución del Imperio Galo

Origen del Imperio Galo

Como venimos exponiendo, una de las sublevaciones fue la del Imperio Galo, que ocupó una gran parte de las provincias occidentales de Roma. Debemos apreciar que, debido a la inestabilidad reinante durante estos años, la figura del emperador no podía estar en todos lados. Es debido a los problemas del emperador para ejercer su control y poder en las fronteras occidentales lo que convenció a las legiones del Rin a elegir a uno de sus generales como emperador. Los legionarios acabaron con Salonino (242-260 d. C.), que era el César dejado por Galieno para los asuntos del entorno de la Galia. Esto fue porque éste estaba intentando rechazar una invasión germana a Italia.

El nuevo emperador fue Póstumo (– 269 d. C.), primer gobernante de un imperio que perduró durante catorce años. Y lo hizo con unas instituciones similares a las del Imperio Romano. Por ejemplo, tenían su Senado, sus cónsules, sus gobernadores e incluso llegaron a acuñar moneda. La capital de este nuevo imperio estuvo situada en Colonia, y en otros periodos, en Tréveris.

Relieve en el que se muestra a Sapor I a caballo y Valeriano I arrodillado

La consolidación del Imperio Galo

En el momento de la sublevación, el imperio galo tuvo su centro en las provincias de Germania Inferior y Bélgica, y luego se expandió por el resto de provincias galas, y también por Britania e Hispania. Mientras Póstumo consolidaba su poder e instituciones, Galieno solventaba sus problemas en Italia. Aunque una vez intentó atacar a Póstumo y recobrar las provincias más occidentales del imperio, los dos principales intentos acabaron en fracaso. Esto provocó que Galieno tuviera que reconocer a Póstumo como emperador.

Algunas de las reformas más significativas fueron la mejora de las defensas del Rin, con un sistema conocido como “defensa en profundidad”. Trató de impulsar la economía y vida de las ciudades, que se había visto reducida por los diversos problemas que las aquejaban. Su reinado de un total de 8 años fue muy productivo, aunque no pudo evitar, al igual que muchos de sus homólogos del Imperio Romano, que sus soldados acabasen con su vida. Esto se debió a que, tanto Póstumo como su hijo Póstumo II (– 269 d. C.), que estaba vinculado al trono, estaban sofocando la revuelta de Leliano (gobernador de Germania Inferior). Tras acabar con ella sus soldados se volvieron a rebelar contra él y lo asesinaron. Posiblemente esto pudo estar relacionado con el hecho de que las tropas no recibieron la paga o el botín esperado tras la primera sublevación.

Áureo con la imagen de Póstumo I

Decadencia del Imperio Galo

A Póstumo le sucedieron una serie de emperadores que nunca alcanzaron ni el poder, ni su duración en el cargo. Estos fueron: Mario (–269 d. C.), Victorino I (–271 d. C.) (asociado con su hijo Victorino II) y Tétrico I (–271 d. C.) (asociado con su hijo Tétrico II). Durante estos reinados la influencia del Imperio Galo fue decreciendo paulatinamente. El caso más representativo es de las provincias de Hispania que regresaron al poder central de Roma entorno al año 269 d. C.

Finalmente, en el año 274 d. C., Tétrico I y su hijo Tétrico II claudicaron ante el emperador de Roma, Aureliano (214-275 d. C.). Este regresaba victorioso de Oriente y estaba poniendo sus ojos en recuperar las provincias occidentales. No hay registro de alguna batalla o conflicto entre Aureliano y las legiones de Tétrico. Es posible que, temerosos de no poder mantenerse en el poder, estos emperadores galos decidieran entregarse a Aureliano, que les perdonó y disfrutaron por ello de una vida tranquila. Aunque tuvieron que desfilar en el triunfo celebrado por este en Roma como trofeos.

Conclusiones

Los días del Imperio galo habían llegado a su fin. El imperio surgió ante la ausencia de un emperador y un poder central lo suficientemente capacitado para hacer frente a todos los problemas, en especial los externos. En el momento en que surgieron figuras fuertes como la de Aureliano, y posteriormente Diocleciano, estas situaciones fueron menores. Aunque continuará habiendo rebeliones y usurpaciones hasta el fin de los días del Imperio, no hubo ninguna secesión tan importante y de tanta duración como la del Imperio Galo y Palmira. Pero al final siempre nos quedaremos con los irreductibles galos.

Moneda que representa al emperador Aureliano derrotando al reino de Palmira

Bibliografía

GIBBON, E. (2003): Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano. Debolsillo, Barcelona.

HIDALGO DE LA VEGA, M. J. (2017): “Zenobia, reina de Palmira” Historia, mito y tradiciones”, en Florentia iliberritana: Revista de estudios de antigüedad clásica, 28, pp. 79-104.

SANCHO GÓMEZ, M. P. (2009) “Legiones rebeldes y su destrucción premeditada el caso de Tétrico, Emperador Gálico, comparado en las fuentes”, en Lucentum, 28, pp. 157-168.

WATSON, L. (1999): Aurelian and the third Century. Rouledge, London.

Artículo escrito por Iván Moreno Martín, graduado en Historia.

Para saber más


       Iván Moreno Marín es graduado en Geografía e Historia por la Universidad de la Rioja (UR). Ha estudiado el máster de Estudios Históricos Avanzados en la especialidad de Historia Antigua por la Universidad de Sevilla(US). Actualmente se encuentra estudiando el máster de Profesorado de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato en la UR. Es un apasionado de la historia y la navegación, en el mundo antiguo especialmente.

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