Introducción
La Edad de los Metales es un periodo de la prehistoria en el que se señala el fin del mundo del neolítico. Esta gran edad está marcada por tres fases: Edad del Cobre (también llamada Calcolítico), Edad del Bronce y Edad del Hierro. La primera fase, el calcolítico, está marcada por el inicio de la explotación de los minerales del que saldrá la metalurgia, un fenómeno funerario marcado por diversos complejos culturales, como el megalitismo o la cultura del vaso campaniforme, y la generalización de las fortificaciones. Hay tres grandes sistemas de enterramiento: la inhumación, la cremación y la incineración.
En la Edad del Bronce se distinguen tres sub fases: la Civilización de Unetice (1900-1500 a.C.); la Civilización de los Túmulos (1500-1250 a.C.); y la Cultura de los Campos de Urnas (1250-700 a.C.) En la tercera y última fase de la Edad de los Metales, la Edad del hierro, hay dos periodos: el Hierro inicial, marcado por el Hallsttat (finaliza en el siglo VI a.C.); y el segundo, marcado por el periodo de la Têne, que afecta a las poblaciones del Cáucaso como los kurganes.
Características básicas del megalitismo
Tradicionalmente, el término megalitismo se asociaba a enterramientos acompañados por grandes construcciones de piedra. En la actualidad se sabe que es un fenómeno funerario mucho más complejo. El megalitismo tuvo su desarrollo desde España hasta Suecia y desde el Atlántico hasta las Cícladas, desde 150 kilómetros al sur del Estrecho de Gibraltar hasta los países nórdicos. Todo ello desde la segunda mitad del VI milenio, lo que implica que permanecerá durante todas las últimas fases del Neolítico, el Calcolítico e inicios de la Edad del Bronce, lo que significa que duró más de 2.500 años.
Los monumentos megalíticos poseían una gran variedad de formas y tamaños, aunque se trata en términos generales de inhumaciones en fosas colectivas. Su desarrollo va a ser dilatado en el tiempo, por lo que se solapa con varios periodos culturales.
Tipos de construcciones del megalitismo
Los enterramientos del megalitismo están solapados con el territorio mediante grandes túmulos, y nos encontramos una gran variedad de construcciones, desde cuevas naturales a grandes sepulturas erigidas en el suelo, y los monumentos llamados tipo torre. Vamos a verlos un poco cada uno.
Entre las sepulturas erigidas desde el suelo, tenemos los tholos (tholoi en singular) en los cuales distinguimos una cámara y un corredor como partes diferenciadas. Son estructuras realizadas con mampostería, y protegidos con tubos que están rodeados por anillos. En muchos casos, el corredor está subdividido por puertas que delimitan los tramos, marcando los procesos de enterramiento. La cámara se caracteriza por contar con una falsa cúpula que se realiza por la aproximación del sistema de hilados. En algunos casos encontramos grandes necrópolis de tholoi, como la de la necrópolis de Los Millares, en Almería.
Encontramos las cuevas artificiales, que son estructuras funerarias que imitan la estructura general de tholos. Cuando la diferencia entre la cámara y el corredor no existe a nivel constructivo, sino que todo parece una misma cosa, se denominan sepulcros de galería, e igualmente están construidos con grandes losas, como la de la cueva de Menga, en Málaga.
En muchos casos, los enterramientos van asociados a pinturas rupestres, que van desde manifestaciones naturalistas a manifestaciones muy esquemáticas. En algunos casos, encontramos fusiones de los dos modelos, es decir, que en un mismo modelo encontramos una técnica de mampostería con otra técnica de grandes ortostatos, que es así como llamaos a las grandes losas de piedra. Nos podemos encontrar también con grandes monumentos, grandes túmulos, en cuyo interior encontramos más de una cámara funeraria.
La forma más simple de estructura megalítica es el dolmen, que es una cámara simple realzada con grandes losas siempre sin corredor. Por tanto, ordenando las estructuras megalíticas de más simple a más compleja, el orden sería el siguiente:
- Los sistemas de dolmen
- Los sepulcros de galería
- Los sepulcros de corredor, también llamados hipogeos.
- Los tholos
Además de estas manifestaciones más generales, encontramos todo un complejo de construcciones megalíticas más singulares, de las cuales las más características son los templos malteses, o las taulas y navetas de las islas Baleares. Además de esto, encontramos todo un conjunto de menhires que son piedras de grandes dimensiones erigidas en los caminos, y que sirven para marcar delimitaciones territoriales, y van desde formas simples a formas naturalistas. Estos menhires pueden estar aislados, o formando grandes alienaciones, como las de la zona de la Bretaña francesa.
Monumentos megalíticos famosos
Uno de los ejemplos más significativos de construcciones megalíticas es el dolmen de West Kennet (3.500 a.C.). Consta de un enorme pasillo de cien metros, compartimentado en cinco partes, y con una cámara funeraria al final del mismo. Según los últimos estudios, para llegar a construir algo así, se requeriría necesariamente la mano de obra de las personas de varias aldeas cercanas, lo que estaría implicando una jerarquización social. Otro monumento megalítico importante es el de Silbury Hill, colina artificial construida con tierra, piedra o madera. Tiene unos cuarenta metros de altura. Podría haber sido un observatorio o haber tenido una finalidad ritual.
Pero sin duda, el monumento megalítico más famoso de Europa, probablemente, es Stonehenge en Inglaterra. Es un complejo megalítico cuya construcción requiere todo un sistema de organización no entendible sin tener en cuenta la jerarquización de la sociedad. Stonehenge está constituido por grandes bloques rectangulares de piedra ordenados en círculo y formando dinteles.
Este gran monumento megalítico está situado en el centro de un terreno rodeado por una zanja bastante profunda alrededor de la cual, hacia el interior, hay 50 hoyos circulares formando una circunferencia o anillo en torno al monumento. La mitad de estas fosas, conocidas como fosas de Autrey desde el siglo XVII en honor a su descubridor, han sido excavados y marcados con cal. Estos hoyos parecen ser túmulos de enterramientos, sin urnas ni objetos funerarios, pero con señales de cremación, como si se hubiesen utilizado para determinados sacrificios o ceremonias. Es en el interior de este círculo donde se encuentra enclavado el conjunto arquitectónico de monolitos que forman el Cromlech de Stonehenge, el cual consta de dos partes: un círculo exterior que tiene un diámetro que supera los 100 metros y una construcción interior en forma de herradura.