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HISTORIAE

EL EJERCICIO FÍSICO FEMENINO EN LA ANTIGUA ESPARTA

Fragmento de un artículo sobre la mujer espartana publicado originalmente por Fernando García Romero para el número de 2016 de la Revista Italiana de Pedagogía del Deporte. Puedes consultar su artículo completo a través de este enlace

La educación de la mujer espartana

Los autores antiguos nos proporcionan muy escasas informaciones sobre la educación de las mujeres en la Grecia arcaica y clásica (siglos VII-IV a.C.), que es el período que vamos a tratar aquí. Y además, por lo que respecta en concreto a la educación física, con frecuencia las alusiones a las mujeres deportistas se limitan a su mención como una curiosidad, como algo pintoresco que no se describe con detalle y rigor. De manera que es poquísimo lo que sabemos sobre la educación física de las mujeres en la antigua Grecia.

Sin embargo, hay una excepción, y por ella vamos a empezar: la ciudad de Esparta. Sobre la educación física de las muchachas espartanas tenemos información relativamente abundante, aunque nunca procede directamente de fuentes espartanas. Siempre son otros griegos (sobre todo atenienses) quienes nos informan sobre ella, por lo que nos queda la duda de hasta qué punto esas noticias se corresponden con la realidad o son en parte fruto de la exageración o la deformación interesada, para alabar o para denigrar a los espartanos.

Estatuilla de una mujer espartana
Estatuilla de una mujer espartana

En todo caso, en el aspecto que ahora nos interesa en concreto, es indudable que el sistema educativo espartano preveía para las muchachas un entrenamiento físico mucho más completo y sistemático que en las demás ciudades griegas. Como es bien sabido, en Esparta, a diferencia de lo que ocurría en Atenas, la educación era competencia y preocupación del estado y no de los particulares, y el estado espartano consideraba que la educación física de las mujeres era esencial para su supervivencia.

La inclusión de las muchachas en el sistema educativo espartano y, dentro de él, su participación en el entrenamiento físico, era atribuida por la tradición al legendario creador de las leyes que regían el estado espartano, Licurgo. Y los autores antiguos interpretan que la intención de Licurgo al proporcionar a las mujeres espartanas un completo entrenamiento físico era conseguir que desempeñaran de la mejor manera posible su papel de madres y esposas, y dieran a luz hijos que aseguraran el futuro de la comunidad.

Los autores antiguos interpretaban, de acuerdo con la distribución habitual de roles en la sociedad griega antigua y probablemente con razón, que la educación física que las leyes espartanas prescribían para las mujeres tenía como finalidad que desempeñaran de la mejor manera posible su papel de madres. Pero, en todo caso, también advierten que la ejercitación física y la vida al aire libre proporcionaban a las mujeres espartanas una libertad mayor de la que tenían en el resto de las ciudades griegas. Esa ejercitación física y esa vida al aire libre convirtieron a las muchachas espartanas en las mujeres más sanas, y también más guapas, de la antigua Grecia, según los autores antiguos.

Cuadro de Emmanuel Croise a principios del siglo XX sobre la mujer espartana
Cuadro de Emmanuel Croise a principios del siglo XX sobre las mujeres espartanas

Hemos dicho que ya los autores antiguos, al igual que los estudiosos modernos, interpretan que el entrenamiento físico que las leyes espartanas prescribían para las muchachas tenía como finalidad que en el futuro desempeñaran de la mejor manera posible su papel de madres, llegando al matrimonio y al momento de procrear en plena forma física. Pero los estudiosos modernos (y en este tema ha insistido especialmente Giampietra Arrigoni) han sostenido que la educación física de las muchachas espartanas pudiera haber tenido también otra función relacionada con ese objetivo de prepararlas para los roles que la sociedad les atribuía: pudiera haber tenido una función “erótica”, consistente en estimular el deseo sexual de los jóvenes que las vieran practicar el deporte, siempre con vistas al matrimonio y a la procreación de hijos que aseguraran el futuro de la comunidad.

Efectivamente, las fuentes antiguas aseguran que los muchachos y las muchachas espartanas “se ejercitaban juntos”. Pero ¿qué quiere decir exactamente que los muchachos y las muchachas “tienen pistas de carreras y palestras comunes” y que “practican el deporte juntos”? Esas expresiones han sido interpretadas por algunos en el sentido de que la educación física en Esparta era mixta, es decir, que muchachos y muchachas se ejercitaban juntos, entrenando y compitiendo unos contra otros.

No obstante, la mayoría de los estudiosos opinan que esas expresiones pueden interpretarse perfectamente en el sentido de que chicos y chicas compartían los mismos lugares de entrenamiento, pero eso no significa necesariamente que entrenaran juntos. En todo caso, ya se entrenaran muchachos y muchachas juntos, ya lo hicieran por separado, el hecho de que practicaran el deporte en el mismo lugar probablemente sea suficiente para seguir manteniendo la existencia de una función “erótica” del deporte espartano.

Estatuilla de bronce de una mujer en la antigua Esparta corriendo
Estatuilla de bronce de una mujer espartana corriendo

¿Qué disciplinas comprendía el entrenamiento físico de las espartanas? Jenofonte afirma que Licurgo “ordenó que el sexo femenino ejercitase su cuerpo no menos que el masculino”, lo cual es probablemente una exageración, pero al menos nos indica que la educación física de las muchachas espartanas comprendía un amplio espectro de disciplinas. Parece claro, dada la coincidencia de nuestras fuentes, que las jóvenes espartanas practicaban la danza, por supuesto, la carrera pedestre (el deporte femenino por excelencia en el mundo grecorromano, junto con los juegos de pelota, sin duda también practicados por las espartanas) y la lucha (ejercicio privilegiado en la educación física griega antigua, por ser considerado el más completo para educar cualidades físicas y anímicas). También pudieran haber practicado los lanzamientos de disco y jabalina, y con seguridad el salto, al menos en la modalidad llamaba bíbasis. Algunos testimonios incluso invitan a pensar que también podían haber practicado la natación e incluso la equitación.

Fragmento de un artículo publicado originalmente por Fernando García Romero para el número de 2016 de la Revista Italiana de Pedagogía del Deporte. Puedes consultar su artículo completo a través de este enlace

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