Fragmento de un artículo sobre los jeroglíficos egipcios publicado por mí en el número 12 de la revista Egiptología 2.0. Puedes acceder al artículo completo, y al resto de la revista, a través de este enlace.
Algunas características de los jeroglíficos egipcios
Soportes y objetivos
Una de las características básicas de los jeroglíficos egipcios es el soporte en el que aparece. Se trata mayoritariamente de una escritura monumental que se esculpe, graba o pinta sobre soportes duros como la piedra, y en menor medida, la madera o el metal. Estos soportes se ubican en los muros de edificios religiosos o funerarios de todo tipo, o en otras construcciones como obeliscos, estelas, estatuas, ataúdes, escarabeos, objetos de lujo, monumentos conmemorativos…
Sin embargo, el único de los soportes creados expresamente para recibir jeroglíficos egipcios era la estela. Éstas eran bloques monolíticos de piedra o madera, normalmente en forma de rectángulo vertical con el lado superior redondeado, de tamaño variable y con cuatro funciones principales: funeraria, votiva, conmemorativa o fronteriza.
Teniendo en cuenta estos factores y el hecho de que la inmensa mayoría de la población egipcia no sabía leer, podemos afirmar que su objetivo prioritario era la propaganda del poder. Así, a través de su mera presencia, el despliegue de los jeroglíficos egipcios demostraba el poder del faraón, de los dioses y de las élites de poder en Egipto. Minoritariamente, también podemos encontrar ejemplos de escritura jeroglífica sobre soportes blandos como la arcilla. Es el caso, por ejemplo, de las impresiones de sellos colocadas sobre documentos, recipientes o cierres de puertas.
¿Cómo se hacían los jeroglíficos egipcios?
A nivel técnico, la elaboración de un texto de jeroglíficos egipcios constaba de dos fases básicas: una primera en la que los escribas trazaban los signos sobre el soporte escogido, y una segunda en la que los escultores, tallistas y artesanos los esculpían, grababan, tallaban o pintaban. Este proceso lo podemos conocer bien gracias a los numerosos ejemplos de inscripciones inacabadas en tumbas o estelas funerarias que han llegado hasta la actualidad. En estos casos, son visibles aun las cuadriculas, las líneas de delimitación de la escritura y los signos trazados por los escribas que los artesanos no llegaron a esculpir. También en múltiples casos, los jeroglíficos egipcios llegaron a ser verdaderas obras de arte, al ser elaborados con sofisticadas piezas de orfebrería y marquetería, como piedras semipreciosas, vidrio de colores, marfil, metales nobles…
Singularidades de los jeroglíficos egipcios
La escritura sagrada y mágica
Una particularidad de la jeroglíficos egipcios que los diferencia de otros sistemas escritos pictográficos como el cuneiforme o el chino hanzi es la continuidad gráfica de los signos a lo largo de los siglos de su existencia. En otras palabras, los jeroglíficos egipcios se representaron de igual forma desde sus orígenes hasta su desaparición, y eso a pesar de convivir con otros sistemas escritos como el hierático y el demótico. Aun así, eso no implicaba que el significado y el valor simbólico de los signos no cambiara.
Esta singular continuidad se extrapoló también a la figura del sacerdote lector, encargado de recitar los textos sagrados. A este cargo religioso lo encontramos representado exactamente igual desde los textos funerarios del Reino Antiguo hasta los templos grecorromanos construidos tres mil años después. Por tanto, podemos deducir que, al igual que los propios signos, los rituales sagrados tampoco cambiaban, y continuaron siempre con la función mágica de hacer presente lo divino.
Asimismo, se creía que los signos podían mágicamente llegar a cobrar vida y entrar en el mundo real. Por este motivo, en contextos funerarios se han encontrado los llamados signos mutilados, que representan a animales peligrosos con mutilaciones, cuchilladas o decapitaciones, para que así, en caso de cobrar vida, no puedan hacer daño al difunto en su viaje al Más Allá. Este tipo de signos se hallan sobre todo en los textos funerarios del Reino antiguo que rodean directamente el cuerpo del difunto, como en los sarcófagos o en las paredes de la cámara. Un ejemplo paradigmático es el de los Textos de las Pirámides, en el que este tipo de signos aparecen siempre reducidos a la cabeza con o sin articulaciones o con la cabeza separada del cuerpo.
La escritura jeroglífica cursiva
A medio camino entre la escritura jeroglífica monumental y la escritura hierática existía otra modalidad de escritura, la jeroglífica cursiva. Se trataba de una escritura jeroglífica que no se esculpía sobre piedra, sino que se escribía con tinta, y que se diferenciaba de la original por su trazo veloz y estilizado. Este tipo de escritura se utilizaba en aquellos textos en papiro, madera o estuco que, por su contenido y función, requerían la escritura sagrada jeroglífica. Tal y como la monumental, el jeroglífico cursivo no tenía ligaduras, podía escribirse indistintamente de forma horizontal o vertical, y podía leerse de izquierda a derecha o viceversa.
La escritura jeroglífica egipcia ostenta otro singular récord, puesto que es el sistema de escritura más longevo de la Historia de la Humanidad, al mantenerse inalterado durante sus más de 3000 años de utilización. Además, nunca perdieron su variedad tipológica o su número, sino más bien todo lo contrario.
Fragmento de un artículo sobre los jeroglíficos egipcios publicado por mí en el número 12 de la revista Egiptología 2.0. Puedes acceder al artículo completo, y al resto de la revista, a través de este enlace.
Bibliografía
CERVELLÓ, J. (2016): Escrituras, lengua y cultura en el Antiguo Egipto. Ediciones UAB, Barcelona.
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SÁNCHEZ, A. (2013): Diccionario de jeroglíficos egipcios. Aldebarán, Madrid.
SHAW, I. (2014). Historia del Antiguo Egipto. La esfera de Libros. Madrid.
AUTORES, VARIOS (2013). Egipto. National Geographic, RBA. Barcelona.