Introducción
Antes de volver a la Baja Mesopotamia, recordemos muy brevemente todo lo que hemos estado viendo durante los últimos días: en la Alta Mesopotamia está surgiendo la Asiria del periodo paleoasirio; en la frontera sudoeste la ciudad de Mari está viviendo su tercera época dorada con la Edad de Mari; y en Siria están viviendo un nuevo apogeo cultural durante la cultura paleosiria del Bronce Medio tras las destrucciones acadias del último tercio del III milenio a.C. En esta entrada, vamos a ver dos cosas: en primer lugar, cómo era la Baja Mesopotamia antes de la llegada de Hammurabi de Babilonia; y en segundo lugar, cómo fue la unificación política que consiguió este rey a lo largo de sus décadas de reinado.
Antes de Hammurabi de Babilonia
Contexto de la Baja Mesopotamia
Pero por ahora, vamos a situarnos brevemente en el contexto de la Baja Mesopotamia antes de la llegada de Hammurabi. En el último tercio del siglo XIX a.C., la Baja Mesopotamia aun era una región dividida en varios reinos, de los cuales los más importantes eran Babilonia, Isin, Larsa y Uruk, siendo los más pequeños los más inestables (Der, Kazallu, Malgum, etc). A nivel de hegemonía política, está claro que Larsa domina el sur y Babilonia el norte de la Baja Mesopotamia, aunque los aliados de ésta segunda para enfrentarse a Larsa son más poderosos. Estas alianzas se materializaron, por poner un ejemplo, en la boda del rey Sin-Kashid de Uruk con la hermana del rey Sumula-El de Babilonia, o en las alianzas militares entre los reyes Sin-Muballit de Babilonia y Anam de Uruk.
Warad-Sin de Larsa
Antes de la gran concentración y unificación política llevada a cabo por Hammurabi de Babilonia, existió otro personaje histórico que podríamos decir que tenía también unas dotes políticas fuera de lo común, el rey Rim-Sin de Larsa. El padre de este rey, Kudur-Mabuk, fue un jefe militar tribal que había conquistado la ciudad y el trono de Larsa para colocar a su hijo, Warad-Sin (hermano de Rim-Sin), como primero de una nueva dinastía. Durante el reinado de Warad-Sin (aunque lo cierto es que reinó más en la práctica el padre que el hijo), Larsa llevó a cabo una serie de guerras que acabaron con la anexión del reino menor de Kazallu, además de la construcción de murallas y santuarios para la ciudad de Ur.
Rim-Sin de Larsa
Si el periodo de reinado de Warad-Sin es más bien de consolidación del nuevo poder establecido, el reinado de Rim-Sin de Larsa inicia ya una política de expansión, que conocemos mayoritariamente gracias a la peculiar forma contemporánea que tuvieron de dividir las épocas del reinado: en el año 14 de su reinado consiguieron una victoria militar contra una coalición formada por Babilonia, Uruk e Isin; en el año 20 destruyeron y se anexionaron el reino menor de Der, y al año siguiente, el reino de Uruk, y por fin, en el año 30, consiguieron conquistar el reino de Isin.
Estos hechos gozaron de tal prestigio durante el reinado de Rim-Sin de Larsa que los hechos se databan contando los años desde uno de esos sucesos (x acontecimiento sucedió x años después de la conquista de x reino o ciudad). De este modo, todo el sur de la Baja Mesopotamia quedó unificado bajo la hegemonía política del reino del reino de Larsa, que ahora no solo tenía que enfrentarse a su principal enemigo, Babilonia, sino que también tenía protegerse de posibles ataques de sus belicosos vecinos, Elam y Eshnunna.
Hammurabi y la unificación de Mesopotamia
Justamente el año después de la conquista de Isin por parte de Rim-Sin de Larsa, en el año 1792 a.C., subía al trono de Babilonia el rey Hammurabi, que enseguida se reveló como su más temido enemigo, teniendo que asistir durante toda la segunda mitad de su reinado a la imparable ascensión de este rey babilónico. Sin embargo, no todo fue un camino de rosas para Hammurabi, ya que tuvo que vigilar varios frentes al estar Babilonia encajonada entre Larsa al sur y Asiria al norte, ambas gobernadas por reyes prestigiosos. También, aunque en menor medida, hay que mencionar la presión que hacía sobre Babilonia el reino de Eshnunna, sobre todo tras la subida al trono de Ibal-pi-El.
En sus primeros años de reinado, Hammurabi dedicó su atención sobre todo a combatir con Larsa en el frente sur, logrando grandes éxitos desde su séptimo año de reinado al quitarle Isin y Uruk a Rim-Sin de Larsa, el cual acabó rindiéndose y subordinándose a Hammurabi después de más de dos décadas.
Podríamos decir que fue durante la última década de reinado de Hammurabi cuando consiguió unos mayores logros militares: en su año 31 de reinado (1761 a.C.) fue cuando conquistó y se anexionó Larsa, en el año 32 (1760 a.C.) hizo lo mismo con Eshnunna y en el año 33 (1759 a.C.) lo hizo con Mari, la caul acabó siendo destruida en el año 35 (1757 a.C.) debido a una rebelión de la ciudad. Como colofón a esta «década prodigiosa», Hammurabi de Babilonia dirige en sus años 37 y 38 de reinado (1755 y 1754 a.C.) unas expediciones militares contra Asiria y contra Elam, potencias que, a pesar de ser independientes, quedan marginadas y aisladas.
Sin embargo, no todo fueron cosas buenas, ya que la unificación de Mesopotamia por parte de Hammurabi tuvo sus limitaciones tanto de tiempo como de extensión. En el tiempo, la unificación tuvo una duración muy corta, ya que Hammurabi solo logró culminar sus objetivos al final de su reinado, y después de éste todo se desmoronó. En cuanto a la extensión, gran parte de los territorios que se veían influenciados por la Edad de Mari quedaron fuera del alcance de Hammurabi, a pesar de que éste conquistara la propia ciudad de Mari.
Bibliografía
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