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HISTORIAE

EL REINADO DE SHULGI

Introducción

La III Dinastía de Ur es un periodo de la Historia de la Baja Mesopotamia que ocupa aproximadamente 120 años, entre el 2120 y el 2000 a.C. Hay que destacar que es el último periodo cultural en el que se divide el Bronce Antiguo, siendo un momento de renacimiento del poder sumerio del sur tras el dominio primero de los acadios que vinieron del norte y después de los Guti que vinieron de las montañas. Si atendemos a la extensión en el tiempo, el reinado de Shulgi es el más importante de este periodo, ya que habría gobernado cerca de 50 años.

Mesopotamia durante la III Dinastía de Ur
Mesopotamia durante la III Dinastía de Ur (Liverani, 2014)

Fuentes de conocimiento para el reinado de Shulgi

La expansión y organización del reino neosumerio iniciado por Ur-Nammu se consolida durante el reinado de su hijo Shulgi, el cual en la primera mitad de su reinado sigue presentándose en las fuentes de conocimiento como un rey pacífico, que se dedicaría sobre todo a llevar a cabo programas constructivos y a mejorar la administración. También llama la atención el hecho de que, en sus himnos de autoalabanza, el rey Shulgi insiste en sus grandes dotes para escribir y hablar en varias lenguas, lo que le lleva a poder comunicarse con gobernadores de todos los lugares conocidos. Aunque en menor medida, también encontramos fuentes en las que quiere aparecer como un estratega militar, con una gran astucia utilizada para defender Mesopotamia en su conjunto de los ataques provenientes de los pueblos de las montañas del norte. Por tanto, la conclusión que hay que sacar a partir de esto es que Shulgi se presentaría como un rey que mantiene una pacífica y próspera política interna al tiempo que defiende su país militarmente a nivel de política exterior.

Tablilla con un himno sumerio del rey Shulgi
Tablilla con un himno sumerio del rey Shulgi

Shulgi y las guerras hurritas

A diferencia de su antecesor, Shulgi sí se va a plantear el conquistar militarmente más allá de la Baja Mesopotamia. Para llevar a cabo esto, sabemos que durante su 20º año de reinado lleva a cabo una reorganización del ejército, destinado a realizar una serie de campañas militares en la que será la segunda mitad de su reinado. Primero inicia expediciones hacia el norte, contra las tierras que formarían un arco imaginario entre el río Diyala y el río Khabur, es decir, Karakhar, Simurrum, Kharshi, Kimash, Khumurti y Shashrum. Hay que aclarar que a estas expediciones se les conoce como las «guerras hurritas», ya que el hurrita era la principal lengua que se hablaba por ahí. Ahora bien, ¿por qué a Shulgi le interesa conquistar estas zonas? Pues porque en ellas hay importantes tierras agrícolas y ciudades, y a este floreciente imperio de Ur les interesaba incorporarlas para beneficiarse económicamente. Sin embargo, estas conquistas hurritas no fueron fáciles de realizar, tal y como demuestra el hecho de que se dirigieran varias expediciones a las mismas zonas, lo que demostraría que con una sola no conseguían sus objetivos.

Relieve en la roca hallado en la ciudad de Simurrum
Relieve en la roca hallado en la ciudad de Simurrum

Shulgi y las guerras amorritas

El segundo grupo de expediciones militares llevadas a cabo por Shulgi con fines expansionistas se dirige al este de la Baja Mesopotamia, donde hay unos nómadas pastores de las estepas conocidos como los Martu (los amorreos). Junto con los hurritas del norte, estos van a ser los dos grandes grupos étnicos a los que tendrán que hacer frente también los sucesores de Shulgi, su hijo Amar-Sin y su nieto Shu-Sin. Con el objetivo de hacer más eficaz la defensa de Mesopotamia de los ataques de estos grupos extranjeros, éste último va a construir un muro en el norte de Mesopotamia que sirva para contener los ataques de estos martu, una fortificación que durará hasta el reinado de su sucesor, Ibbi-Sin.

Mapa del Imperio de Ur a finales del III milenio a.C.
Mapa del Imperio de Ur a finales del III milenio a.C.

Estas guerras, tanto las hurritas como las amorreos, cumplen también un objetivo secundario, y es el de cohesionar al propio país para luchar contra un enemigo común, los «bárbaros» de las montañas. Esta es una de las razones por las que se puede explicar el hecho de que, en los cincuenta años que van desde mediados del reinado de Shulgi hasta el de Ibbi-Sin, se consiga una administración homogénea y una relativa escasez de conflictividad interior. Al mismo tiempo, estas décadas de paz ayudan a convencer a las ciudades de que lo mejor es ser dependientes de un poder central, de una única realeza que proteja al conjunto unificado de la Baja Mesopotamia del mundo bárbaro que les rodea y amenaza.

Mapa político y económico a mediados del siglo XXI a.C.
Mapa político y económico a mediados del siglo XXI a.C.

Centralización económica

Como es evidente, todas estas campañas militares costaban mucho, por lo que había que buscar una manera eficiente de financiarlas si querían seguir con ellas. Para ello, Shulgi llevó un paso más allá el proceso de centralización iniciado por su padre Ur-Nammu: después de la unificación política y el relativo fin de la independencia de las ciudades, tocaba centralizar y unificar la economía. Por este motivo, Shulgi llevó a cabo varias grandes reformas: en primer lugar, reorganiza el sistema fiscal, de tal modo que los impuestos que hay que pagar al rey de Ur varían según el territorio al que nos refiramos. Así, no pagaban lo mismo alguien que viviera en la Baja Mesopotamia que alguien que viviera en los Montes Zagros, por poner un ejemplo.

Figurilla representativa del rey Shulgi
Figurilla representativa del rey Shulgi

Su segunda reforma económica está estrechamente vinculada a la primera: como el sistema de pesos e intercambios locales era particular para cada territorio, eso hacía que la misma cantidad de un producto valiera más en un lugar que otro. Por este motivo, Shulgi lleva a cabo una especie de reforma unificadora para que todo el «dinero» valga lo mismo en todas partes, y haya el mismo sistema de pesas y medidas de cantidades en todos los sitios del imperio. Como se puede ver en la imagen de abajo, este es un nuevo sistema de medidas y pesas que es homogéneo para todo el reino, para conseguir así la unificación económica.

Shulgi quiere conseguir una centralización plena, de tal modo que toda la economía del imperio dependa de él. Por tanto, el siguiente paso era adueñarse de los beneficios económicos que producían las tierras dependientes de los templos religiosos. Esto lo consigue proclamándose rey de Ur con el título de «dios del país», por lo que tiene derecho a administrar todos los beneficios de las tierras adscritas a templos de dioses.

Magníficos pendientes de oro conservados pertenecientes al rey Shulgi
Magníficos pendientes de oro conservados pertenecientes al rey Shulgi

Bibliografía

ASCALONE, E. (2006): Mesopotamia. Random House Mondadori, Barcelona.

LIVERANI, M. (2014): El antiguo Oriente. Historia, sociedad, economía. Crítica, Barcelona.

SANMARTÍN, J.; SERRANO, J.M. (1998): Historia antigua del Próximo Oriente. Mesopotamia y Egipto. Akal, Madrid.

WAGNER, C.G. (1999): Historia del Cercano Oriente. Universidad de Salamanca, Salamanca.

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