INTRODUCCIÓN AL MUNDO HITITA
El Estado Hitita fue una civilización que, a partir de su núcleo originario en el este de la Península de Anatolia (actual Turquía, mediados del siglo XVII a.C.), consiguió expandirse por gran parte de esta península y por territorios más orientales, conquistando buena parte del noroeste del Oriente Próximo (máxima expansión a mediados del siglo XIV a.C.). El término “hitita” procede de unas pocas referencias bíblicas a un pueblo cananeo posterior a la Edad del Bronce denominado “hittim” (refiriéndose a los neohititas). Por otro lado, los hititas se llamaban a sí mismos “Pueblos del País de Hatti”, lo que nos viene a decir que nunca utilizaron ningún término étnico o político para designarse a sí mismos, sino que se identificaban a sí mismos por el nombre de la región en que vivían. Esto se explica fácilmente si tenemos en cuenta que los hititas no tenían un núcleo étnico común ni una lengua común, sino que eran una sociedad de carácter multirracial, formada por un cierto número de diferentes elementos étnicos (indoeuropeos, hattianos, hurritas, etc.) que hablaban un cierto número de lenguas diferentes, debido a la gran cantidad de prisioneros de guerra procedentes de las campañas militares.
LAS LUCHAS POR EL PODER
En los dos siglos en los que el reino de Mitanni es la potencia hegemónica de la Alta Mesopotamia (siglo XVI y XV a.C.), la mayoría de la península de Anatolia vive inmersa en el Reino Medio hitita, una fase de oscuridad de la Historia de los hititas, tanto por la política que se vive en estas décadas como por el gran vacío de información existente, lo cual ni siquiera permite establecer de manera certera una cronología fija y unas líneas de sucesión dinásticas. Como ya fue descrito magistralmente por nuestra colaboradora María Isabel Cubas Contreras en su artículo sobre las luchas hititas por el poder, había una gran inestabilidad en el seno del poder real hitita a la hora de la sucesión al trono, de tal modo que a lo largo de sus siglos de Historia, y sobre todo en el Reino Medio hitita, podemos encontrar multitud de reinados que acabaron por asesinato, usurpación, destronamiento…
REINADOS DEL REINO MEDIO HITITA
El reinado de Khantili (aprox. 1590-1560 a.C.), asesino y sucesor de Murshili I, es largo pero lleno de dificultades para el desarrollo del mundo hitita: en primer lugar, porque hay enfrentamientos bélicos con el reino de Mitanni en la línea del Éufrates (desde Tegarama hasta Karkemish). Y en segundo lugar, porque tiene que hacer frente a las primeras incursiones de los kashka, unos pueblos de las montañas que asolaron las ciudades y santuarios de Nerikka y Tiliura, casi en el extremo noreste de la Península de Anatolia.
Esta crisis del mundo hitita se agudiza al máximo bajo el reinado de Amunna (segunda mitad del siglo XVI a.C.), donde el rey tiene que hacer frente, no solo a las dificultades internas (una racha de malas cosechas agrícolas y la devastación creciente de los kashka), sino también a la pérdida de extensos territorios que los ejércitos son incapaces de mantener bajo su dominio político. De esta manera, se producen una serie de derrotas: en el suroeste se independiza el reino de Arzawa, y el sureste lo mismo con el de Cilicia, que en poco tiempo se convirtió en un reino independiente con el nombre de Kizzuwatna. Sin embargo, lo que diferencia a ambos es que este segundo, Kizzuwatna, va a tener la función de estado tapón entre el reino hitita y Mitanni, a pesar de tener una extensión y un poderío nada subestimable.
Del reinado de Telepinu (aprox. 1525-1500 a.C.) lo más conocido y estudiado es su famoso edicto de reforma de sucesión al trono, con el que se propone acabar con las discordias palaciegas, volver al clima de unión y solidaridad imperiante que supuestamente había reinado en los buenos tiempos pasados, y regular con precisión la sucesión al trono. Y eso teniendo en cuenta que el propio rey Telepinu era un usurpador, al haber sido cómplice en el regicidio que le despejó el camino al trono. Esta «reforma» de la sucesión al trono, más que ayudar a disminuir los regicidios, los aumentaron, ya que deja la puerta abierta a la posibilidad de que familiares del heredero al trono pudieran reinar si al dicho heredero le pasara un desafortunado accidente.
Después de Telepinu, durante toda la primera mitad del siglo XV, siguen existiendo las mismas dificultades para el desarrollo del reino hitita, un reino débil presionado por sus vecinos, tanto Arzawa al suroeste, como Kizzuwatna y Mitanni al sureste. Después de Telepinu, a lo largo del siglo XV a.C. sabemos de la existencia de al menos seis reinados, pero no tenemos datos suficientes para ubicarlos cronológicamente con más exactitud.
A pesar de no poder conocer bien la secuencia dinástica, sí sabemos que en torno a mediados del siglo XV a.C. se produjo una clara intensificación de la actividad militar y política hitita gracias a la figura del rey Tudkhaliya II. Gracias a los fragmentos conservados de los anales de este rey, podemos saber que combatió victoriosamente en Arzawa durante su primer año de reinado, en Ashshuwa (extremo oeste de Anatolia) durante el segundo, contra los kashka durante el tercero, y en Ishuwa (extremo este de Anatolia) durante el cuarto. Además, cabe destacar que Tudkhaliya II consiguió grandes logros, como controlar Kizzuwatna y Alepo mediante tratados, no por medios bélicos.
Sin embargo, la alegría les duraría bien poco a los hititas. Bajo el reinado de Hatushili II se pierde de nuevo el control de Aleppo y Kizzuwatna, que vuelven a estar dominadas por Mitanni. De este modo, todo el occidente de la península de Anatolia queda fuera de las fronteras del reino hitita, que se ve acosado por todos los ángulos. En torno al 1400 a.C., los hititas están ya en una situación extrema, relegados al país interior, y luchando contra los montañeses del norte al mismo que los reinos de Kizzuwatna y Arzawa (el primero de ellos sometido a Mitanni) tratan de buscar el máximo beneficio para sí mismos, entrando en contacto entonces con el Egipto de Amenhotep III (el rey anterior a Amenhotep IV/Akhenaton).