Artículo sobre la independencia de México escrito por Mario Marrero Hernández y Cathaysa Cabeza Carrillo, graduados en Historia.
Causas de la independencia de México: la relación metrópolis-virreinato
El Virreinato de Nueva España era uno de los territorios más importante del Imperio Español en América. Su sociedad era relativamente próspera, y el desarrollo del comercio y de la producción de plata durante el siglo XVIII convertirían lo que hoy es México en una de las principales fuentes de ingresos de la Corona española.
Las reformas políticas de la metrópolis
La aplicación de los programas de reformas político-administrativas y económicas, impulsado por los monarcas de la dinastía de los Borbones entre 1760 y 1795, redefinirá las relaciones coloniales con la metrópoli. Con ello, la Corona busca garantizar la defensa de sus posesiones frente a los ataques de otras potencias. Estas medidas implicaban reducir el poder de las élites locales y generar un sistema fiscal eficiente que permitiera maximizar las rentas obtenidas en las colonias. La reformulación burocrática del Virreinato se plasmó en la génesis de un nuevo marco político-administrativo, el de las intendencias, que limitó sensiblemente la autonomía de las élites e incrementó la presión fiscal.
El motor económico de las Américas
En el aspecto económico, se promulgaron una serie de decretos, entre 1765 y 1796, que liberaron gradualmente el comercio del Virreinato con la Península y el resto de posesiones españolas en América. Se promovió la actividad minera rebajando los precios del mercurio y la pólvora, concediendo exenciones fiscales a las inversiones en este sector y fundando un Tribunal y un Colegio de Minería. Estas medidas permitieron a Nueva España erigirse como la principal productora de plata (un 66% de la producción mundial).
El incremento minero y de la presión fiscal se tradujo en un incremento sustancial de los ingresos de la Corona. Estos ingresos se basaban en los quintos reales, los aranceles a las importaciones de productos metropolitanos y de otras colonias, los monopolios reales, el tributo indígena y una serie de nuevos impuestos. En su conjunto, la Nueva España proporcionaba (a finales del siglo XVIII) dos tercios de la totalidad de ingresos de la Corona en sus posesiones americanas.
El empobrecimiento de Nueva España
La desintegración del sistema financiero español, debido al ciclo de constantes conflictos internacionales en el que España se ve inmersa entre 1790 y 1810, sitúa a Nueva España como financiadora fundamental de los gastos militares de la metrópoli, siendo fundamental además para el sostenimiento de su aparato administrativo. Ello agrava, además, los desequilibrios internos de la economía novohispana, incrementando el antagonismo entre criollos y peninsulares.
En lo que respecta a la producción agraria, el reformismo borbónico provoca su estancamiento al invertir en el comercio y la minería. Esto fue un hecho especialmente grave por estar en un periodo marcado por el crecimiento demográfico, que ocasionaba importantes crisis de subsistencias en momentos de empobrecimiento productivo. La salida masiva de plata provocó, además, un desatesoramiento, paralizando la producción industrial (mayoritariamente textil) y el comercio interno de la colonia.
Causas de la independencia de México: la sociedad de Nueva España
Criollos y peninsulares en Nueva España
Junto a los desajustes económicos, las reformas borbónicas provocaron importantes tensiones en el seno de la sociedad de Nueva España. La organización social en los territorios de ultramar había adoptado la pigmentación de la piel como signo social diferenciador, siendo la clasificación más común la que diferenciaba entre blancos, indios y negros.
Cuantitativamente, la población indígena constituía la mayoría numérica y marcaba las pautas demográficas del virreinato. Los modelos de comportamiento, por otra parte, marcan la predominancia de la población blanca y mestiza en entornos urbanos, disponiéndose el resto de la población en el medio rural. Las diferencias entre criollos y peninsulares no eran tan grandes en el caso de Nueva España, pues estaban ligados por una serie de lazos de parentesco. En lo que respecta a la nobleza, los Borbones la utilizaron como plataforma de reconversión económica, propiciando la reinversión de sus capitales acumulados en la minería y el comercio al por mayor.
Burócratas y militares en Nueva España
La instauración del sistema de intendencias propició el surgimiento de un importante grupo burocrático, cuadruplicándose el número de plazas fijas para la administración. Así, se generalizó una clase de funcionarios reclutada de entre la población blanca, peninsular y criolla. La institución castrense se reforzó a finales del siglo XVIII, incrementándose el número de militares y su autoridad. No obstante, la introducción de privilegios de grupo e intereses de procedencia en el ejército lo convertirán en un sector social poco clarificado. Este hecho tendrá relevancia en el desarrollo del movimiento revolucionario y la Guerra de Independencia.
La burguesía en Nueva España
El cambio en la orientación económica de la metrópoli respecto a América determinó el auge de una pequeña burguesía, hasta entonces poco extendida. Sus capitales procedían del comercio, las minas y la explotación extensiva de la tierra. El Decreto de Libre Comercio y el conjunto de disposiciones económicas previas relanzaron a estos grupos. Cabe destacar que antes estaban relegados a los mercados locales, y ahora asumen funciones económicas más relevantes, determinando así la creación de un capitalismo mercantil netamente novohispano.
Comerciantes y transportistas, arrieros y otros grupos se ligan al comercio interior, asumiendo funciones en el exterior los grandes comerciantes y almaceneros de México y Veracruz, así como los navieros y transportistas a escala internacional. El mundo de la minería también aporta importantes contingentes, que engrosan las filas de estos incipientes grupos burgueses. La pérdida de numerario por la exportación de plata, así como otras políticas intervencionistas de la monarquía hispánica, tendrán incidencia en la actitud discordante de muchos individuos de estos sectores.
Otros grupos sociales en Nueva España
Por debajo de esta burguesía encontramos profesionales liberales y pequeños y medianos propietarios. Luego aparecerán los grupos asalariados; algunos de ellos, minoritarios, tienen un carácter colegiado y libre, en un sistema gremial. Otros desempeñan su actividad como trabajadores contratados de obrajes, trabajadores de las minas y jornaleros.
En lo que respecta al campesinado, sus componentes serán los primeros en sumarse a los ejércitos independentistas, dándole a la revolución un carácter social en sus primeros momentos. El problema de la repartición de las tierras, sumado a las agudas crisis de subsistencia de los años 1808 y 1809, explica su descontento. Por debajo de todos estos grupos encontramos a los esclavos, poco demandados en Nueva España, donde el incremento del contrabando impulsó a la Corona a desincentivar la trata de esclavos.
La Iglesia en Nueva España
En lo que respecta al segmento eclesiástico, la Iglesia de Nueva España sufrió una serie de alteraciones sociales y económicas a finales del siglo XVIII. Estos cambios acabaron provocando un desajuste institucional interno que también fue propicio para la independencia de México. La desintegración interna de misiones y curatos fue un factor importante: las misiones, instituciones fronterizas, quedaban demasiado al sur para ejercer una función evangelizadora y de control suficiente en los territorios situados más al norte. Muchas misiones se mantenían como tapadera de vigilancia, convirtiéndose en mecanismos inoperantes en regiones como Nuevo México y Texas.
Las misiones ejercían una labor evangelizadora y cultural potente, sustancial para mantener la estructura colonial. Además, tenían una serie de funciones de tipo jurisdiccional sobre los pueblos de misión. Los tradicionales conflictos entre los cleros regular y secular se reforzaron con el incremento en la secularización del clero de esos años. A ello se suman los tradicionales problemas derivados de las diferencias jerárquicas y socioeconómicas en el seno del estamento. La insuficiencia de vocaciones religiosas y la irrupción de las ideas ilustradas, por otra parte, serán dos factores que también tendrán incidencia en el proceso revolucionario de la independencia de México.
Bibliografía
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Artículo escrito por Mario Marrero Hernández y Cathaysa Cabeza Carrillo, graduados en Historia.
Para saber más
Mario Marrero Hernández es graduado en Historia por la ULL. Codirector, fundador y editor de La Trova, colaboro habitualmente en La Trova Podcast. Entre mis aficiones se encuentran la literatura y la poesía, escribiendo mis versos bajo el pseudónimo de Gasusa. También la música, participando como guitarrista en proyectos musicales varios y grupos como Demo o Momento Beat. Actualmente soy guitarrista, cantante y letrista de la banda de rock Garimba.