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El final de la Dinastía Saíta en Egipto

Artículo sobre el Egipto Saíta escrito por Álvaro Comes Cervera, graduado en Historia.

Introducción a la Dinastía Saíta

La Dinastía Saíta, o periodo saíta, es una de las fases que los historiadores utilizan para dividir el Periodo Tardío o Baja Época de Egipto, que se prolonga entre los años 664-332 a.C., culminando con la conquista de Alejandro Magno. Dentro de esta época, el Egipto Saíta duraría entre los años 664-525 a.C., finalizando con la conquista persa.

Egipto venía de varios siglos de división, el Tercer Periodo Intermedio, en el cual el sur del país lo gobernaban los reyes Nubios de la dinastía XXV (su gobierno comenzó hacia el año 750 a.C.). En el delta del Nilo destacaba la ciudad de Sais, la cual había adquirido mucha importancia por su potencial comercial. Esta capacidad impulsó la creación de unas élites que trataron de liberar a Egipto de la invasión nubia, hasta el punto de declarar una dinastía que finalmente fue derrotada en torno al año 714 a.C., cuando el rey nubio Shabaqo quemó a Boccoris, que fue proclamado rey por las élites del Bajo Egipto. Sin embargo, estos sucesos no debilitaron a estas élites del delta del Nilo y fueron los primeros en oponerse a la ocupación de Asiria iniciada en el año 671 a.C.

Cronología y principales soberanos egipcios de la Baja Época (Ian Shaw)

Psamético I comenzó a reinar en el Bajo Egipto bajo vasallaje de Asiria en el año 664 a.C. y, aprovechando el inicio de una guerra civil en el Imperio Neoasirio, se independizó de facto de su influencia y emprendió una campaña para reunificar Egipto. Se considera el año 656 a.C. como una fecha válida en la cual considerar a Egipto reunificado, pues Psamético I pudo forzar a la esposa divina de Amón, que era Kushita, a adoptar a la hija de Psamético I y proclamarla heredera de ese cargo. Para aquel entonces Egipto ya tuvo que estar reunificado pues ese cargo se realizaba en Tebas.

El periodo Saíta lo podemos considerar un periodo de esplendor en el antiguo Egipto, debido a que tuvo una enorme actividad constructora, de la cual apenas conservamos restos debido a que esta se centró en las ciudades del delta del Nilo y a que la humedad ha provocado que apenas se conservaran hasta nuestros días.

La política exterior de estos faraones saítas al principio estuvo enfocada en mantener alejadas las posibles amenazas para Egipto. Podemos ver sobre todo los esfuerzos de Egipto entre los años 614-608 a.C. de evitar la caída de Asiria, la cual estaba al borde del colapso ante el empuje babilónico. Los egipcios veían a Babilonia como una futura amenaza mientras a Asiria la veían como una potencia decadente pero necesaria de conservar, así podía mantenerse como contrapeso al auge babilónico y alejar su amenaza de Egipto. Durante estas campañas los hebreos del Reino de Judá atacaron a los egipcios, pero su rey Josías murió en combate y su hijo Joacaz fue hecho prisionero a posteriori, colocando a Joaquín como rey de Judá en el 608 a.C.

Psamético I oferente en una tumba de la necrópolis tebana

Esta política exterior acabó en el año 605 a.C. cuando en Karkemish los babilonios aplastaron al ejército egipcio forzándolos a retirarse de Oriente Próximo. Sin embargo, la creación de una gran flota permitió a Egipto mantener un gran potencial en el mediterráneo oriental.

El Egipto Saíta: el reinado de Apries

Apries llegó al poder en el año 589 a.C. como heredero de una política exterior complicada. Su padre Psamético II intentó reavivar la política intervencionista en Oriente Próximo tratando de someter como vasallo al Reino de Judá, con la intención de tenerlo como estado tapón frente a la amenaza babilónica. En cambio, Apries cambió en esta región la política de mantenimiento del equilibrio por una de hostigamiento y guerra contra Babilonia con la intención de derrocarla. Los egipcios sabían la amenaza que suponía para Babilonia la expansión de los Medos (el futuro Imperio Persa), y aunque suponía romper el equilibrio en la región, Apries prefería derrocar a los babilonios tanto por tierra ayudando a Judá a defender Jerusalén como por mar instigando a las ciudades fenicias a la rebelión usando su poderosa flota.

Sin embargo, esta política acabo fracasando. La ciudad de Tiro reconoció la soberanía babilónica y Jerusalén fue conquistada y arrasada por Nabucodonosor II en el año 589 a.C. cayendo el Reino de Judá. No planeó conquistar Egipto porque no podía destinar los recursos suficientes debido a las amenazas en otras fronteras. No obstante, lanzó una breve campaña derrotando a los egipcios, quizás con la intención de mostrar fuerza y de advertirles sobre las consecuencias de intervenir en sus territorios.

Esfinge que representa al faraón Apries, actualmente en el Museo del Louvre

Apries fracasó en su política exterior en Oriente Medio, lo que le granjeó impopularidad y algunas rebeliones internas como la de la guarnición de la isla de Elefantina en la frontera sur. Sin embargo, su final fue la desastrosa campaña apoyando a las tribus libias contra la ciudad de Cirene. Esta derrota egipcia fue tan sonada que el ejército egipcio, con Amasis a la cabeza, derrocaron al faraón y lo ejecutaron en torno al año 570 a.C.

El Egipto Saíta: el reinado de Amosis II

Amasis se proclamaría faraón bajo el nombre de Ahmose/Amosis II, siendo el segundo faraón en la historia egipcia en llevar este nombre. Amosis II tuvo que enfrentarse a la problemática política exterior heredada de Apries y a un Estado muy debilitado por las campañas infructuosas y las rebeliones internas, como la de las guarniciones fronterizas con Nubia en el 585 a.C.

Amosis II resultó ser un faraón hábil en el campo diplomático estableciendo unas relaciones cordiales con Babilonia y dando su apoyo a los griegos de Cirene contra los libios. Fomentó la inmigración de comerciantes griegos, a los que concedió la ciudad de Naucratis como enclave comercial. También consiguió que Chipre se convirtiera en un Estado tributario de Egipto y las relaciones con los griegos fueron muy cordiales. No obstante, los peores temores de Egipto se cumplieron. Tras varias décadas de política exterior buscando mantener el equilibrio en Oriente Medio, Ciro II el Grande fundó el Imperio Persa y conquistó la península de Anatolia y prácticamente todo Oriente Medio, de tal modo que Egipto era su siguiente objetivo.

Escultura que representa al faraón Amosis II

La conquista persa de Egipto

No sabemos si lo comentado a continuación sucedió, o es una leyenda creada por los persas y difundida por el historiador Herodoto de Halicarnaso y por Ctesias de Cnido. El suceso que nos comentan estos historiadores es que Ciro el grande pidió a Amosis II el casamiento de una de sus hijas con el príncipe heredero de Persia, Cambises. Amosis II era consciente de que si enviaba una de sus hijas a Persia se convertiría en una concubina y no deseaba esa situación. Entonces, decidió cometer una argucia contra los persas, enviando como si fuera hija suya a la hija de Apries, Nitetis. Esta argucia fue descubierta, pues Nitetis se lo contó a Cambises, lo que provocó que invadiera Egipto ya como Rey de Reyes en el año 525 a.C.

No obstante, para ese año Amosis II ya había fallecido y estaba en el poder su hijo, Psamético III. Cambises le derrotó en la batalla de Pelisium y conquistó Egipto proclamándose a posteriori como faraón. Egipto era un país muy rebelde contra las potencias extranjeras que alguna vez lo ocuparon y esto seguramente los persas lo sabían. Sea verdad o no sea verdad lo que sucedió con Nitetis, los persas utilizaron este argumento para legitimar a Cambises como heredero al trono de Egipto.

Ilustración sobre la batalla de Megiddo entre Egipto y el Reino de Judá año 609 a.C. (Alchetron)

Modificaron la línea genealógica de Cambises ubicando a Ciro el Grande como su padre y a Nitetis como su madre en lugar de su esposa. Nitetis, al ser hija de un faraón como Apries, daría la legitimidad a Cambises de reclamar el trono de Egipto que arrebataron al que, siguiendo esta argucia, sería su abuelo, Apries. Realidad o leyenda, lo cierto es que Cambises logró hacerse con el trono egipcio mediante su poderoso ejército y se proclamó faraón, comenzando así el periodo de dominación persa y dando por finalizado el periodo saíta.

Bibliografía

CASSINI.E, BOTTÉRO.J, VERCOUTTER.J.: Los imperios del antiguo Oriente. III. La primera mitad del primer milenio. Siglo XXI Editores S.A., Madrid. 1982.

FERNANDEZ J.J.: Historia de Egipto. Manetón. Akal, Madrid. 2008.

HERODOTO.: Historia. Libros I-II, RBA coleccionables S.A., Barcelona. 2006. Traducción y notas de Carlos Schrader.

-, Historia. Libros III-IV, RBA coleccionables S.A., Barcelona. 2006. Traducción y notas de Carlos Schrader.

SCHULZ. R.: Egipto. El mundo de los faraones. Ed. Konemann, Potsdam. 1998

Artículo escrito por Álvaro Comes Cervera, graduado en Historia.

Para saber más


       Álvaro Comes Cervera es graduado en Historia por la Universidad de Valencia (2013-2017). Es colaborador habitual en la sección de Historia del diario digital “EsDiario”. Sus intereses se centran en la Historia Antigua, Historia moderna de España y la Historia de la Ciencia en general. Es el autor del recién creado canal de Youtube “Proyecto historia”, centrado en la divulgación histórica a niveles generales.

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