Artículo sobre la muerte en la cultura ibérica escrito por Rosa Mercado, graduada en Historia.
Introducción
La cultura ibérica es el nombre que reciben los diferentes pueblos de la II Edad del Hierro que habitaban en las regiones del este y el sur de la Península Ibérica. Dentro de la cultura ibérica podemos distinguir tres etapas cronológicas: El ibérico antiguo (VII-V a.C.) que tiene inicio con la introducción de la cerámica a torno y la extensión de la tecnología del hierro. El ibérico pleno (IV-III a.C.) en el que se da el máximo apogeo de la civilización y la proliferación de las ciudades. Por último, el Ibérico tardío (final III- primera mitad del I a.C.) en el que la cultura ibérica convive con el mundo romano.
Así mismo, esta cultura se divide en diferentes etnias con tradiciones materiales y culturales propias, que permite distinguirlos entre ellos, pero con características comunes, como la lengua o el arte. El tema tratado en la presente entrada consistirá en la muerte en la cultura ibérica, en el que se trataran las diferentes formas de entierros en el mundo ibérico, permitiendo una distinción entre tipologías comunes y elementos regionales.
La muerte en la cultura ibérica, un hecho desigual
La sociedad ibérica es una sociedad jerarquizada, en la cual se da la existencia de una aristocracia de cariz guerrero. La gran masa de la población estaría dedicada a la ganadería y agricultura. Por último hay presente una división del trabajo moderadamente compleja, como demuestra la existencia de un artesanado especializado que vive en la mayor parte de asentamientos, como el herrero y el alfarero.
Esta jerarquización estaría representada en la muerte, pues no todos los miembros de esta sociedad tendrían derecho a ser depositados en las necrópolis, siendo reservadas para la aristocracia. Esto significó el cambio en el modelo funerario vigente anteriormente en favor de una mayor importancia de la individualidad.
Un ejemplo de esto lo encontramos en Andalucía, lugar en el que se pasó de un modelo de tumbas de linaje, o colectivas, a un modelo de tumbas principescas. Las tumbas de linaje se tratarían de tumbas colectivas, en las cuales por pertenecer a un linaje se tenía derecho al entierro en la estructura tumular común. A su vez, tenían una función ideológica, pues simbolizaría la legitimidad del asentamiento y del control de los territorios existentes a su alrededor, debido a la presencia de los ancestros en ese lugar.
Con el paso al modelo principesco se mantendrían los espacios de necrópolis anteriores, construyéndose encima las tumbas principescas. Con ello, se puede apreciar el papel del líder o aristócrata como el descendiente de las familias anteriores y, por lo tanto, legitimado para el papel de gobierno.
Rituales y tipologías de enterramiento
La muerte en la cultura ibérica se basa en la cremación, en el cual el difunto se quemaba en una pira, alrededor de la que, se cree, se harían rituales funerarios diversos. Diversas teorías apuntaban que habría un banquete funerario, discutiéndose la posibilidad de la presencia de todos los miembros del asentamiento o no. Posteriormente, las cenizas y los restos serían lavados y depositados en la estructura previamente construida, habitualmente en el interior de una urna.
Según la forma de la construcción o el lugar de la cremación se podrían distinguir varias tipologías de entierro. Una de las tipologías más habituales serian el entierro in bustum, en el cual, se quemaba al difunto en la pira funeraria realizando diversos rituales. Posteriormente se reaprovechaba el lugar de la cremación para la construcción de la tumba. Por último, se añadía un ajuar formado por recipientes cerámicos y/o metálicos. En esta forma habitualmente los restos se depositan sin urna, al no existir la necesidad de trasladarlos.
La segunda forma más extendida era la cremación en ustrinum. Ésta consistía en la diferenciación del lugar de la pira y del espacio de entierro. Esto significaba la construcción de la estructura tumular, en la cual, se depositaba la urna con las cenizas del difunto y el ajuar. A pesar que la forma más extendida de la muerte en la cultura ibérica fuese la tumular existen distintas variantes.
De esta forma encontramos como en Andalucía se dan casos de entierros tumulares con cámara, en las cuales se podrían distinguir una estancia dividida en diversas naves longitudinales, pudiéndolas encontrar en los yacimientos de Castellones de Ceal y la Cámara de Toya. Estas estructuras estarían construidas con sillares de piedra trabajados y encajados en seco, conteniendo en su interior el ajuar y la urna funeraria, en la que estarían depositadas las cenizas.
Dentro de las estructuras constructivas de mayor complejidad se encontrarían el empedrado tumular, localizados principalmente en la zona de Murcia, Alicante y Albacete. Estas edificaciones consistirían en un recinto cuadrangular con un espacio interior, compuesto por un suelo de adobe, en el cual se depositaria el ajuar y la urna, sobre la que se levantarían las paredes, creando una estructura cúbica. Sobre ésta posiblemente se colocaría una escultura, viéndose ejemplos de este tipo de entierro en los Villares o en Cabezo Lucero. Por último, encontraríamos la tipología de entierro más sencilla con los llamados entierros en cista, en la cual se haría un agujero en el que se depositaría el ajuar y la urna, pudiéndose cubrir con distintos materiales o señalar con estelas.
Conclusiones
La sociedad ibérica muestra una división social constatable en las formas de entierros, donde las necrópolis estarían reservadas para unas élites. Estas necrópolis serían compuestas por tumbas principescas en las que se depositarían los restos del difunto y dentro de las cuales convivirían distintos tipos de tumbas y ajuares, mostrando la división existente en este tipo de culturas y la riqueza de estas élites guerreras.
Bibliografía
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Artículo escrito por Rosa Mercado Guirado, graduada en Historia.
Rosa Mercado se graduó en Historia por la Universidad de Lleida en el año 2016. Actualmente estudia el Máster en Arqueología Clásica por la Universidad Rovira y Virgil (ICAC-URV-UAB) de Tarragona. Su principal línea de investigación en el presente es el uso e importancia de los metales en las sociedades protohistóricas de la península Ibérica. Además, ha participado en excavaciones arqueológicas de la cultura Ibérica en Cataluña.