Datos técnicos
Título: «El regreso de Martin Guerre»
Título original: «The Return of Martin Guerre»
Autora: Natalie Zemon Davis
Edición: Barcelona, 1984
Editorial: Akal
Número de páginas: 151 páginas
Crítica de «El regreso de Martin Guerre»
La obra más famosa por la que es conocida Natalie Zemon Davis es, sin duda alguna, «El regreso de Martin Guerre», una obra maestra de la historiografía francesa vinculada a la corriente de la microhistoria. A nivel general, esta obra plantea una temática especial, excepcionalmente detallada y recurrida para lo que era la transmisión de fuentes en la Francia de la Edad Moderna temprana: el caso de un hombre que, tras irse a la guerra durante varios años, es suplantado por otro que consigue llevar a cabo un engaño por el que consigue vivir la vida del otro hombre durante varios años, con todo lo que eso implicaba: cierto parecido físico, conocimiento detallado y pormenorizado de la vida de la persona a la que suplantó, al igual que conocimiento de todas las relaciones sociales que mantenía con la gente de su tierra natal… A partir del regreso del verdadero Martin Guerre a su pueblo natal, Artigat, empieza el juicio sobre la personalidad de los personajes: ¿es el supuesto Martin Guerre quien dice ser? ¿o es el recién llegado al pueblo el que está mintiendo al acusar al otro de usurpador?
El interés de la magna obra de Natalie Zemon Davis «El regreso de Martin Guerre» reside precisamente en la gran cantidad de datos históricos que podemos aprender acerca de la Francia del siglo XVI gracias a leer el libro. No solo nos enteramos acerca de uno de los casos jurídicos más singulares jamás registrados en la Historia, sino que nos enteramos además de múltiples otras cosas: costumbres y hábitos familiares del País Vasco del siglo XVI, costumbres y formas de vida en los poblados típicos que existían en los Pirineos franceses en este siglo XVI, las formas matrimoniales y las costumbres que acarreaban, los modelos de familia que existían en ambos sitios, tanto en el País Vasco que se engloba dentro de la Península Ibérica, y por tanto, con unas tradiciones culturales bien diferenciadas de lo que podría ser el pueblecito de Artigat, arraigado en el Pirineo francés, y con unas tradiciones culturales propias de los poblados franceses de alta montaña.
La onomástica y la heráldica son otros de los grandes conocimientos que podemos adquirir al leer la obra, pues a lo largo de toda ella la autora recoge un gran número de familias de ambos sitios, tanto para los vascos como para los pirenaicos, por lo que nos podemos hacer una breve idea de cómo funcionaría la onomástica de este periodo en estos sitios. Sin embargo, no podemos olvidar que estamos ante una obra que describe dos regiones geográficas bastante pequeñas en lo que extensión se refiere, por lo que, al conocer los datos históricos y etnohistóricos que aporta la obra, no podemos generalizar con el respecto del ámbito cantábrico o el ámbito meridional francés, sin hacer primero un sondeo histórico de cómo sería el mismo proceso cultural en otros pueblos y zonas habitacionales del mundo cantábrico o pirenaico. Es decir, a partir de los datos en onomástica y heráldica ofrecidos por un pequeño pueblo francés de los Pirineos no podemos decir que ese pueblo refleja la verdad absoluta de la Historia de la onomástica y la heráldica de ese periodo en este contexto geográfico determinado.
En conclusión podríamos extraer que esta obra de la historiadora Natalie Zemon Davis está repleta de una riqueza informativa y un amplio abanico de puntos de vista y perspectivas acerca de la vida en la Francia meridional de la Edad Moderna temprana que es dificilmente comparable a nivel de relevancia historiográfica para el conocimiento de esta época con cualquiera de otras obras escritas al respecto de este tema crucial para la historia moderna francesa. Sin duda, si el usurpador de vidas no se hubiera metido tanto en el papel, y hubiera callado sus demandas contra su supuesto tío, al igual que si no se hubiera producido el regreso desde la guerra del verdadero Martin Guerre, el usurpador, conocido bajo el nombre real de Arnaud Du Tilh, seguramente podría haber seguido jugando a ser otra persona sin que nadie se percatara de que el individuo que tenían delante no era la misma persona que conocían desde que era un niño.