Que mejor que empezar a postear en este blog de Historia que con un análisis del papel que cumple las ciencias históricas y los historiadores en la realidad actual del siglo XXI.
La Historia es una ciencia que nos ayuda a analizar problemas del pasado. Su principal papel y función en la actualidad es comprender y buscar explicación y solución a los hechos del pasado, y a los problemas que hay en el presente. Como investigador que es, el historiador tiene el deber de acercarse y verificar la Historia. Para ello, el historiador tiene que tener unos conocimientos mínimos de economía, política, geografía, derecho, sociología y antropología.
La Historia es como una guía que nos permite entender y comprender a los otros, así como reflexionar de temas filosóficos, tales como la tolerancia. Nos ayuda a intentar comprender otras formas de pensar y otras culturas, y reflexionar sobre nosotros mismos. Si conocemos las bases culturales de otros lugares, el mundo se convierte en un lugar más interrelacionado, lo que es algo imprescindible en el mundo actual, muy complicado y globalizado.
El historiador debe utilizar las fuentes documentales verídicas para comprobar el pasado. En este aspecto, el siglo XXI trajo grandísimos avances en los medios de comunicación internacional y los medios de datación del pasado. Un buen historiador debe ampliar e interpretar correctamente las fuentes, así como desmontar sus abusos. Un problema que se presenta para el historiador del siglo XXI es la dispersión de las fuentes en muchas partes y formatos, y eso en un país descentralizado y monárquico como el nuestro. Por este motivo, se intenta recoger la mayor cantidad de fuentes posibles en el Archivo Histórico Nacional, que ha experimentado un grandísimo cambio en los últimos años gracias a las labores de digitalización de la colección de este Archivo.
La primera tarea que ha de cumplir todo buen Historiador ha de ser la Archivística, es decir, la búsqueda de fuentes documentales que hayan sido verificadas como buenas. Entonces, podemos empezar a desarrollar nuestro trabajo de investigación histórica seleccionando las fuentes según la temática del trabajo que queramos hacer. Hay que buscarle un sentido al pasado ya perdido a través de estas fuentes. No se trata de describir los hechos históricos de un escrito, sino de interpretarlos y seleccionar lo que es bueno y adecuado.