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HISTORIAE

La República de las Letras en el Gran Siglo

Biblioteca de la Sorbona, la célebre universidad de París

Introducción

Con esta entrada llegamos al final de esta serie. Por ello me gustaría destacar las principales características de la República de las Letras y que giran en torno a la forma de comunicación, tanto en el sentido lingüístico, formal como físico. Esto es porque la peculiaridad de esta comunidad reside, justamente, en su carácter virtual que hace que la comunicación entre sus miembros sea característica.

Como hemos ido viendo en las entradas anteriores la República de las Letras fue una comunidad cosmopolita autoproclamada y virtual de intelectuales, que se desarrolló durante la Edad Moderna en Europa. Sus miembros formaban un grupo elitista, y el ingreso a esta comunidad dependía de elección por cooptación. La República de las Letras no tenía fronteras, ni gobierno. Estaba formada por personas interesadas en estudiar cualquier rama del saber. Acabará gestionándose a través de unas academias que, en un primer momento, surgen frente a la oficialidad de las Universidades y terminará institucionalizándose y organizándose en estructuras formales. Diferentes tipos de organizaciones permitieron el desarrollo de los estudios: uno más erudito y otro más mundano; ambos organizan y construyen esta comunidad transnacional.

Biblioteca de la Sorbona, la célebre universidad de París
Biblioteca de la Sorbona, la célebre universidad de París

El estudio de la República de las Letras

Pese a que los propios miembros de la República de las Letras se sintieron, realmente, ciudadanos de ella y el término como tal fue acuñado ya en 1417 (Francesco Barbaro), sólo la historiografía más reciente la ha analizado como un conjunto. Anteriormente fue abordado su estudio de forma más monográfica, atendiendo aspectos concretos de la República de las Letras como temas separados. Este fue el caso de dos historiadores “actuales”, Hans Botts y Françoise Waquet, que durante su carrera analizaron las formas de sociabilidad y la correspondencia de los letrados. Incluso, luego escribieron conjuntamente un libro bajo el título de República de las Letras (en 1997), entendiéndolo ya como un conjunto.

Marc Fumaroli es el historiador que más recientemente ha tratado el tema también como un conjunto. Además, es el autor que más ha nutrido mi bibliografía, ya que en sus libros busca unificar los aspectos que durante años han sido analizados de forma más monográfica.

Fotografía actual de Marc Fumaroli, gran investigador de la República de las Letras
Fotografía actual de Marc Fumaroli, gran investigador de la República de las Letras

Las Academias de la República de las Letras

La segunda entrada de esta serie la dediqué a la Academia, como centro físico de reunión de la República de las Letras. Las Academias Italianas, de principios de la Edad Moderna, eran reagrupaciones, en torno a un maestro, de jóvenes que compartían el mismo ideal intransigente de perfección. Será el punto donde surge la idea de colaboración entre los estudiosos, que caracterizó los ideales de la República de las Letras.

Más tarde será en Francia donde estas sociedades de letrados, agrupadas en salones, tengan más peso, dentro de lo que entendemos como República de las Letras, diferenciando varios tipos de reuniones según los intereses estudiosos. La evolución de los salones y las Academias, hasta llegar a su institucionalización como Reales Academias, es algo que la historiografía ha estudiado sobradamente. Aun así, es interesante ver su evolución dentro de la República de las Letras y como esto marca un cambio, o incluso una ruptura. El academicismo acaba abarcando todas las enseñanzas, aun con sus normas y efectos “esterilizadores” mediante una severa y tradicional disciplina artesanal.

El cuadro "La escuela de Atenas" de Rafael Sanzio
El cuadro «La escuela de Atenas» de Rafael Sanzio

La red de la República de las Letras, que en origen no tenía frontera ni gobierno y no servía a intereses particulares, acaba viéndose gestionada a través de estas Academias, por tanto, es lógico pensar que los valores que defendían se pierden, o dejan de estar tan claros, cuando las Academias pasan a ser otra cosa. No obstante, sí podemos afirmar que actualmente existe la intención y voluntad por parte de los académicos de fomentar la cooperación y colaboración entre ellos, así como entre los estudiantes. Por tanto, me atrevería a decir que alguna parte del espíritu que movía a la República de las Letras sigue, salvando las distancias, entre nosotros.

Periodos de la República de las Letras

Debido al servilismo al estado de las Academias se desencadena un auténtico debate en torno al modelo o modelos culturales y educativos. La evolución de la República de las Letras va paralela a la evolución de las Academias y es en el punto donde las Academias se institucionalizan de forma general donde los estudios marcan el final de la República de las Letras (a finales del siglo XVIII). Sin embargo, el historiador Peter Burke, en una arriesgada visión, extiende la comunidad hasta nuestros días, dividiendo su existencia en cuatro periodos:

  1. El primer periodo se extendería de 1450 a 1850, y, por tanto, es el que nos ocupa en este trabajo. Fue la época de la academia de tracción animal, según el medio de transporte utilizado en el momento.
  2. El segundo periodo iría desde la mitad del siglo XIX hasta mediados del siglo XX: la edad del vapor.
  3. La tercera etapa: desde 1950 a finales del siglo XX. Se trataría de la edad del aire.
  4. Y el cuarto periodo es la época electrónica. En ella nos hallaríamos actualmente.
Fotografía de Peter Burke
Fotografía de Peter Burke

El propio Peter Burke es consciente de que la continuidad de la República de las Letras no puede hacerse extensible a la actualidad. La República de las Letras se ha transformado en la actualidad en una “República Digital de las Letras”. Burke estudia y valora el desarrollo de las bases de datos electrónicas, el fenómeno del blogging y el impacto que la expansión de la Enciclopedia Wikipedia ha tenido en la ­­­vida académica. Con todo, la presencia de la oralidad en la vida académica, así como el contacto directo y personal (una buena conversación), son fundamentales para el desarrollo académico. Así lo vio también la República de las Letras siglos atrás.

Para saber más


       Inma Velarde es músico profesional, concretamente, violinista, (2009-2013) y graduada en Historia por la Universidad de Valencia (2013-2017). Actualmente cursa un Máster de Patrimonio Cultural en la misma universidad. Centra su investigación en lo referente al Patrimonio Bibliográfico y Documental de la Península Ibérica. Colabora en diferentes proyectos de divulgación histórica y creó el blog “Historia y otros monstruos” en 2013.

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