Fragmento de un artículo sobre Malcolm X publicado originalmente por Sergio Alejandro Chifflet en el blog El Kronoscopio el día 28/06/2017. Puedes acceder al artículo completo a través de este enlace.
Crítica de «Malcolm X»
Malcolm X nació como Malcolm Little en 1925 en Omaha, Nebraska, y creció en una atmósfera de violencia racial. Sus padres, militantes afroamericanos, fueron regularmente atacados por turbas racistas. Poco después de que su padre fuera encontrado muerto (la versión oficial afirma que sufrió un accidente, los rumores alegan que en realidad fue asesinado por parte del Ku Klux Klan), su madre sufrió una crisis nerviosa y fue internada en un hospital psiquiátrico. El joven Malcolm deambuló entre reformatorios antes de instalarse en Nueva York, donde coqueteó con la delincuencia juvenil y fue encarcelado durante años por robo.
La industria de Hollywood reflejó una ‘cultura de la victoria’ basada principalmente en los ideales estadounidenses de excepcionalismo y triunfalismo. Estos ideales se expresaron a principios del siglo veinte en el cine a través del género del western; al parecer el relato bélico por medio de la pantalla expresó y propagó mejor que ningún otro medio la cultura y el pensamiento de la clase dominante debido a que como bien afirma Eric Hobsbawm “A diferencia de la prensa, que en la mayor parte del mundo interesaba sólo a una pequeña elite, el cine fue, casi desde el principio, un medio internacional de masas”. Es en la década del ‘20 en los Estados Unidos en donde podemos situar el nacimiento del cine de protesta, cuando los diversos grupos étnicos y sociales fuera del hegemónico ‘WASP’ (White Anglo-Saxon Protestant) que representaba al establishment, comenzaron a expresarse por medio del audiovisual. Los más radicales fueron los negros produciendo algunos ‘contrafilms’ como por ejemplo ‘The Birth of a Race’ que representaba la visión negra de la sociedad estadounidense, pero con muy poco éxito hasta en la población negra. La segunda oleada de films producidos por negros a partir de los setenta tuvo un mayor éxito debido a la inclusión de un mayor realismo, anteriormente negado.
La década del ochenta, bajo la presidencia de Ronald Reagan, estuvo marcada por la implementación del modelo neoliberal, la economía estaba dominada por la especulación; se terminó de desmontar el ‘estado de bienestar’ y con políticas de austeridad se logró ampliar la brecha entre ricos y pobres de una forma inédita, aumentando los índices de desempleo y sub empleo. La cantidad pobres aumentó considerablemente, los más golpeados por esta pobreza fueron los negros con una población del 33,8 % por debajo del límite de la pobreza. La redistribución de la riqueza de abajo hacia arriba expresó cifras descomunales, el Empobrecimiento de los que menos tenían dejó a una gran masa de la población desolada A finales del mandato de Reagan, la diferencia entre ricos y pobres en los Estados Unidos había aumentado de forma dramática. Mientras que en 1980 los altos ejecutivos de las corporaciones ganaban 40 veces más de lo que ganaba el obrero medio, en 1989 ganaba 93 veces más. Con la llegada del vicepresidente de Reagan, George Bush, a la presidencia en enero de 1989 poco y nada cambiarían las líneas de gobierno. En dicho contexto el productor, director, guionista y actor de cine Spike Lee realizó su obra cumbre.
Ya en los años noventa, la película de Spike Lee se puede situar dentro del grupo que podemos denominar ‘contra-consenso’, debido principalmente a que posee una actitud crítica hacia la sociedad estadounidense en general, especialmente a su población blanca. Este film no busca por medio de la crítica la reforma del sistema como la mayoría de las películas ubicadas dentro de la línea del consenso lo hacen; estos últimos en sus instancias finales intentan demostrar que el sistema funciona aunque sea por medio de válvulas inesperadas; en cambio el film analizado se encarga constantemente de remarcar las fisuras del sistema de las cuales la población negra son los más perjudicados y la única solución posible al problema es la unión de todos los afro-americanos con el fin de tener una mayor fuerza de acción en contra de la opresión generalizada.
La película ‘Malcolm X’ posee ciertas particularidades. Su productor Spike Lee es reconocido en el ambiente del cine por ser un productor independiente y un acérrimo crítico de Hollywood y su aparato político, económico y cultural. Sin embargo, para este film optó por firmar un contrato con la Warner Bros, una de las más reconocidas firmas audiovisuales a nivel global, para llevar adelante su más ansiado proyecto. Una vez firmado dicho contrato comenzaron los conflictos. El primero de ellos fue la negativa de Spike Lee en aceptar a Norman Jewison (director impuesto por la Warner) debido principalmente a que Jewison era blanco y el proyecto necesitaba, según Lee, un director negro. Jewison dio un paso al costado y se solucionó el problema. Otro dilema surgió en torno al presupuesto y la duración de la película, Lee pidió 31 millones de dólares, cuando la Warner aportó tan solo 20 millones con el fin de que la duración del film sea de 135 minutos y no 195 minutos como era el proyecto original. El conflicto nuevamente se resolvió a favor de Lee debido a que los 11 millones de dólares restantes fueron aportados, en condición de donación, por celebridades afro-americanas (entre otros los jugadores de baloncesto Magic Johnson y Michael Jordan, la cantante Janet Jackson y el actor Bill Cosby). En cuanto a la duración de la película, la Warner cedió su posición debido a las reacciones positivas que obtuvieron en el público los primeros avances de la película.
Fragmento de un artículo publicado originalmente por Sergio Alejandro Chifflet en el blog El Kronoscopio el día 28/06/2017. Puedes acceder al artículo completo a través de este enlace.