Gracias tanto a las fuentes de conocimiento materiales como a las literarias, podemos decir casi con absoluta certeza que Atenas era el asentamiento más grande e importante de la península del Ática y uno de los mayores centros palaciales del mundo micénico, durante la Edad del Bronce Reciente (1600-1150 a.C., aprox.).
A partir de estos datos, podemos suponer también que fuera la primera potencia de la península y que ejerciera un laxo control sobre los otros centros palacios fortificados de la región, ya que estos habrían sido en gran medida independientes del wanax de Atenas. Por lo que sabemos gracias a la arqueología, Atenas fue una de las pocas grandes ciudades griegas que no fue afectada por la crisis del 1200 a.C., quizás por las montañas que separan el Ática de la Grecia central y que habrían desanimado a los pueblos invasores a extenderse por el extremo sur de Grecia.
Después de un siglo de miseria y decadencia por los movimientos migratorios y las invasiones, la aparición de la cerámica protogeométrica ateniense, a mediados del siglo XI a.C., marca el inicio de la recuperación, influyendo en gran medida en el estilo de la del resto de Grecia durante toda la Edad Oscura, y todo esto teniendo en cuenta que Atenas nunca dejó de ser la principal población del Ática. De finales de la Edad Oscura, durante el siglo IX a.C., son algunos ricos enterramientos que indicarían que era una época de creciente prosperidad, confirmada después por el gran crecimiento demográfico que se dio en Atenas durante el siglo VIII a.C.
Algunas peculiaridades de esta etapa de la Historia de Atenas son, por ejemplo, que no participó en el fenómeno colonizador griego de ultramar que se inició desde finales del siglo VIII a.C., o que nunca se produjo por parte de las pequeñas ciudades o aldeas del Ática el menor intento de declararse una polis independiente de Atenas, como sí sucedió en otras regiones. Tampoco hubo, como en el caso espartano, una población de ilotas y periecos, puesto que no había «ciudadanos de primera» y «ciudadanos de segunda».
Sin embargo, a pesar de que en la teoría cualquier ciudadano de cualquier pequeña ciudad del Ática podía participar en el gobierno de la polis en igual de condiciones con los ciudadanos de la propia Atenas, lo cierto es que en la práctica solo los ciudadanos que vivían más cerca ejercían sus derechos políticos, ya que una persona que viviera a muchos kilómetros de Atenas no iba a estar andando durante horas o días solo para ir a votar.
Bibliografía
BARCELÓ, P. (2001): Breve historia de Grecia y Roma. Alianza, Madrid.
CÁNFORA, L. (2003): Aproximación a la historia griega. Alianza, Madrid.
GÓMEZ ESPELOSÍN, F. (2001): Historia de la Grecia antigua. Akal, Madrid.
LANE, R. (2008): El mundo clásico. La epopeya de Grecia y Roma. Crítica, Barcelona
POMEROY, S. [et.al.] (2012): La antigua Grecia. Historia política, social y cultural. Crítica, Barcelona.