Introducción
Después de descubrir algunos de los aspectos más destacados del mundo antiguohitita de la Edad del Bronce Medio, nos adentramos ya de lleno en la Edad del Bronce Final, también llamado Bronce Reciente o Tardío. Puesto que hablar sobre las características generales de esta sub fase de la Edad de los Metales sería volver a escribir sobre algo que ya está publicado en este blog, aquí os dejo dos enlaces a artículos de agosto de 2014 mediante los cuales si queréis podréis tener una introducción a la Edad del Bronce Final antes de meternos de lleno en la temática de las innovaciones tecnológicas y técnicas que se produjeron, así como en las repercusiones que tuvieron para las sociedades humanas del momento en el Próximo Oriente antiguo. El Bronce Final y Culturas de la Edad del Bronce
Caballos y carros de guerra en la Edad del Bronce
Desde tiempos del neolítico, algunos tipos de équidos ya formaban parte de la variedad de animales que iban siendo domesticados por el hombre. El asno era la bestia de carga por excelencia, y su variedad salvaje, el onagro, se utilizó después para tirar de los carros de cuatro ruedas por ser más robusto. En cuanto a los caballos, cabe destacar que las dificultades de su domesticación hicieran que hasta ahora, hasta finales del Bronce Medio – inicios del Bronce Final no se utilizara de forma habitual. Y digo de forma habitual porque es cierto que desde mucho antes de este sub fase ya se han encontrado restos paleozoológicos de caballos en yacimientos arqueológicos, pero éstos son solo casos aislados.
Otra prueba que demuestra la poca importancia del caballo hasta este momento es que en sumerio se le llamaba anse kurra, que significa «burro de montaña», ya que se los consideraba una variante exótica y más salvaje de los burros. Como ya digo, no fue hasta estos mediados del II milenio a.C. cuando el caballo hizo su entrada definitiva en la Historia del Oriente Próximo antiguo, propagándose su uso rápidamente por todo el área, incluido Egipto. Se usaba para tirar de un carro ligero con dos ruedas de radios, por lo que su poco peso permitía que un par de caballos atados tirasen del carro y de dos personas que viajaban en él, y yendo a una velocidad nada desdeñable.
El carro también tiene una Historia larga y documentada. Los primeros carros tenían cuatro ruedas macizas para el transporte de mercancías, pero claro, no era muy funcional debido a su peso. Más tarde apareció un soporte de dos ruedas tirado por onagros en el que un combatiente se sentaba en él a horcajadas, pero claro, al tener que conducir y combatir al mismo tiempo, no era un vehículo de guerra muy eficaz. El origen del carro de dos ruedas y el caballo domado que tira de él lo tenemos que buscar en torno a lo que hoy es Irán, debido a que los testimonios más antiguos de éste tienen frases y términos indoiranias que aparecen textos acadios o hititas.
Sin embargo, aunque el invento fue de los indoiranios de la meseta, lo cierto es que su entrada en todo lo que es Mesopotamia, la península de Anatolia o Siria se caracterizó por una serie de adaptaciones y mejoras tecnológicas y sociopolíticas. Los caballos y los carros ligeros se usaron también para la caza, aunque su principal aplicación, como todos sabemos, fue la guerra, revolucionando por completo las técnicas de combate.
El carro de guerra y los ejércitos de la Edad del Bronce
Las guerras del III y primera mitad del II se libraban en batallas campales de grandes ejércitos de infantería. En los combates cuerpo a cuerpo se utilizaban armas cortas, pero antes de que chocaran las infanterías podía haber lanzamiento de jabalinas o flechas. Sin embargo, lo más frecuente eran los asedios a las ciudades amuralladas, con el uso de máquinas de asedio cada vez más eficaces que obligaban a realizar mejoras en las fortificaciones. Si esto era lo típico en ese tiempo, podemos decir que la batalla típica desde mediados del II milenio a.C. hasta finales de la Edad del Bronce alcanzaba su climax cuando se producía la carga de unos carros de guerra contra otros, o contra la formación de infantería. En estos tiempos, el ejército constaba de dos cuerpos separados: infantería y carros, de tal manera que la primera era la más numerosa mientras que la segunda era la más eficaz y ágil.
El carro ahora tenía múltiples usos: como plataforma móvil para lanzar flechas, como fuerza de choque contra la infantería, o como medio para perseguir a los enemigos que intentaran huir. Aunque algunos historiadores niegan la segunda de estas funciones, lo cierto es que la iconografía y los textos del Bronce Final revelan que esta función era bastante habitual y eficaz, ya que las filas de las infantería no eran tan apretadas como para suponer un obstáculo, y claro, el miedo a ser aplastados por un carro de guerra y sus caballos hacía que la infantería rompiera su formación.
De este modo, si tuviéramos que resumir una batalla del Bronce final, podríamos hablar de varios pasos o fases: en primer lugar estaría la carga de los carros del ejército atacante contra las filas de la infantería enemiga en posición defensiva, seguidos de la infantería propia al ataque aprovechando las brechas abiertas antes por los carros. Al mismo tiempo, los carros enemigos se dedicarían a intentar rodear y no dejar escapar a esta infantería que venía a atacar por las brechas abiertas.
Armas y armaduras de la Edad del Bronce
Hay otras importantes innovaciones técnicas en el mundo militar que señalan el paso hacia la última sub fase de la Edad del Bronce. En primer lugar podemos mencionar la difusión de las corazas de escamas metálicas, que protegían a hombres y caballos como una primera especie de armadura. La existencia de esta defensa personal está probada gracias al hallazgo de ejemplares de estas corazas en las excavaciones arqueológicas, así como su aparición en la iconografía y los textos del momento. El motivo del origen no está claro, aunque se cree que habría surgido como respuesta a los avances tecnológicos de los arqueros, que habrían pasado del arco simple al arco compuesto, teniendo pues una nivel de mortalidad mucho más elevado.