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HISTORIAE

LOS ESCRIBAS EN EL ANTIGUO EGIPTO

Artículo sobre los escribas en el antiguo Egipto escrito por María González Rodríguez

¡No seas indolente! ¡No seas indolente! Serás examinado de inmediato. No te entregues a los placeres, o serás un fracasado. Escribe con tus manos, recita con tu boca, déjate aconsejar por los que saben más que tú… Persevera en el trabajo diario. No te entregues nunca a la pereza, o serás azotado… Persevera en tomar consejo. ¡No seas perezoso, escribe! ¡No te muestres reticente!” Texto el Papiro Anastasi sobre los escribas.

Los escribas en el antiguo Egipto

La figura de los escribas tuvo un gran papel en la sociedad del Antiguo Egipto, y puesto que solo un 1% de la población egipcia estaba alfabetizada, se podría decir que formaban parte de una élite cultural, aunque es cierto que había una jerarquización dentro de esta profesión. Los escribas eran altos funcionarios al servicio del faraón, del estado, de un dignatario o de un templo… y sus ocupaciones eran muy variadas: podía trabajar en los campos delimitando cada parcela, o midiendo y anotando la subida anual, es decir, la inundación del Nilo, también se dedicaban a contar los granos de la cosecha pues de eso dependía los impuestos que los campesinos, a nivel grupal, es decir como conjunto de aldea, debían pagar y también tenía que registrar los tributos que Egipto recibía de países extranjeros.

Asimismo un escriba debía hacer un inventario sobre el ganado, el vino y todos los productos que entraban en los almacenes, y también se dedicaba a lo que hoy conoceríamos como el trabajo de notario, es decir, ellos podían escribían contratos, actas judiciales, cartas para particulares etc. En el caso de los templos, los escribas se dedicaban no solo a escribir, sino que eran copistas de textos y recitaban también formulas rituales.

Escultura que representa a uno de los escribas en el antiguo Egipto
Escultura que representa a un escriba

Como es lógico, el soporte más utilizado era el papiro. Además los escribas tenían su propia paleta de escritura, lo que se conoce como paleta de escriba. Las más sencillas estaban hechas de madera y tenían dos oquedades, una para la tinta negra y otra para la tinta roja. La tinta más común eran la negra, pero la tinta roja se utilizaba a menudo para “desactivar” los poderes malignos de los textos que se referían al dios Seth y también para marcan el inicio de un nuevo párrafo, ya que los signos de puntuación no existían. Tenían un estrecho y largo agujero para poder meter los “pinceles” que normalmente estaban hechos con tallos de junco afilados en un extremo. Otros instrumentos que utilizaban los escribas eran los morteros para moler el polvo y de esa manera al mezclarlo con agua creaban la tinta.

Cualquier varón podía llegar a ser escriba, pero lo más común era que el puesto pasara de padres a hijos. De hecho, en el Reino Antiguo lo más normal era que el padre enseñara al hijo personalmente, pero esto cambia a partir del Reino Medio donde aparecieron las Casas de Vida o escuelas de escriba. Los futuros escribas ingresaban en ellas con cuatro o cinco años y estaban aprendiendo hasta los doce. Empezaban copiando frases en ostraka o en madera cubierta de yeso, pues el papiro, que era muy costoso, estaba reservado para los textos importantes y los escribas ya formados. Por ejemplo uno de los ostrakon más grandes encontrado en Egipto es una copia del cuento del Sinuhé hecha por un alumno. Empezaban primero aprendiendo el sistema de escritura hierático, y después el jeroglífico.

Varias paletas de los escribas en el antiguo Egipto
Varias paletas de escriba

Los niños no solo aprendían a leer y escribir en la escuela de escribas, sino que también debían conocer las leyes y estudiar aritmética para poder hacer los cálculos para recaudar impuestos. Los escribas estaban consagrados a una deidad, Tot, en egipcio Dḥwty, era su patrón. Este dios podía ser representado como un babuino o como un ibis. Tot es considerado el inventor de la escritura, del calendario y además es la divinidad que se considera señor del tiempo. Tot era el dios que regía la ya nombrada Casa de la Vida o escuela de los escribas y estaba presente en el Juicio del Alma donde anotaba el resultado final de la ceremonia. La importancia de los escribas la podemos encontrar también en la propia lengua egipcia, puesto que es una de las pocas profesiones que tiene un signo jeroglífico para nombrarlos y que se representa con una paleta de escriba.

Papiro que muestra un problema matemático
Papiro que muestra un problema matemático

La escritura tenía un gran peso en el mundo simbólico egipcio, puesto que lo escrito, lo nombrado, lo grabado era aquello que existía para siempre solo por haberse escrito. No podemos olvidar en este caso que nos hallamos ante una sociedad del mito y que la magia era muy importante en la cosmovisión egipcia y por eso en algunos relieves escritos en jeroglífico podemos ver signos que ellos veían como malignos o peligroso y que aparecen mutilados. Por eso cuando algunos personajes quieren ser borrados de la historia para siempre, como ocurrió con Hatshepsut o con Akhenaton, se recurría a la memoriae damnatio, y para ello se borraban sus nombres, sus relieves, sus rostros, todo lo que los representaba para anular así el efecto mágico que tenían esas representaciones y que así dejaran de existir.

Podemos decir que los escribas eran parte de la élite solo por el hecho de saber escribir y que eran vitales para el funcionamiento del estado egipcio y por ello recibían ciertos privilegios vetados a las clases más humildes, como por ejemplo ventajas fiscales, estaban exentos de cualquier tipo de reclutamiento… Ser escriba era posiblemente uno de los oficios más respetados y mejor considerados del Antiguo Egipto, y gran parte de todo el conocimiento que hoy tenemos de la cultura del Nilo se lo debemos a sus escrituras.

Papiro en el que se observa el Juicio del Alma
Papiro en el que se observa el Juicio del Alma

Artículo escrito por María González Rodríguez

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