Artículo sobre los misterios de Eleusis escrito por Alejandro Barreda, graduado en Historia.
¿Qué eran los misterios?
Para entender la religiosidad de los antiguos griegos debemos entender que era pública y comunitaria, esto es, que se desarrollaba en torno a actos públicos (sacrificios, banquetes, procesiones, etc) en los que el fiel participaba como miembro del colectivo. No obstante, a lo largo del mundo helénico aparecieron una serie de cultos con un contenido secreto y en que se participaba a título individual: los misterios.
Entre todos ellos, los más famosos y mejor conocidos son los Misterios de Eleusis. Este culto recibía el nombre de la ciudad en que se celebraba. Eleusis era un núcleo urbano del Ática que, a pesar de su antigua fundación, cayó pronto bajo el poder ateniense. De hecho, muchas referencias a estos cultos nos han llegado a través del arte, de la literatura y de la filosofía de Atenas, dónde se conocían simplemente como mystéria. Allí se construyó un santuario dedicado a Deméter y Perséfone, en el cual tenían lugar los principales actos de los misterios.
El primer testimonio sobre estos misterios, el himno homérico a Deméter, se ha datado entre el 650 y el 550 a. C., pero apunta a una tradición mucho más antigua que desconocemos. La fama de los misterios se extendió por toda Grecia primero y luego por todo el Imperio Romano. De hecho, el santuario eleusino cuenta con diferentes construcciones romanas y más de un emperador tomó parte en los misterios. Seguramente no se interrumpió su celebración hasta finales del siglo IV, con la oficialización del cristianismo por Teodosio y el ataque de los godos de Alarico a Eleusis en el 395.
A pesar de esta vida más que milenaria, el respeto de los autores paganos por el misterio los limitaba a hacer referencias un tanto ambiguas, sobre todo sobre la celebración de los misterios per se. Los datos más explícitos con que contamos son de los primeros autores cristianos, que pretendían desacreditar la religión pagana. El más exitoso fue Clemente de Alejandría.
El trasfondo mítico
Entre las fuentes paganas, cabe destacar el himno homérico a Deméter, pues aporta un trasfondo mítico de los misterios. El poema empieza con el rapto de Perséfone (o Coré) por Hades para que sea su esposa. Frente a esto, su madre Deméter (diosa de los cereales y correspondiente a la Ceres romana) inicia una búsqueda de su hija hasta que a través de Hécate y del Sol averigua su paradero. Deméter enfurece, se niega a hacer germinar las plantas y obliga así a Zeus a intervenir. Envía a Hermes al inframundo para que traiga a Perséfone de vuelta, pero antes de dejarla marchar Hades le hace comer unos granos de granada. Por ello, aunque regrese con su madre, tendrá que volver con su esposo cuatro meses cada año. Finalmente, madre e hija se reencuentran y Deméter reinicia el ciclo vegetal.
A este mito bastante conocido se le añade durante el momento de duelo de Deméter la narración de su estancia en Eleusis. La diosa, en la figura de una anciana, llega a la ciudad y es contratada como haya en casa de Céleo. Deméter cuida del hijo menor de este como si fuera un dios, pretendiendo otorgarle inmortalidad y eterna juventud. Sin embargo, la madre del niño espía a la diosa mientras esta lo tiene en una hoguera (para hacerlo inmortal). Ante esto, Deméter enfurece, revela su identidad, ordena la construcción de un templo en su honor y abandona la casa. Posteriormente se construye el templo y la diosa aguarda en este el reencuentro de su hija.
La celebración de los misterios de Eleusis
Los misterios eleusinos se celebraban en otoño, entre el 14 y el 21 del mes de Boedromión. Cada año tomaban parte miles de personas y de facto la mayoría de ciudadanos atenienses habían tomado parte. En principio solo se permitían ciudadanos atenienses (es decir, excluyendo mujeres, extranjeros y esclavos) pero posteriormente se abrirían los misterios a otros griegos y al mundo romano.
Se distinguía entre los participantes por primera vez, los mýstai, y aquellos que repetían, los epóptai. Los primeros estaban guiados por un mistagogo y en algunos momentos tendrían que taparse los ojos. En cambio, los epóptai eran espectadores de todos los misterios. Entre estos, cada año un niño recibía el gran honor de iniciarse como “niño del hogar”, que seguramente asumía el papel del hijo de Céleo en el mito. Respecto a la organización del culto, sus principales responsables eran la sacerdotisa de Deméter en Eleusis; el hierofante, siempre de la familia de los Eumólpidas, y los portadores de las antorchas y los heraldos de los sacrificios, pertenecientes a la de los Cérices.
Entre los días 14 y 18 empezaba la celebración de los misterios en Atenas, dónde los iniciados realizaban ritos preparatorios como un baño ritual, el sacrificio de un cochinillo y el ayuno. El día 19 se realizaba finalmente la procesión a Eleusis por la vía sagrada (de unos 30km). A su llegada a Eleusis esa misma noche (ya computada como día 20) los iniciados accedían al Telesterion, un recinto cerrado en qué se realizaban los misterios. Una vez allí los iniciados, con un velo en la cabeza y sentados en un escabel, eran purificados con un aventador y antorchas.
La ceremonia posterior se celebraría en la oscuridad, solo rota por antorchas y la hoguera de un altar llamado Anaktoron. Tenemos más dudas que datos claros de esta parte. En primer lugar, hay múltiples referencias a unos objetos sagrados ocultos en una cesta, pero no hay consenso sobre qué eran. En segundo lugar, se ha planteado si el consumo de ciceón, una bebida de cebada, incluiría psicofármacos que determinaran la experiencia de los participantes. Finalmente, Clemente de Alejandría afirma que en el momento culminante se anunciaba el nacimiento de un niño divino (posiblemente Pluto, dios de la riqueza) y mostraba una espiga cortada. También sabemos que durante la ceremonia se anunciaba con un gong el encuentro con Coré.
La participación en los misterios estaba motivada por la promesa de una mejor estancia en el Hades después de la muerte. Pero también contienen múltiples referencias al ciclo agrícola. A través del relato mítico se justificaba la sucesión de las estaciones y además los atenienses ubicaban el principio de la agricultura en Eleusis y, por tanto, en su territorio. Por último, cabe preguntarse por el origen de estos misterios. Las hipótesis al respecto apuntan a la Prehistoria: podría haber sido un rito de paso de la infancia a la adultez. En ese caso, el “niño del hogar” justificado por el mito sería una figura residual de este rito original.
Bibliografía
BURKERT, Walter (2007): Religió griega arcaica y clásica. Abada editores, Madrid.
GRAF, Fritz, Brill’s New Pauly, IX, 430-433, sub voce Mysteria.
FUNKE, Peter, Brill’s New Pauly, IV, 914-917, sub voce Eleusis.
Artículo escrito por Alejandro Barreda, graduado en Historia.
Para saber más
Alejandro Barreda Beltran es graduado en Historia en la Universitat de València y actualmente estudiante del Máster de Formación en el Mundo Occidental en la misma universidad. Sus principales intereses en materia de investigación histórica son la historia de las religiones y el mundo antiguo.