Artículo publicado originalmente por mí en la web QueAprendemosHoy
En esta pequeña serie de entradas voy a intentar analizar las características generales de la política exterior española durante el siglo XX, abarcando desde el reinado de Alfonso XIII hasta el gobierno de Jose María Aznar, pasando por algunos momentos cruciales, como la II República, la Guerra civil, la dictadura de Franco, la Transición a la democracia, y los años de gobierno de Felipe González. En esta cuarta entrada os explicaré brevemente la evolución de la política exterior española entre el final del franquismo y la llegada a la presidencia del Gobierno de José María Aznar, tanto a nivel europeo como a nivel intercontinental.
Acabado el franquismo e iniciada la Transición hacia la democracia, España tuvo que hacer grandes esfuerzos para demostrar sus intenciones de democratización y modernización. Entre 1975 y 1989 asistimos a la homologación internacional y la normalización de una política exterior que en los primeros años fue de relevancia secundaria, ya que primero había que cambiar radicalmente el interior de España. Tras dotar al país de todo lo necesario para ser una potencia democrática más, quedaba el lento y rígido proceso de inserción en todos los mecanismos e instituciones internacionales, como la CEE o la OTAN.
En estos años fue vital la figura del Ministro de Asuntos Exteriores, personificado en las figuras de José María de Areilza, Marcelino Oreja, o Francisco Fernández Ordoñez, entre otros. Otro aspecto importante de estos años fue la configuración de un escenario de seguridad y defensa occidental que contara con España, principalmente como miembro de la OTAN y de la UEO.
Tras el largo proceso tanto interno como externo para lograrlo, el Congreso de los Diputados aprobó a finales de octubre de 1981 la entrada en la OTAN, en el contexto del gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo, mientras que la entrada en la UEO, un sistema de defensa más clásico, llegó años más tarde, a mediados de noviembre de 1988, en plena época de Felipe González y con Francisco Fernández Ordoñez en el Ministerio de Asuntos Exteriores.
Al menos entre el final del franquismo y la segunda legislatura de Felipe González, las relaciones entre España y los países africanos de su entorno no fueron muy buenas. Durante el periodo de gobierno de la UCD, mientras que con Marruecos el tema central de las relaciones era la pesca en sus inmediaciones y el tema del Sahara, con Argelia era la explotación de los recursos de gas y los oleoductos. Por el contrario, la misma tónica fluida existente con otros países como Túnez, Libia o Mali sigue vigente en la transición, aunque con una creciente preocupación por el desequilibrio comercial.
Ya durante los gobiernos del PSOE de Felipe González, se intenta desarrollar una política de colaboración y cooperación que, por lo general, da buenos resultados y mejora las relaciones. Sin embargo, también es cierto que esta política exterior tiene fallos notables, al aumentar el tráfico de drogas y los inmigrantes sin papeles que cruzan de África a España. En el caso de Marruecos, tras la visita del rey Hassan II a España en 1989, se va a firmar un tratado general de amistad y cooperación entre ambos países en febrero de 1993. Asimismo, mientras que las relaciones con Túnez o Libia van a ser continuistas con respecto al periodo anterior, las relaciones con Argelia van a mejorar, asistiendo a un lento incremento de las exportaciones comerciales desde 1987.
Por último, para acabar esta serie de artículos, quería hablaros de América Latina. Las razones de la debilidad de la política exterior española en América Latina desde la Transición son varias, y atienden tanto a factores internos como externos: como factores internos, podríamos decir la falta de una visión global de la política exterior en general, un relativamente bajo nivel de recursos económicos destinados para ello, una limitada coordinación de los gobiernos para ampliar la presencia española en la zona, el papel marginal que ocupaba la sociedad civil en el debate sobre las líneas a seguir en la política exterior, el escaso interés por analizar los problemas de las relaciones con Latinoamérica, o simplemente, la reticencia española a jugar un mayor papel en la región.
Como factores externos, sin duda hay que mencionar la restricción que hace la Unión Europea de la política exterior de España, el papel hegemónico que ya ocupa Estados Unidos en Sudamérica, o la inmensa variedad de poblaciones y niveles de desarrollo de esos países, que hace difícil establecer unas líneas globales a seguir a nivel de política exterior.
Artículo publicado originalmente por mí en la web QueAprendemosHoy