INTRODUCCIÓN
Durante la Edad del Bronce, tanto las tierras altas de lo que actualmente es Armenia, como la barrera montañosa formada por el este del Taurus y el norte de los Zagros, habían quedado bastante al margen de los acontecimientos históricos que se desarrollaban en el reino hitita, en Mitanni y en Asiria. En ese entorno se formaría el reino de Urartu, que desarrollaría durante varios siglos alcanzando varios logros notables a nivel socioeconómico, político, militar y cultural.
LOS ASENTAMIENTOS URARTEOS
La estructura del reino de Urartu era de tipo comarcal, estando muy condicionada por el relieve montañoso en el que se desarrollaba. Estas montañas estaban casi cubiertas en su totalidad de bosques, y estaban casi despobladas, ya que la población se concentraba en los valles y en las cuencas lacustres. Gracias a las descripciones de las fuentes de conocimiento asirias, podemos saber que los asentamientos urarteos se dividían en tres tipos: las ciudades amuralladas, las fortalezas y las aldeas del distrito. El primer tipo son las ciudades, que en el caso de Urartu tienen un tamaño reducido, de tal modo que solo la capital (Tushpa) supera las 20 hectáreas de extensión. En cuanto a las segundas, se han encontrado numerosas fortalezas (habitadas solo por tropas) gracias a las prospecciones arqueológicas de superficie en el territorio, realizando planos y mediciones para calcular cosas como su tamaño o su eficacia como elementos defensivos. Por último, nos quedan las aldeas no fortificadas, en las que vivía el grueso de la población, y que constituye el tipo de asentamientos más desconocido por las investigaciones arqueológicas.
En las ciudades, y sobre todo en las capitales comarcales, existen palacios en los que se concentra la acumulación de los impuestos recaudados y del botín de guerra. Hay almacenes para los alimentos, arsenales para carros y armas, y tesoros bien custodiados. En el centro del Estado urarteo está el rey con sus títulos de inspiración asiria, con su cuerpo de funcionarios centrales y periféricos, con su aparato de celebración…
EL EJÉRCITO Y LOS RECURSOS ESTRATÉGICOS DE URARTU
Desgraciadamente, el modo en que Urartu pasa de la gran fragmentación territorial en la que vivía Nairi al reino centralizado no lo conocemos. Sin embargo, sabemos que tiene que ver con dos elementos fundamentales: el ejército y la explotación de recursos estratégicos. El ejército de Urartu debía ser más estático que los otros de la época, ya que debían poblar las numerosas fortalezas y ciudadelas amuralladas para asegurar una protección continua contra invasores exteriores y salteadores interiores. En las campañas existía la habitual división en tres grupos: los carros (unos centenares), los jinetes (unos miles) y la infantería (unos veinte mil), siendo los carros los menos numerosos y útiles a causa del carácter montañoso del reino. Estos recursos militares, a pesar de no ser nada desdeñables, no tenían mucho que hacer ante el poderoso ejército asirio, por lo que las campañas urarteas siempre se dirigen contra los Estados vecinos más débiles.
Por lo que respecta a los recursos estratégicos, cabe destacar que son una de las causas del auge de Urartu. Se trata sobre todo de metales y caballos, además de la madera para las construcciones. Los metales, cobre y hierro, se encontraban en cantidades considerables en varias zonas controladas por Urartu, desde el este de Anatolia hasta más allá del Cáucaso. El caso de los caballos es distinto. Se crían en gran número en las cuencas fluviales de las tierras altas armenias y sobre todo en torno al lago Urmia. Esta ganadería caballar está en manos de los grupos de pastores, pero el rey tiene un derecho sobre ellos que desencadena la rivalidad entre Urartu y Asiria, y que van a terminar heredando los reyes medos, los emperadores persas aqueménidas e incluso los soberanos helénicos.
LA ORIGINALIDAD URARTEA
El gran crecimiento demográfico que vivió Urartu se basa en parte en esta cría caballar, a la que se une la explotación de los recursos procedentes de las cabras, ovejas y bóvidos; y en parte a los progresos de la agricultura, basados en unas nuevas formación de ingeniería hidráulica que se adaptan al terreno montañoso. Un sistema muy famoso que se difundirá por toda la zona iraní pero que tiene su origen en Urartu es el de los qanats: son túneles subterráneos conectados con la superficie a través de pozos verticales, y que transportan el agua hasta lugares lejanos evitando la evaporación y los cambios de pendiente de la superficie. Conocemos bien la metalurgia urartea (más la del bronce que la del hierro) gracias a los hallazgos arqueológicos encontrados hasta el momento. Mientras que la metalurgia del hierro es más utilitaria y sujeta a una refundición continua, la del bronce tiene usos y caracteres artísticos típicos, como, por ejemplo, los grandes calderos o los trípodes. De bronce son las decoraciones de los muebles de lujo o gran parte del armamento defensivo: escudos y yelmos, cinturones, arreos ecuestres…
El otro sector en el que Urartu va a destacar por su gran originalidad es el de la arquitectura. La instalación de las fortificaciones aprovecha lo abrupto del terreno, estableciendo una continuidad entre la colocación de las rocas naturales y la incorporación de paramentos artificiales. Más allá de estas fortificaciones, otros edificios también tienen rasgos originales: en el palacio destaca sobre todo el gran salón de las columnas, mientras que en el templo destaca el alzado en forma de torre, elementos que heredarán los persas. En conclusión, aunque tienen un temprano origen en Asiria y el norte de Siria, el arte llevado a cabo por Urartu supo tener su propia individualidad, aprovechando siempre las características culturales y geográficas del país, y exportando sus modelos hacia el oriente iraní y el occidente griego.
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