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Historia de los samuráis de Japón

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Artículo escrito por Álvaro Comes Cervera, graduado en Historia

Introducción

Los samuráis japoneses son uno de los guerreros históricos más conocidos en la cultura popular. Su representación en películas como “El último samurái” o en videojuegos como “Ghost of Tsushima” hace de este guerrero uno de los más famosos. Sin embargo, a pesar de esta gran expansión cultural, nos encontramos bajo una visión sesgada de la realidad de esta élite militar en la que predomina la visión de un guerrero que sigue un código, es educado, leal y dispuesto a morir por una causa.

Esta visión romántica surgió en el periodo Edo (1603-1868). Fue en esta etapa cuando Japón vivió una época de relativa paz, pues no hubo ningún conflicto a gran escala y estos guerreros no pudieron desenvolverse en los campos de batalla. Al dedicarse al ocio, la caligrafía y las artes comenzaron a difundir de forma nostálgica visiones de sus antepasados que distorsionaron nuestra realidad sobre ellos. Quizás, uno de los aspectos más desconocidos por parte del público general es el desarrollo histórico de estos guerreros, es decir, cuál fue su origen, cómo alcanzaron el poder y las causas de su desaparición. A continuación, vamos a acercarnos un poco más a esta faceta de los samuráis japoneses.

Fotografía de guerreros samuráis de la provincia de Satsuma durante la Guerra Boshin (Fuente: Wikimedia Commons)

Origen de los samuráis japoneses

Es muy difícil determinar el origen exacto de los samuráis japoneses. La aparición de soldados o bushi sucede en el periodo Yayoi (300 a.C. – 250 d.C.) ante la llegada del cultivo del arroz de forma masiva. Cuando había una buena cosecha los asentamientos podían almacenar los excedentes, lo que requería de un grupo de personas que lo defendieran de otras poblaciones que, por sufrir déficit de provisiones, trataran de robarlo.

Poco a poco, estas pequeñas agrupaciones de personas se irán juntando en una especie de protoestado japonés, el cual conocemos como Yamato (que abarca los actuales periodos Kofun (250-538), Asuka (538-710) y Nara (710-794).

En esta época la frontera oriental de Honshu (isla principal de Japón) se encontraba muy fortificada y en constante conflicto. En la zona vivían los emishi, es decir, el conjunto de personas que habitaban el archipiélago nipón desde la prehistoria y que estaban siendo conquistados y desplazados hacia el norte por este protoestado que se estaba formando. En este conflicto casi permanente podemos encontrar los primeros indicios de lo que serán los samuráis.

Haniwa que representa a un guerrero en el periodo Kofun (250-538) (Fuente: Wikiwand)

Los emishi aplicaban una guerra de guerrillas mediante caballería que hacía inútil la infantería pesada que empleaban los nipones, surgiendo aquí las primeras unidades de caballería con arco y flecha. De hecho, los samuráis combatían de esta forma. En el año 794, estos guerreros se convirtieron en la fuerza militar japonesa al desaparecer el reclutamiento obligatorio y convertirse en los garantes de la seguridad en las provincias rurales.

Los samuráis japoneses en el poder

El hecho de convertirse en las personas que disponían de la fuerza militar hizo que los samuráis japoneses fueran alcanzando cada vez más puestos de poder. La amenaza se cernía sobre Kyoto, por parte de los templos budistas, que disponían de sus propias fuerzas armadas, lo que hizo que algunos clanes militares fueran llamados a la protección de la capital. Con esto obtuvieron prerrogativas y en el siglo XII ya disponían de una influencia notable ente la aristocracia.

Es en este momento cuando los miembros de dos clanes van a intervenir de forma abierta en un conflicto militar: los Minamoto y los Taira. En 1156 estalló la rebelión Hogen, en la que se enfrentaron el emperador Go-Shirakawa (1155-1158 / emperador enclaustrado hasta 1192) y el emperador enclaustrado Shutoku (1123-1142/ emperador enclaustrado en los años 1156-1158).

Panel del siglo XII en el que se representa una escena de las guerras Genpei (Fuente: Wikimedia Commons)

Cabe aclarar que un emperador enclaustrado consistía en la abdicación del monarca en favor de un hijo suyo muy joven para retirarse mayoritariamente a un monasterio. En este proceso se disponía de más tiempo libre, alejado de protocolos y rituales, lo que permitía rodearse de buenos asesores e influir sobre el emperador reinante; era una forma de gobernar en la sombra.

El shogunato en Japón

En esta coyuntura los samuráis japoneses intervinieron en el conflicto en ambos bandos y con un resultado muy favorable, ya que vieron como su poder era el que decidía quien gobernaba. Entre los años 1159-1160 estalló la rebelión Heiji en la que se impusieron los Taira, con Taira-no-Kiyomori (1118-1191) instalado en el poder. Así, era la primera vez que un samurái gobernaba Japón, aunque todavía no podemos hablar de gobierno samurái.

Fue tras las guerra Genpei (1180-1185), con la victoria de los Minamoto, cuando ya vemos un gobierno militar o Shogunato (también conocido como Bakufu), el cual, poco a poco, irá reemplazando a la corte imperial de Kyoto. Este sistema estaba dirigido por el Shogun, la mayor autoridad militar de Japón, su adjunto o vice-shogun y un consejo de samuráis vasallos directos del gobernante.

A nivel regional nos encontramos con los gokenin, con sus recaudadores de impuestos (los Jito) y sus gobernadores militares (los Shugo, posteriormente conocidos como daimio).

Taira no Kiyomori, primer samurái en alcanzar el poder en Japón (Fuente: Wikimedia Commons)

Este sistema, con algunos cambios a lo largo de su historia, se mantendrá vigente prácticamente hasta 1868 con la restauración Meiji. Algunos fueron la restauración Kenmu (1333-1336) y el derrocamiento del shogunato en 1573 por parte de Oda Nobunaga (1534-1582). Cabe decir que este último también fue un gobierno militar samurái y sentó las bases de la legislación posterior. En 1603, con el inicio del Periodo Edo (1603-1868) se restableció el shogunato.

El final de los samuráis japoneses

El Periodo Edo fue el más pacífico de la historia nipona. A excepción de una rebelión cristiana en el año 1637 y pequeñas insurrecciones campesinas, Japón no padeció ninguna guerra civil ni tampoco una agresión externa.

Como el gobierno y los señores locales necesitaban mantener un ejército por si acaso, a los samuráis japoneses se les pagaba un estipendio que les permitía vivir cómodamente. De hecho, gracias a esto podemos ver cómo estos guerreros se convirtieron en la clase intelectual más grande en esta etapa de la historia nipona.

Estatua de Saigō Takamori, considerado como el último samurái, en el Parque Ueno de Tokio (Fuente: Wikimedia Commons)

No obstante, lo que parecía una época de bonanza y paz desembocó a largo plazo en el colapso del sistema. El gasto cada vez era más alto y las deudas subían, lo que terminaba repercutiendo en recortes en los ingresos de la clase militar. A su vez, aunque inicialmente reaccionaron de forma comprensiva, los guerreros comenzaron a mostrar un incipiente descontento con sus señores feudales.

Muchos se empobrecieron hasta el punto de vivir en la miseria, otros trataron de complementar su bajo estipendio mediante la agricultura o la artesanía y algunos se emparentaron con familias de comerciantes. Estos últimos habían experimentado un enriquecimiento notable en esta época.

Con la reaparición de los occidentales en 1853, el shogunato se dividió entre los que querían mantener su aislamiento y los que querían abrirse al mundo, debilitando así la institución. Desde finales del siglo XVIII habían aparecido corrientes que abogaban por devolver el poder al emperador; ahora, este pensamiento se plasmó a la realidad. Finalmente, tras la guerra Boshin (1868-1869), el restablecimiento del poder imperial se efectuó.

Estatua de Kusunoki Masashige en Tokio, un samurái de suma importancia en las guerras Nanbokuchō (Fuente: Wikimedia Commons)

El emperador Meiji (1868-1912) comenzó a desarticular el sistema feudal disolviendo el shogunato y haciéndose con el poder de los territorios en manos de los daimios. A los samuráis les retiró sus funciones al establecer el servicio militar obligatorio en 1873 y los integró en la nueva sociedad mediante un plan de ayudas en el que muchos fueron incorporados en la nueva administración.

Aun así, entre 1873 y 1877 hubo algunos levantamientos de samuráis japoneses, de diferente índole y descontento con el nuevo gobierno. El último alzamiento fue el de Satsuma, en el que los guerreros de Saigo Takamori (1828-1877) fueron derrotados, poniendo punto y final a la existencia de la clase samurái e implicando su entrada en la historia, la cultura popular y la leyenda.

Bibliografía

Almarza, R. (2018). Breve historia del Japón feudal. Madrid: Nowtilus.

López-Vera, J. (2016). Historia de los samuráis. Asturias: Satori Ediciones.

Pérez Riobó, A., San Emeterio Cabañes, G. (2020). Japón en su historia : De los primeros pobladores hasta la era Reiwa. Asturias: Satori Ediciones.

Wert, M. (2019). Samurai: A Concise History. Oxford: Oxford University Press.

Wolfgang, S. (2006). Los samuráis. Madrid: Alianza Editorial.


       Álvaro Comes Cervera es graduado en Historia por la Universidad de Valencia (2013-2017). Es colaborador habitual en la sección de Historia del diario digital “EsDiario”. Sus intereses se centran en la Historia Antigua, Historia moderna de España y la Historia de la Ciencia en general. Es el autor del canal de Youtube “Proyecto historia”, centrado en la divulgación histórica a niveles generales.

Resumen
Nombre del artículo
Los samuráis, los guerreros más famosos del antiguo Japón
Descripción
¿Quiénes fueron los samuráis japoneses? ¿Quiénes fueron los samuráis más famosos? ¿Cómo evolucionaron a lo largo de su historia? ¿Por qué desaparecieron?
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