Artículo sobre la Historia antigua de China escrito por Fernan Bujedo Villalba, licenciado en Historia.
Introducción
Normalmente el Extremo Oriente nos parece un lugar extraño por lo lejano que es y lo poco que se conoce, a nivel general, desde Occidente. Por eso pretendemos aquí dar una brevísima visión de la Historia Antigua de China. Estamos hablando de una civilización milenaria que marcó el devenir histórico de esa región situada al otro extremo del mundo conocido por griegos y romanos.
Hay que advertir que habrá que utilizar términos historiográficos occidentales aplicados a una cultura distinta, pero que es la mejor manera de poder vislumbrar y explicar las dinámicas propias de una civilización tan extraordinaria que encontró y forjó su propio camino en la Historia. Del mismo modo, tal y como ocurre con periodos históricos antiguos de Occidente, las cronologías no suelen ser fijas y pueden variar dependiendo del autor al que se siga, por lo que podrían encontrarse fechas dispares en obras bibliográficas y webs.
El neolítico en China
La Historia Antigua de China bebe directamente de las culturas neolíticas (7000 – 4000 a.C.) asentadas en diversas áreas del actual país asiático. Estas culturas se asentaron en territorios dominados por ríos tan importantes como el Yangtsé (o Río Azul) y el Huang He (o Río Amarillo). Fueron importantes dada la relevancia que tuvo la irrigación y la comunicación fluvial de estas culturas y las posteriores.
Las culturas neolíticas comparten características con otras de todo el mundo, como el uso de la cerámica, la piedra pulimentada, la agricultura y la ganadería… todas ellas van apareciendo paulatinamente a lo largo de sus tres milenios de duración. Algunas de estas culturas son la Kansu, la YangChao, la Lung Shen, la Hopei septentrional, etc. Al final de este periodo aparece la fundición del cobre y el uso oracular de los huesos.
Las primeras dinastías chinas
Desde finales del neolítico en China comienza la periodización de las dinastías, a la manera de lo que ocurre en el Antiguo Egipto. Estas dinastías son, en su mayoría, míticas, pero sirven para establecer una periodización que puede ayudar a tener más clara la división del territorio a lo largo de los siguientes dos mil años, hasta la unificación de los distintos reinos.
La dinastía Hsia (1800 a.C. – 1500 a.C.) es legendaria y no hay mucha información sobre ella, sólo lo que nos ha llegado por historiadores y tratados posteriores.
La dinastía Shang (1600 a.C. – 1000 a.C.) es la primera que nos permite conocer que la división territorial está modelada de forma feudal. Se utiliza el bronce y empieza a haber restos materiales del uso y fabricación de la seda. Además, hay construcción de ciudades, palacios, templos y murallas, la mayoría de madera. Asimismo, comienza a utilizarse la escritura proveniente de pictogramas primitivos, se utilizan carros de guerra y la religión es el Tao (la vía).
La dinastía Chou occidental (1122 a.C. – 770 a.C.) sigue utilizando la forma feudal, aunque empieza a desarrollarse una forma más compleja de administración territorial a través de la distinción entre tierras reales, feudos mayores y feudos menores. La capital se encuentra en Loyang a finales de este periodo.
Luchas feudales
A partir de aquí comienza un interludio, entre el año 770 a.C. y el 484 a.C., que se conoce como “periodo de primavera y otoño”. En esta etapa, los feudalismos potenciados se convierten en principados durante la dinastía Chou oriental (770 a.C. – 256 a.C.). Es una época de graves acontecimientos donde se desarrollan invasiones de pueblos nómadas y guerras continuas. Esto trae graves consecuencias como el empobrecimiento de la población. Los ejércitos evolucionan y se desarrolla el uso de la infantería mediante las levas a siervos, por lo que los señores feudales en sus carros de guerra empiezan a perder preponderancia. Empieza a utilizarse el dinero, aunque se siguen cobrando impuestos en especie y se usa el trueque.
Este periodo coexiste con el de los Reinos Combatientes (450 a.C. – 221 a.C.). Los distintos estados feudales independientes luchan entre sí más para mantenerse independientes unos de otros que para lograr la hegemonía sobre los demás. Comienza a aparecer el funcionariado y los centros administrativos en las ciudades, lo que da lugar al surgimiento de una “burguesía”; al mismo tiempo, se empieza a usar el hierro.
La era imperial de la Historia antigua de China
La dinastía Qin de China
A partir del 221 a.C., los distintos reinos han caído bajo la superioridad del territorio Qin, que los ha conquistado y ha unificado el territorio. El rey se corona como Qin Shi Huang Di (emperador) y logra la conquista mediante el uso de un ejército gigantesco. En éste, la caballería tiene un papel crucial gracias a los caballos de tierras asiáticas centrales que son más rápidos y resistentes a los usados hasta ahora. Cabe destacar asimismo el uso del hierro, un factor a tener en cuenta.
Qin Shi Huang Di muere en el 210 a.C. después de haber forjado un Estado centralizado dividido en provincias y comandancias. Su capital se encuentra en Xian, que será clave para el desarrollo de la Ruta de la Seda posteriormente. En este momento comienza a construirse la Gran Muralla China a partir del uso de terraplenes, empalizadas y muros de tierra apisonada. Del mismo modo, tampoco podemos olvidar el gigantesco mausoleo que elaboró para ser enterrado en él y que es de donde proceden los célebres Guerreros de Terracota y cuya excavación continua hoy en día.
La dinastía Han de China
A la muerte del emperador, la unificación continua con otra dinastía, la Han occidental (206 a.C. – 25 d.C.). Esta dinastía surge de las luchas por el control del imperio a la muerte de Qin. Ahora se creará una estructura mixta donde se combinará la administración Qin con la feudalización Chou, creándose un nuevo Estado burocrático.
En esta nueva etapa se da mucha importancia a la recolección de recursos para hacer frente a las incursiones de los nómadas Hsiung-Nu que amenazan las fronteras occidentales y septentrionales. El emperador Wu Di (140 a.C. – 87 a.C.) consigue derrotar a los Hsiung-Nu y se expande territorialmente hacia Occidente a través de Asia Central. En estos años es cuando se desarrolla la Ruta de la Seda, y cuando manda a su embajador Zhang Qiang hacia los reinos partos e indios para poder formar una alianza que estabilice el Asia Central y que no caiga en manos de los bárbaros y los nómadas. Con Wang Mang (9 a.C. – 25 d.C.) se abre un periodo intermedio en el que se intenta una serie de reformas que no surten efecto y se pierde el Asia Central.
Finalmente, la dinastía Han oriental (26 d.C. – 221 d.C.) marca el fin de la época clásica de la Historia antigua de China. La capital se traslada a Luoyang y se establece el puerto de Nan Hai (Cantón) como principal lugar del comercio de ultramar, dándose otro recorrido al comercio con Roma sin abandonar la Ruta de la Seda terrestre. Es con esta dinastía cuando se inventa el papel alrededor del año 100 d.C. y se difunde el budismo. Sin embargo, por culpa de las luchas intestinas en la corte, la rebelión de los “Turbantes amarillos” tiene lugar (184 d.C.) y la dinastía Han acabará desapareciendo definitivamente.
Bibliografía
CEINOS, P. (2006). Historia breve de China. Silex.
KIM, S. (1988). Historias del Viejo Mundo. Número 17: La Antigua China. Historia 16.
CLEMENTS, J. (2009). El primer emperador de China. Ed. Crítica.
– Debaine-Francfort, C. (1999). The Search for Ancient China. Ed. Harry N. Abrams.
Artículo escrito por Fernan Bujedo Villalba, licenciado en Historia.
Para saber más
Fernando Bujedo Villalba es licenciado en Historia por la Universidad de Málaga (2008-2013) y “Máster en patrimonio histórico y literario” por la misma universidad (2016-2017). Trabaja de arqueólogo de urgencia en distintas obras urbanas y periurbanas. Su periodo de investigación es la Historia Antigua, concretamente la clásica y las culturas euroasiáticas como las chinas, indias y partas, así como la llamada “Ruta de la Seda”.