Artículo sobre las suffragettes escrito por Laura Wagner Tinoco, graduada en Historia.
Introducción
Entre mediados del siglo XIX y principios del siglo XX se produjeron numerosos cambios a todos los niveles (políticos, económicos, culturales, etc.). Fue entonces cuando un grupo de mujeres reclamaron sus derechos como ciudadanas en iguales condiciones a los varones. En este contexto, un grupo de mujeres del Reino Unido, viendo como los métodos pacifistas del sufragismo no conseguían nada, se unieron en una militancia más activa y revolucionaria para intentar conseguir el sufragio femenino.
El sufragismo en Reino Unido
El sufragismo inglés ha sido sin duda alguna uno de los más importantes, no sólo a nivel europeo, sino también mundial. Desde mediados del siglo XIX (aproximadamente 1832), hasta el siglo XX (1928), las mujeres del Reino Unido pelearon por cambiar unas leyes que consideraban injustas y discriminatorias.
A lo largo del siglo XIX, muchas mujeres se unieron a distintos movimientos políticos y asociaciones para reclamar sus derechos. Así encontramos por ejemplo la Asociación Política Femenina de Sheffield creada en 1847 por Anne Knight, los escritos de Harriet Taylor Mill y Barbara Leight Smith Bodichon o publicaciones feministas como la Englishwomen’s Journal, entre otras.
A pesar de algunas victorias feministas, no se les permitía el voto, por lo que en 1897 se creó la Unión Nacional de Sociedades por el Voto de las Mujeres. Es entonces cuando podemos considerar que realmente nació el movimiento sufragista. Esta asociación liderada por Millicent Garret Fawcett fue la principal aún cuando existieron otras. Es considerada como una asociación constitucionalista, moderada y pacifista, ya que intentaron negociar con partidos políticos y utilizar las vías parlamentarias, al tiempo que organizaban manifestaciones, etc.
La lucha de Emmeline Pankhurst
En 1903, Emmeline Pankhurst y sus hijas decidieron pasar a la acción y fundaron la Women’s Social and Political Union en su casa de Machester. Emmeline Pankhurst, tras años de militancia en el Partido Laborista Independiente, y harta de que no se concediese el voto a las mujeres e iguales derechos, decidió actuar. La Unión Política y Social de Mujeres fue una asociación exclusivamente femenina, cuyo objetivo era lograr el voto para las mujeres.
Dijo Emmeline Pankhurst que había concebido a la WSPU como una armada, un ejército voluntario por el sufragio. En principio, no constituyó un grupo tan diferenciado de las otras sufragistas debido a que su objetivo era el mismo y, a que muchas mujeres formaron parte de ambas asociaciones dependiendo de las circunstancias. Su estructura estaba organizada jerárquicamente, de forma no federativa y lejos de alianzas con partidos. No poseían ni constitución formal ni democracia interna, lo que generó numerosas purgas y disidencias. De ellos surgió la Liga de libertad de las mujeres (Women’s Freedom League), fundada por Teresa Billington Greig, Charlotte Deespard y Dora Mardsen.
Las suffragettes entre 1903 y 1912
El origen del término
Haciendo honor a su lema “hechos no palabras”, a partir de 1906 comenzaron a llevar a cabo distintas acciones como: interrumpir mítines a los que se les prohibía asistir, yendo disfrazas de hombres o incluso descendiendo por cuerdas desde el techo; realizaron sus propios mítines; organizaron manifestaciones con tambores y estandartes; arrojaron panfletos; dispusieron de mostradores informativos en las calles; se encadenaron a las verjas del Parlamento británico, etc. Es decir, optaron por una militancia agresiva y de desobediencia civil que las caracterizó y las definió.
De ello deriva el término por el que se conoce a las mujeres de la WSPU, suffragettes. El término es una invención del periódico Daily Mirror que las denominó así de forma despectiva para diferenciarlas de las sufragistas constitucionalistas. La WSPU adoptó el término llegando a denominar a uno de sus periódicos como The Suffragette.
Primeras grandes acciones
Muchas de aquellas acciones de la WSPU conllevaban penas de prisión y de represalias por parte de la sociedad de la época. En este sentido, los hechos más brutales ocurrieron en el llamado “Viernes negro”. El 18 de noviembre de 1910 se produjo una concentración del WSPU que fue duramente reprimida por las autoridades que no sólo encarcelaron a muchas mujeres sino que las humillaron, las vejaron, las golpearon e incluso violaron a algunas de ellas. Una vez que eran arrestadas por las autoridades e ingresadas en prisión, ellas hacían huelga de hambre, lo que provocó su alimentación forzosa mediante crueles y dolorosos métodos, además de numerosas burlas en algunos medios de comunicación.
En 1911, el movimiento sufragista se unió para la manifestación conocida como “Women’s Coronation Procesión” que reunió a unas 40.000 mujeres que desfilaron de blanco, de gala e incluso con caballos para celebrar la coronación del nuevo rey y esperanzadas por lograr la tan ansiada concesión del voto.
La radicalización de las suffragettes
La concesión del voto a la mujer fue frenada en 1911 por el primer ministro, lo que llevó a la definitiva separación de los grupos y a la radicalización extrema de las suffragettes. Adoptaron técnicas violentas realizadas por los independentistas irlandeses, como romper ventanas y escaparates, cortar los cables del telégrafo, incendiar vagones de tren, arrojar bombas incendiarias en iglesias y edificios públicos, destrozar obras de arte, etc. Incluso se armaron con pistolas y otras armas, aprendieron artes marciales, y llegaron a crear cuerpos de seguridad para proteger a sus lideresas.
La agresividad aumentó y con ella el número batallas campales, de detenciones, y de mujeres en huelga de hambre. En 1913 unas 1000 mujeres habían sido arrestadas, en huelga de hambre y sed y alimentadas a la fuerza, por lo que el gobierno decidió crear la Ley del “Gato y el Ratón” (Cat and Mouse Act). Mediante esta ley dejaban que las prisioneras más enfermas se fueran a sus casas, y una vez recuperada su salud, las volvían a meter en prisión. Los ataques contra la propiedad continuaron, especialmente entre los años 1913 y 1914 y los daños que causaron se han cifrado entorno a los 2 millones de libras.
Pero quien llegó más lejos en su lucha fue Emily Wilding Davison, quien había estado en la cárcel cuarenta y nueve veces. Para lograr que la sociedad reaccionase, que las autoridades se lo tomasen en serio y ayudar al movimiento sacrificó su vida. Así, en 1913 durante el derby real, Emily Wilding Davison se tiró delante del caballo del rey, justo delante del mismo monarca, autoridades y periodistas. Con una bandera del WSPU bajo el brazo y una clara intencionalidad, la prensa y las autoridades se vieron forzadas a tratar el tema en profundidad. Su funeral se convirtió en una gran manifestación sufragista y marcó un antes y un después.
Las suffragettes en la I Guerra Mundial
La incorporación de Gran Bretaña a la Primera Guerra Mundial en 1914 hizo que todo cambiase. A partir de entonces las suffragettes hicieron un esfuerzo, ayudaron al gobierno colaborando en lo que pudiesen, cambiaron incluso el titulo de su publicación The Suffragette por Britannia. En 1917, Emmeline Pankhurst disolvió la Women’s Social and Political Union, tras lo cual creó el Partido de las Mujeres (Women’s Party). Todos sus esfuerzos se vieron recompensados en cierta medida cuando en 1918 se aprobó que las mujeres mayores de treinta años pudiesen votar, teniendo que esperar hasta 1928 para que las mujeres pudiesen votar sin restricciones en igualdad a los hombres.
Bibliografía
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GONZÁLEZ HERNÁNDEZ, M. J. (2009): «Las sufragistas británicas y la conquista del espacio público: integración, recreación y subversión», en ARENAL, nº 16, vol. 1, pp. 53-84.
VAN WIGERDEN, S. A. (1999): The Women’s Suffrage Movement in Britain, 1886-1928. Houndmills, Basingstoke, Hampshire: Palgrave Macmillan.
Artículo sobre las suffragettes escrito por Laura Wagner Tinoco, graduada en Historia.
Para saber más
Laura Wagner Tinoco es graduada en Historia por la Universidad de Málaga. Ha estudiado el Máster de Documentos y Libros. Archivos y Bibliotecas en la Universidad de Sevilla. Actualmente, estudia el Máster de Igualdad y Género en la Universidad de Málaga. Es una apasionada de su trabajo, centrado en la Historia del Libro y en la Historia de la mujer.