Artículo sobre el ocio en el antiguo Egipto redactado por María González Rodríguez
Introducción
A menudo es difícil imaginarnos como podían divertirse las antiguas culturas sin todas las cosas de las que hoy disponemos para divertirnos, entretenernos y pasar nuestros días de ocio, pero la verdad es que los antiguos egipcios destinaban su tiempo libre a diferentes deportes y juegos, pues no todo podía ser trabajar de sol a sol. Lo malo es que muchas de las reglas de los juegos se han perdido en la memoria del tiempo, y no han llegado hasta nuestros días. En este artículo intentaremos acercarnos a los habitantes del país del Nilo y sus distracciones.
Ocio en el antiguo Egipto
Uno de los pasatiempos más extendidos, sobre todo entre la familia real y la élite era la caza de leones, leopardos y animales salvajes con flechas y arcos. A menudo el propio faraón participaba de estas cacerías. Si bien su figura estaba siempre protegida, esto demostraba fuerza y valor, por lo que también durante las ceremonias del Heb Sed solía enfrentarse a un toro, para demostrar su valía. La gente adinerada podía permitirse el lujo de comprar un boomerang, artículo extranjero que se utilizaba para la caza de aves. La gente del pueblo llano cazaba pájaros o pescaba con arpones, algo que normalmente se hacía en familia.
Como en otras muchas culturas, los ancianos eran fuente de sabiduría, y por ello eran respetados y escuchados. Lo más normal era que niños, jóvenes y adultos se reunieran alrededor de los ancianos que contaban historias, la mayoría de ellas con moraleja. De manera que no solo se enseñaba el respeto por los mayores, sino que estos aleccionaban a los más jóvenes sobre la vida, y cuando estos necesitaban consejo acudían a sus mayores.
Entre los deportes destaca la lucha libre, las peleas con palos o el tiro con arco, muy popular en el Antiguo Egipto, ya que era un deporte que juzgaba la precisión y la fuerza. Por ejemplo, se dice que Amenofis III era capaz de atravesar de un flechazo gruesos lingotes de cobre, aunque estuviera en un carro en movimiento. Había otros deportes populares como la natación, el atletismo o el lanzamiento de jabalina. Quizá el más curioso de todos ellos fuera un deporte que se jugaba con ramas de palmera con las que se intentaba golpear bolas de cuero repletas de papiros, algo que hoy asemejaríamos al hockey.
También tenían mucha importancia los juegos de azar, como los dados introducidos por los Ptolomeos, cuyas reglas han llegado hasta nuestro días. El mehen o “juego de la serpiente” consistía en un tablero redondo, con casillas y la cabeza de este animal en el centro. Había fichas de leones y leonas, y varias bolas rojas y blancas. Además se cree que jugaban a juegos de estrategia, que tenían gran reputación. Se cree que entre ellos estaba el Taw, que les llegó durante el periodo de ocupación de los hicsos (Segundo Periodo Intermedio).
El juego de mesa más popular en el Antiguo Egipto, y uno de los más antiguos que se conocen, es el juego del Senet, en el que se enfrentaban dos jugadores separados por treinta casillas. Cada jugador disponía de siete piezas, que iban moviendo según el número logrado al tirar dos dados en forma de palillos para intentar sacar cuanto antes sus piezas del tablero, y el que lo consiguiera ganaba. Se pueden encontrar diferentes variantes del mismo juego.
Por supuesto, no debemos de olvidarnos del cariño que tenían los egipcios por los banquetes, en especial aquellos grandes banquetes con comida, mucha cerveza, vino y música. Quizá era uno de sus pasatiempos favoritos, sobre todo para la gente de la élite, que no perdían la ocasión de celebrar un buen banquete. De hecho tenían dos diosas destinadas a las grandes fiestas: Menquet, la diosa de la cerveza, y Hathor, que además de ser la diosa del amor y la nutrición, era la diosa de la música, por lo que a veces se referían a ella como “Señora de la música” o “Dama de las cogorzas”.
El acompañamiento musical en los grandes banquetes era una forma de deleite para los comensales, que disfrutaban de músicos (la mayoría mujeres) que tocaban laudes, flautas, tambores y arpas, aunque estos instrumentos también eran tocados por ancianos ciegos. Las canciones, la mayoría de ellas de temática festiva, eran acompañados por bailarinas ligeras de ropa, y en ocasiones dos cantantes, uno de cada sexo.
Los niños, además de divertirse escuchando las historias de sus mayores, también pasaban gran parte del tiempo al aire libre. Puesto que o bien tenían una educación muy estricta si eran de la nobleza, o bien tenían que ayudar a sus padres en sus oficios, abandonaban la niñez con demasiada premura, pero aun así disfrutaban de la libertad de corretear entre sus mayores. Las niñas cantaban canciones de corro y danzaban o jugaban a un juego llamado el tiovivo o la estrella: consistía en que dos jóvenes se apoyaban sobre los talones y giran alrededor de otras compañeras, que las sujetan por las muñecas.
Los niños preferían los saltos y las carreras, al igual que las acrobacias. Asimismo, tenían juguetes como pelotas de arcilla, cuero o papiro, llenas de bolitas para hacerlas rodar y que sonaran a modo de instrumento, muñecas o pequeñas figuras de animalillos realizados en arcilla, además de pequeños juguetes de madera, como caballos o balancines, e incluso peonzas.
En una sociedad tan unida al río Nilo, no podían faltar los deportes acuáticos, en los que dos equipos se enfrentaban en “batallas navales”. También hacían regatas, en las que un equipo de remeros intentaba ganar a sus rivales.
Como podemos ver, los antiguos habitantes del país del Nilo disfrutaban a lo grande de sus momentos de ocio, ya fuera con deportes, caza, juegos de mesa o con banquetes y música. Lo cierto es que en una sociedad como la egipcia, con gran abundancia de comida y con momentos de ocio y diversión como los que hemos descrito en este artículo, entendían que su vida aquí era solo su vida mortal y esperaban que en el Más Allá, la vida fuera más o menos como la que tenían en el Egipto terrenal.
Artículo redactado por María González Rodríguez