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HISTORIAE

Crítica de «Zulú»

Primera parte del artículo escrito por Jorge Álvarez, licenciado en Historia.

Sudáfrica, 11 de enero de 1879: un ejército británico mandado por Lord Chelmsford cruzaba el río Búfalo, la frontera natural que separaba Zululandia de la colonia de Natal. Era el inicio de una invasión originada por un casus belli menor (la violación fronteriza previa de unos guerreros zulúes para acabar con miembros de un clan rival) que en realidad encubría un doble motivo más amplio: por un lado amedrentar a los bóers del Transvaal (a los que ya se había arrebatado Natal) y por otro someter al rey zulú Cethswayo, que consciente de las ansias expansionistas del Alto Comisionado británico Sir Henry Bartle Frere y las inaceptables condiciones de su ultimátum, había formado un colosal ejército de decenas de miles de bien disciplinados y temibles guerreros.

La invasión se llevó a cabo con dos columnas que penetraron por el norte y el oeste mientras que Lord Chelmsford, que tenía el mando supremo, dirigía personalmente la tercera -la más potente- desde el sur. Los soldados avanzaron durante diez jornadas sin que las tropas enemigas les salieran al paso. Pero la mañana del undécimo día, el 22 de enero, tras acampar en un lugar llamado Issandhlwana, tuvieron un negro despertar. Una impresionante marea de veinte mil zulúes cayó sobre ellos y los exterminó prácticamente por completo; 1.800 hombres de infantería y caballería con un par de cañones que trataron de resistir inútilmente espalda contra espalda mientras Lord Chelmsford, que se había separado de ellos el día anterior para buscar a un enemigo que no encontraba, recibía la noticia del desastre y regresaba apresuradamente.

Michael Caine caracterizado como su personaje en la película

Éste es el punto donde empieza la película Zulú: el campo de batalla sembrado de cadáveres que los guerreros recorren recogiendo fusiles (también destripaban a los muertos por razones religiosas, aunque eso no se muestra) porque se disponen a librar un segundo combate no muy lejos de allí, en un lugar llamado Rorke’s Drift. Una misión religiosa usada como almacén de víveres y hospital de campaña donde, enterados del trágico destino de sus compañeros, 144 soldados ingleses, galeses, escoceses e irlandeses más medio centenar de auxiliares nativos se atrincheran para defenderse del inminente ataque.

En 1964 se cumplía el 85º aniversario de la batalla y como, sorprendentemente, hasta entonces el cine no se había ocupado de aquel episodio salvo en una cinta muda de 1917 sobre Issandlhwana en la que participaron zulúes veteranos que habían tomado parte en aquella lucha, al cineasta Cy Enfield, que acababa de leer un artículo sobre el tema del escritor John Prebble titulado Slaughter in the Sun (Masacre bajo el sol), se le encendió una luz de pronto. Enfield era estadounidense pero estaba afincado en Gran Bretaña desde hacía unos años al ser acusado de comunista y figurar en la lista negra del Comité de Actividades Antiamericanas. Paradójicamente, eso le serviría para rodar Zulú, su obra maestra.

Cartel original de la película

Corrió a contarle su idea a Stanley Baker, actor con el que había trabajado ya varias veces y que empezaba a entrar en el mundo de la producción con su propia compañía, Diamond Films. Así pues, le encargaron un guión al propio Prebble -sería el único que haría en su vida-y se lo presentaron al productor norteamericano Joseph E. Levine, que tenía en su currículum éxitos como El león en invierno, El graduado o Sodoma y Gomorra, entre otros (posteriormente también haría Le llamaban Trinidad y Un puente lejano). Levine aceptó producir la película a través de Diamond Films. El presupuesto asignado fue de 2.654.000 libras.

La cosa empezó a tomar forma. Baker se reservó el papel protagonista, el del eficiente teniente John Chard, quedando el su rival, el inexperto teniente Gonville Bromhead, para Michael Caine, en el que fue el primer rol importante de su prolífica carrera. Dado que aún era un semidesconocido, originalmente Caine iba a a interpretar un personaje secundario (aunque jugoso), el soldado Henry Hook, máxime teniendo en cuenta que Bromhead era un aristócrata y el actor tenía un fuerte acento cockney. Fue rechazado pero al parecer el actor elegido para Bromhead enfermó y dada la urgencia de no poder seguir buscando, pues había que desplazarse ya a África, le terminó consagrando como estrella. Una capa y una cacería junto a varios criados, además del genio interpretativo de Caine, solucionaron la diferencia social.

Fotograma de la película que muestra a los zulues

Efectivamente, el equipo se fue a rodar a Sudáfrica, aunque no se eligió el verdadero lugar de los hechos sino otro situado a un centenar de kilómetros, considerado más claustrofóbico por las montañas circundantes. Eso sí, también estaba en KwaZulu-Natal, por lo que se pudo contar con dos centenares y medio de auténticos zulúes para todas las escenas de batalla (muchos de ellos eran descendientes de veteranos que habían luchado en ella y nunca habían visto cine), a los que se añadió un millar de miembros de otras tribus en las tomas de la segunda unidad (corrió el rumor de que a causa del appartheid no se les pagó con dinero sino con vacas, pero es un bulo, aunque sí es cierto que en Sudáfrica se prohibió a los negros ver la película por miedo a que les incitase a rebelarse). El mismísimo Mangosuthu Buthelezi, fundador y líder del partido político Inkatha Freedom Party y por cuyas venas corría sangre real, asumió el papel del rey zulú Cethswayo, del que era biznieto. Los interiores se rodaron en Inglaterra, en los Estudios Twickenham, por lo que los actores que tenían sus escenas en el hospital no necesitaron viajar y los zulúes que les atacan no son tales sino afroamericanos.

Fotograma de la película que muestra al ejército británico

Primera parte del artículo escrito por Jorge Álvarez, licenciado en Historia.

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       Jorge Álvarez es licenciado en Historia y diplomado en Archivística y Biblioteconomía. Fue fundador y director de la revista Apuntes (2002-2005), creador del blog “El Viajero Incidental”, y bloguero de viajes y turismo desde 2009 en “Viajeros”. Además, es editor de “La Brújula Verde”. Forma parte del equipo de editores de Tylium.

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