Artículo escrito por María Isabel Cubas Contreras, licenciada en Historia.
Cuando a principios del siglo XX el arqueólogo británico Arthur Evans desenterró el palacio de Cnossos en Creta (Grecia) su forma laberíntica le llevó a pensar que se trataba del mítico laberinto del minotauro donde el rey Minos había encerrado a esta bestia mitad hombre, mitad toro; de ahí el nombre de civilización minoica (c. 2000 a.C. – c. 1400 a.C.) con que Evans bautizó a los habitantes de la isla, anteriores a los micénicos. Como era habitual en el mundo antiguo, los griegos explicaron los orígenes de su civilización mediante mitos. Sin embargo, la existencia histórica del rey Minos no se ha probado y lo más probable es que solo sea un mito. En palabras del historiador Tucídides (siglo V a.C.):
“Minos fue el primero, según relatan nuestras tradiciones, que se hizo construir una escuadra, conquistó la mayor parte del actual mar de Grecia, dominó las islas Cícladas y colonizó muchas de ellas, expulsando a los carios e instalando como gobernadores a sus propios hijos”.
Mitología en torno a Creta
Cuenta el mito que el todopoderoso dios Zeus, rey de los dioses, se enamoró de una bella princesa fenicia de nombre Europa. Para poder raptarla, el dios se transformó en toro y, con la joven sobre su grupa, se dirigió a la isla de Creta. Allí Europa concibió con el dios tres hijos: Minos, Sarpedón y Radamantis. Pero el dios, una vez satisfecho su capricho, casó a la princesa con el rey de la isla, Asterión; Minos, como hijo mayor, fue elegido heredero. El mito del rapto de la princesa Europa (llevada desde su hogar, en Oriente, hasta la isla de Creta) nos habla de la influencia oriental (Mesopotamia, Egipto, Fenicia) en el origen de la civilización griega. Años después, casado con la princesa Pasífae, Minos tuvo que sufrir la humillación de que su propia esposa le fuera infiel ¡Con un toro! (es evidente la importancia de este animal en la cultura minoica). Encaprichada del bello ejemplar, la reina se las ingenió para mantener relaciones sexuales zoofílicas con éste, gracias a un invento del ateniense Dédalo consistente en un disfraz de vaca de madera. El fruto de tan abominable unión fue el ya mencionado minotauro, con cuerpo de hombre y cabeza de toro, que fue encerrado en un Laberinto o “Casa de la doble hacha”, obra también de Dédalo, y que Evans creyó encontrar durante sus excavaciones.
El redescubrimiento de la civilización minoica
El recuerdo del laberinto se mantuvo en el imaginario popular durante milenios, incluso cuando la civilización minoica ya hacía tiempo que había desaparecido. Así, las villas romanas podían tener representaciones del mítico laberinto en sus mosaicos y, posteriormente, muchas iglesias representaron un laberinto en sus entradas para evitar la entrada del Diablo. A finales del siglo XIX el arqueólogo Heinrich Schliemann redescubrió las famosas ciudades de Troya y Micenas; entonces se comenzará a buscar también al mítico rey Minos, en la creencia de que podría ser un personaje real. Así, en 1900 Arthur Evans, director del Ashmolean Museum de Oxford comenzó sus excavaciones en la isla, que tuvieron como resultado el hallazgo del palacio de Cnossos, donde Evans creyó que había vivido el mismísimo Minos y donde éste habría encerrado al minotauro.
La arquitectura palaciega minoica
Los palacios minoicos (Cnossos, Festo, Malia, etc.) se elevan sobre lomas y carecen de murallas, fachadas y límites, sino que lo más normal es que se yuxtapongan edificios de distintas proporciones, como vemos en la imagen; de ahí su aspecto laberíntico. Poseen un patio al que se accede por un pasillo oscuro, de manera que se produce un contraste entre la oscuridad del pasillo y la luz que inunda el patio. También constan de una sala del trono, almacenes, etc. En la actualidad se piensa que estos palacios serían utilizados durante ciertos periodos rituales, y que su finalidad sería más religiosa y oficial que doméstica. Además, los objetos hallados en los palacios son sobre todo útiles religiosos o figuras de animales sagrados, en lugar de objetos de la vida cotidiana. Por tanto, la residencia verdadera del rey serían las llamadas “villas regias” (como Haghia Triada o la hallada junto a Cnossos), reservándose los palacios para ciertos periodos del año durante los que se realizaban rituales religiosos.
Después de las excavaciones de Evans, a lo largo del siglo XX se han producido más hallazgos de estos palacios e, incluso, de la única población minoica completa que conocemos: Gurnia, que consta de casas ordenadas en torno a calles principales, que rodean un palacio (posiblemente un templo, en realidad, usado temporalmente por el rey cuando visitaba sus territorios). La arqueología también ha permitido establecer una cronología:
- Época de los “Primeros palacios” (2000-1700 a.C.): Cnossos, Festo y Malia. También es la época de expansión cretense por el mar Egeo. Llegó a su fin con un terrible terremoto.
- Época de los “Segundos palacios” (1700 -1500 a.C.): llegó también a su fin con un nuevo cataclismo: la erupción del volcán de Santorini. Cuando los invasores micénicos desembarcaron en las costas cretenses hacia 1450 a.C. los palacios ya habían sido arrasados por la naturaleza y no los reconstruyeron.
En cuanto a Knossos/Cnoso, fue la capital del mundo minoico y sede de un rey del que dependerían, en mayor o menor medida, los gobernantes de las otras ciudades minoicas.
Bibliografía
M.A. ELVIRA BARBA: «La fascinante civilización minoica». Historia National Geographic, nº 18, 2005, pp. 46-55.
Artículo escrito por María Isabel Cubas Contreras, licenciada en Historia.
Para saber más
Mª Isabel Cubas Contreras nació en la localidad toledana de Talavera de la Reina en 1989. Su afición por el antiguo Egipto comenzó desde pequeña y fue lo que la llevó a estudiar la licenciatura en Historia en la Universidad de Alcalá de Henares entre 2007 y 2012. Actualmente es bloguera de ‘’El templo de Seshat’’, dedicado al mundo del antiguo Egipto, bloguera en ‘’La gaceta de Menfis’’, donde se pueden encontrar las últimas noticias egiptológicas, y colaboradora habitual en la revista online “Egiptología 2.0”. Además es colaboradora esporádica en el blog sobre Historia Universal ‘’Historiae’’.