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Las reformas del reinado de Filipo II

Introducción

Después de la muerte del rey Perdicas III (aprox. 365 – 360 a.C.), los enemigos del reino de Macedonia, tanto ilirios como peonios, y hasta los atenienses, vieron la oportunidad perfecta para invadir el país. Lo que no podían esperar era que su hermano y sucesor, Filipo II de Macedonia (360 – 336 a.C.), liberara Macedonia de todos sus enemigos y expandiera su territorio en menos de una década. Estas triunfales victorias se lograron gracias a una serie de profundas reformas en diversos aspectos del mundo militar del reino. El aumento del número, la técnica y la disciplina de los combatientes, la mejora de las relaciones internas en el ejército, y, sobre todo, la creación de la falange macedonia, dieron al reino la estabilidad y la fuerza necesaria para formar el germen de uno de los mayores imperios de la Antigüedad.

Busto en mármol de Filipo II de Macedonia

La revolución militar de Filipo II

Desde el siglo VII a.C., el hoplita griego era el soldado que indiscutiblemente tenía el dominio de los campos de batalla. No obstante, las guerras que tuvo que librar Filipo II contra los ejércitos que amenazaban la independencia de Macedonia le hicieron aprender una serie de lecciones que, al aplicarlas a su ejército, provocaron una revolución de la estrategia militar y el armamento. Como consecuencia, Macedonia pasó a ser la mayor potencia militar del sudeste de Europa en muy poco tiempo.

Aunque es cierto que algunas de estas reformas solo fueron mejoras de planteamientos anteriores, las mayores innovaciones fueron hechas por Filipo II. Por ejemplo, ya en el 397 a.C. Dionisio I de Siracusa había demostrado el potencial que tenían las catapultas a la hora de realizar un asedio. Sin embargo, fue Filipo II el primero que introdujo las nuevas y mejoradas catapultas de torsión, que eran mucho más potentes y efectivas. A esto debemos añadir el uso que hizo de las máquinas de asedio, En el terreno de la caballería, Filipo II aumentó en gran medida el número de los hetairoi, la caballería de élite formada por los hijos de los nobles, de tal modo que al inicio de su reinado eran unos 600 (divididos en cuatro escuadrones de ciento cincuenta jinetes cada uno) y al final de su reinado eran 2800.

Ilustración de la caballería de élite macedonia (Arrecaballo)

La fortaleza interna del ejército macedonio

Otra de las características de la estrategia militar aplicada por Filipo II fue la integración de los pueblos conquistados al ejército macedonio. De este modo, entre las tropas de Filipo II se podían hallar jinetes tesalios, contingentes tracios, peonios e ilirios, mercenarios griegos… En el caso de su hijo, Alejandro Magno, la incorporación de tropas persas causó más problemas que ventajas, ya que los macedonios estaban ofendidos por tener que compartir el privilegio de estar al servicio de Alejandro con los que ellos consideraban bárbaros incivilizados.

Estos problemas de convivencia pueden comprenderse mejor si tenemos en cuenta las reformas de Filipo II orientadas a fortalecer los lazos internos que unían a los soldados, sus comandantes, y el propio rey. Por un lado, el propio Filipo II compartía las dificultades y peligros de cada batalla con sus hombres, lo que le causó numerosas heridas a lo largo de los años (entre ellas la pérdida de un ojo, en el 354 a.C.). Por otro lado, concedió un nuevo título a los soldados rasos, llamándolos pezhetairoi, una medida que simbolizaba una equiparación social con los nobles de la caballería, es decir, que eran amigos personales del rey.

Además, los nuevos territorios y recursos conseguidos por Filipo II lo hicieron un rey muy generoso, por lo que todos los seguidores no solo estaban bien pagados sino que eran recompensados con extensas parcelas de tierra. De esta manera, el soberano macedonio pasó de tener un ejército que solo trabajaba fuera de la temporada agrícola a crear un ejército leal dedicado por tiempo completo a engrandecer el reino de Macedonia.

Ilustración del momento en el que Filipo II de Macedonia pierde el ojo derecho (Anábasis Histórica)

La creación de la falange macedonia

Más allá de estas mejoras, la auténtica revolución militar llevada a cabo por Filipo II fue la reorganización de las tropas de infantería para la creación de la falange macedonia, gracias a la cual el ejército macedónico ganó una capacidad de maniobra y de escolta que lo hizo superior a sus enemigos. Al igual que en la leva tradicional, las seis divisiones de la nueva falange macedonia eran reclutadas entre las divisiones territoriales del país, pero con la diferencia de que ahora fueron provistas de nuevas armas y un nuevo papel en la batalla. Además, se incrementó notablemente el número de estos soldados: al principio de su reinado eran unos diez mil, y al final de su reinado eran más de veintisiete mil.

La unidad básica de la falange macedonia era el syntagma, integrada por dieciséis filas de dieciséis hombres. Cada uno de estos soldados llevaba un casco de metal, un pequeño escudo, una espada corta, una coraza de lino o metal, y grebas. No obstante, su principal arma era una enorme lanza, la sarissa, de hasta seis metros de largo y siete kilos de peso, que permitía al falangista que la llevaba con las dos manos asestar el golpe al enemigo antes de que éste se acercara y pudiera utilizar sus armas cortas.

Ilustración de una falange macedonia (Arrecaballo)

Filipo II acababa con la principal ventaja táctica de sus enemigos griegos: la capacidad de concentrar frente al enemigo una formación cerrada de hoplitas. De esta manera, inutilizaba a los hoplitas griegos, ya que la falange macedonia y sus sarissas podían destruir su formación. Así, algunas de sus batallas contra los griegos las ganó simplemente por las oportunidades generadas de la incapacidad de los griegos por repensar su estrategia militar. Una vez que los falangistas rompían la cerrada formación hoplita, la caballería asestaba los golpes de gracia.

Bibliografía

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