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HISTORIAE

LUCHAS HITITAS POR EL PODER

Artículo sobre los hititas redactado por María Isabel Cubas Contreras, licenciada en Historia.

¿Quiénes eran los hititas?

El reino de los hititas se fundó a principios o mediados del siglo XVII a.C. en Anatolia (actual Turquía) y duró unos cinco siglos: durante el período conocido como Bronce Tardío/Reciente y hasta la llegada de los denominados “Pueblos del mar”, que arrasaron con esta civilización como si nunca hubiera existido. Los hititas no tenían un núcleo étnico común ni una lengua común, sino que eran una sociedad de carácter multirracial, formada por un cierto número de diferentes elementos étnicos (indoeuropeos, hattianos, hurritas, etc.) que hablaban un cierto número de lenguas diferentes, debido a la gran cantidad de prisioneros de guerra procedentes de las campañas militares.

El término “hitita” procede de unas pocas referencias bíblicas a un pueblo cananeo posterior a la Edad del Bronce denominado “hittim” (neo hititas). Los hititas se llamaban a sí mismos “Pueblos del País de Hatti”; es decir, nunca utilizaron ningún término étnico o político para designarse a sí mismos, sino que se identificaban a sí mismos por el nombre de la región en que vivían. Tras la destrucción del imperio hitita hacia 1200 a.C., aproximadamente, la cultura hitita perdurará en los llamados reinos “neohititas”, en el norte de Siria (siglos XII-VII a.C.). No sería hasta hace unos 200 años que esta civilización volvería a ser redescubierta por los historiadores, cuando el francés Charles Texier descubrió las ruinas de Hattusa, en el año 1834.

Mapa de los hititas y sus reinos vecinos
Mapa de los hititas y sus reinos vecinos

Las guerras civiles hititas

A lo largo de la Historia hitita las luchas dinásticas entre los miembros de la familia real fueron frecuentes, llevando a graves crisis durante las cuales la supervivencia de esta civilización estuvo en peligro, siendo las conspiraciones y asesinatos contra el rey algo habitual. El rey Telepinu intentó ponerle solución a estas disputas dinásticas mediante un Edicto en el que se establecieron las condiciones de acceso al trono.

Entonces yo, Telepinu, convoqué una asamblea en Hattusa (capital del reino hitita). Y desde entonces en Hattusa nadie hace daño a un hijo de la familia real ni desenvaina un puñal contra él. Debe ser rey un príncipe, hijo [de una esposa] del primer rango. Si no hay hijo del primer rango, debe ser un hijo del segundo rango. Pero si no hay hijo del rey como heredero, que se procure un yerno para la hija del primer rango, y éste será rey”.

Lucha entre Hattusili III y Urhi-Teshub

A la muerte del rey hitita Muwatalli II, famoso por haberse enfrentado al faraón Ramsés II en la batalla de Qadesh en 1274 a.C., le sucedería un hijo: el príncipe Urhi-Teshub (1272-1267 a.C.). Sin embargo, y a pesar del Edicto de Telepinu, las cosas no serían tan sencillas, por varios motivos: el hermano del difunto Muwatalli II, Hattusili, había ido adquiriendo un gran poder y prestigio en vida de su hermano; poco después de su entronización, Muwatalli confirió a su hermano la muy prestigiosa posición de Jefe de la Guardia Real, y le nombró gobernador de las Tierras Altas, de modo que el norte estuviese bien controlado mientras Muwatalli se preparaba para la guerra con los egipcios en el sur. Hattusili también fue nombrado rey en el País de Hakpissa, ciudad estratégicamente situada para poder controlar toda la región septentrional y mantener a raya al enemigo kaska.

Imagen combinada que muestra los movimientos militares durante las dos fases de la Batalla de Qadesh
Imagen combinada que muestra los movimientos militares durante las dos fases de la Batalla de Qadesh

Por otra parte, la madrastra del rey Muwatalli, Tanuhepa, probablemente habría intentado reivindicar el derecho al trono de alguno de sus hijos sobre el de Urhi-Teshub, hijo del rey y de una concubina o esposa secundaria. De manera que para asegurar la sucesión de su hijo Urhi-Teshub antes de marchar a la guerra, Muwatalli II llevó a la reina Tanuhepa a juicio y posteriormente la desterró de la capital, adelantándose a cualquier intento de conspiración o golpe de estado en su ausencia.

Como ya he dicho, Urhi-Teshub (que subió al trono como Mursilis III) no era un hijo de primer rango, puesto que su madre fue una concubina del harén de Muwatalli. Este hecho tuvo como resultado que su tío Hattusili se viera muy tentado a reclamar el trono para sí mismo, además de suponer una excusa para que algunos vasallos se levantaran contra él cuando ascendió al trono.

A pesar de su aparente lealtad, para un hombre como Hattusili debió de resultar muy duro aceptar quedarse a un lado mientras el hijo de una concubina reinaba. Aunque es cierto que la influencia del tío siempre estuvo presente en los actos llevados a cabo por el sobrino durante el tiempo que vivieron en armonía y trabajaron juntos. Finalmente, y de manera inevitable, la relación entre ambos hombres fue haciéndose cada vez más tensa. Hattusili nos ha dejado su versión de los hechos (la única, dado que fue el vencedor del conflicto) y achaca todo a la creciente envidia de su sobrino, que le trató injustamente a pesar de deberle el trono, y su victoria final al favor de los dioses:

Urhi-Teshub me perjudicó y vosotros me perjudicasteis y yo os vencí. Unos me apoyaron a mí; otros apoyaron a Urhi-Teshub. Yo le derroté y luego unifiqué a la población ¿He perjudicado a alguien? Urhi-Teshub era hijo de mi hermano y cuando mi hermano murió, le tomé y le instalé en el trono y le fui leal, pero comenzó a humillarme para rebajarme”.

Reconstrucción de cómo debió ser Hattusas, la capital hitita
Reconstrucción de cómo debió ser Hattusas, la capital hitita

Creyendo que contaba con el apoyo de los dioses (especialmente después de recuperar de nuevo la ciudad santa hitita de Nerik) y consciente del apoyo personal que tenía en el reino, además de comprobar cómo su sobrino poco a poco tomaba sus propias decisiones, Hattusili decidió dar un golpe de estado. Aunque se encargó de no presentar el conflicto como una rebelión, sino como una “respuesta legal” ante la actitud injusta de su sobrino.

El exilio de Urhi-Teshub

Tras ser derrotado en las Tierras Altas, y una vez que su tío ascendió al trono, Urhi-Teshub, que aún contaba con algún apoyo, fue enviado a un “honorable exilio” lejos de la capital, en Nuhasse (Siria). Aunque fue nombrado gobernador de algunas ciudades fortificadas para mantenerle ocupado, Urhi-Teshub no se dio por vencido y, aun en su exilio, intentó buscar el apoyo de Babilonia y los asirios. Prevenido de esto, Hattusili pensó en enviar a su sobrino aún más lejos, a Chipre, pero de alguna manera consiguió escapar y fue a refugiarse en la corte del que había sido el mayor enemigo de su padre: Ramsés II. Este soberano egipcio se negó a extraditarle, a pesar de la petición del nuevo rey hitita, y nunca más se supo nada de Urhi-Teshub.

Idealizada escena que muestra a Ramsés II recibiendo a la comitiva hitita

Artículo escrito por María Isabel Cubas Contreras, licenciada en Historia.

Bibliografía

BRYCE, Trevor. (2001): El reino de los hititas. Ed. Cátedra. España, Madrid.

ÁLVAREZ-PEDROSA NÚÑEZ, J.A. “Hititas, el imperio olvidado”, en Historia National Geographic. 2005, nº 21, pp. 46-55.


        Mª Isabel Cubas Contreras nació en la localidad toledana de Talavera de la Reina en 1989. Su afición por el antiguo Egipto comenzó desde pequeña y fue lo que la llevó a estudiar la licenciatura en Historia en la Universidad de Alcalá de Henares entre 2007 y 2012. Actualmente es bloguera de ‘’El templo de Seshat’’, dedicado al mundo del antiguo Egipto, bloguera en ‘’La gaceta de Menfis’’, donde se pueden encontrar las últimas noticias egiptológicas, y colaboradora habitual en la revista online “Egiptología 2.0”. Además es colaboradora esporádica en el blog sobre Historia Universal ‘’Historiae’’.

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Comentarios (4)

Excelente material!!

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Gracias, Grace.

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Sabeis algo mas de la mafia Jazara/Hicsos? http://www.rafapal.com/?p=31961

Gracias, saludos.

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Siempre me encantó esas historias

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