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HISTORIAE

LA REFORMA RELIGIOSA DE HAMMURABI

INTRODUCCIÓN

Vamos a situarnos brevemente en el contexto de la Baja Mesopotamia antes de la llegada de Hammurabi. En el último tercio del siglo XIX a.C., la Baja Mesopotamia aun era una región dividida en varios reinos, de los cuales los más importantes eran Babilonia, Isin, Larsa y Uruk, siendo los más pequeños los más inestables (Der, Kazallu, Malgum, etc).

Una de las grandes dificultades que tienen los historiadores y arqueólogos a la hora de estudiar toda la Historia de la Babilonia de Hammurabi y sus sucesores (sobre todo a nivel urbanístico o arquitectónico) es que los yacimientos arqueológicos son bastante poco accesibles, ya que se encuentran debajo de las sucesivas reconstrucciones de la ciudad, de modo que cuanto más antiguo queremos investigar, menos sabremos ya que estará todo la Historia posterior encima. Sin embargo, sin entrar en muchos detalles, podemos decir que la época anterior a Hammurabi, el periodo paleobabilónico, no trajo muchas novedades a la ciudad, al menos a nivel de urbanismo, arte y arquitectura religiosa y palatina. Sin embargo, a partir del reinado de Hammurabi se van introduciendo unas novedades que van a ir convirtiendo a Babilonia en la próspera y rica ciudad que será durante muchos siglos.

Mapa de la extensión de Babilonia antes, durante y después de Hammurabi
Mapa de la extensión de Babilonia antes, durante y después de Hammurabi

CAUSAS DE LA REFORMA RELIGIOSA

Antes de meternos de lleno en la reforma religiosa llevada a cabo por Hammurabi, veremos brevemente las causas y el contexto histórico que impulsaron la necesidad y realización de este importante giro en la religión. La primera causa de este giro religioso se debe a la nueva situación política, de gran unificación política del país, acabando (al menos por el momento) con el modelo de las ciudades-Estado con dinastas locales independientes entre sí. En segundo lugar, podríamos hablar de la llegada de nuevas etnias amorritas al imperio de Hammurabi, las cuales van a preferir a las divinidades astrales como Shamash, Ishtar o Adad en vez de a las viejas divinidades sumerias. Esta prioridad o marginalidad de unos y otros dioses también se ve favorecida por las preferencias de las propias ciudades del norte de la Baja Mesopotamia, que imponen a todo el país el prestigio de sus dioses locales: Marduk de Babilonia, Nabu de Borsippa, Nergal de Kutha y Shamash de Sippar.

Relieve babilónico en el que aparece representado el dios Shamash
Relieve babilónico en el que aparece representado el dios Shamash

NUEVOS Y VIEJOS DIOSES

A nivel de justificación del poder real, la antigua supremacía del dios Enlil de la ciudad de Nippur ya no está vigente, siendo sustituida por la hegemonía del dios de Babilonia, Marduk. Sabemos que este proceso de sustitución del papel central desde Enlil de Nippur a Marduk de Babilonia se ha completado por momentos y hallazgos como el «Enuma elis«, un poema religiosos que se recitaba en el momento más importante de la fiesta del año nuevo en Babilonia. Este poema lo que cuenta es cómo Marduk vence al caos del universo y asume la función de ordenarlo, subordinando además a los demás dioses, que se inclinan ante él y le homenajean. Concretamente, no sabemos la cronología de este poema, ya que no nos ha llegado el original, sino copias tardías del imperio neo babilónico. Sin embargo, los expertos lo sitúan en un amplio margen que va desde el final de la dinastía de Hammurabi hasta la dinastía casita.

Estatua babilónica en la que se representa a la diosa Ishtar
Estatua babilónica en la que se representa a la diosa Ishtar

Otro método que sabemos que fue aplicado para llevar a cabo esta sustitución fue el de convertir a Marduk en hijo de Ea, dios de gran sabiduría y de mucho prestigio entre los fieles, y de caracterizarlo además como dios de las artes mágicas, conectándolo desde este modo con Shamash, un dios mucho más popular y extendido.

Volviendo ahora al tema de la fiesta del año nuevo en Babilonia (akitu), lo primero que tienes que saber es que era una gran festividad que durante toda la Historia de Babilonia reunió a grandes multitudes de fieles, y que tenía el objetivo de pedirle a los dioses que siguieran custodiando y preocupándose por el orden normal de la naturaleza, es decir, que siguiera habiendo cosechas y estaciones, que siempre se impusiera el orden sobre el caos, etc. Para hacer esto, se sacaba en procesión por las calles la estatua del dios Marduk.

El dios Marduk de Babilonia con un dragón de mascota
El dios Marduk de Babilonia con un dragón de mascota

HAMMURABI Y LA RELIGIÓN

A difrerencia del rey Rim-Sin de Larsa, Hammurabi de Babilonia no fue divinizado, y eso a pesar de todo el enorme prestigio y extensión de su imperio. Esto lo sabemos gracias a cosas como sus inscripciones reales, donde su nombre no va precedido por ningún título o palabra que nos haga entender que era un ser divino. Esta pérdida de la divinización del rey implica muchas cosas: en primer lugar, que una práctica ideológica usada desde comienzos de la III Dinastía de Ur hasta finales de la Dinastía de Larsa se pierde, ya que sus sucesores tampoco van a ser divinizados.  En segundo lugar, que el rey pasa de ser un ser divino o semi divino que es la mano derecha de la divinidad local a ser un rey que es un pastor justo y benévolo de su rebaño, su reino. Y en tercer lugar, implica que ya todas las fiestas menores y culto diario que tiene como protagonista a un dios no tendrá como protagonista secundario a un rey.

Busto de Hammurabi de Babilonia encontrado en la ciudad de Susa
Busto de Hammurabi de Babilonia encontrado en la ciudad de Susa

Pero claro, si no usaban la religión como justificación ideológica del poder real, tenían que usar otra cosa, y por eso van a utilizar largas listas de antepasados tribales para conectarse genealógicamente con todas las etnias amorritas occidentales que viven en la ciudad. En conclusión, Hammurabi de Babilonia, aparte de conseguir el logro de una unificación política de la Baja Mesopotamia, también logró poner en vida los cimientos de una reforma de la concepción del poder real y los dioses que afectaría a la Historia de Babilonia y la Baja Mesopotamia durante muchos siglos.

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