¿Qué fue la Guerra del Peloponeso?
La Guerra del Peloponeso fue una serie de conflictos que enfrentaron entre el 431 y el 404 a.C. a la Liga de Delos capitaneada por Atenas contra la Liga del Peloponeso liderada por Esparta, con el objetivo de conseguir la hegemonía del mundo griego. En este artículo nos introduciremos en las principales fases de la Guerra del Peloponeso, para en los próximos artículos abordar más detenidamente cada una de ellas. Hay que tener en cuenta que, aunque el bando vencedor fue el encabezado por Esparta, esta guerra no tuvo vencedores reales, ya que acabó con la prosperidad de la civilización griega.
Los últimos intentos de paz
En los meses previos al inicio oficial de la guerra aun hubo unos breves intentos diplomáticos de mantener la paz entre los dos bandos. En el otoño del 432 a.C., embajadores de Corinto expusieron sus denuncias y quejas contra Atenas ante la asamblea espartana, reclamándoles que tomaran medidas contra ellos. Fruto de ello, los espartanos en los meses siguientes llegaron a enviar hasta tres embajadas diplomáticas a Atenas.
En la primera, los embajadores espartanos exigieron que los atenienses expiasen el antiguo sacrilegio cometido con la matanza de Cilón contra Atenea en el 632 a.C., en el que se vio envuelta la familia de los Alcmeónidas. Esta exigencia fue una clara maniobra para desacreditar al político ateniense Pericles, ya que éste era descendiente de dicha familia. En la segunda embajada, los espartanos prometieron la paz a cambio del fin del asedio a Potidea, la libertad de Egina y la abolición del decreto contra Mégara. Y en la tercera y última embajada, los espartanos hicieron un ultimátum a los atenienses, prometiéndoles que solo habría paz si Atenas devolvía la independencia a los griegos. En la asamblea popular ateniense las opiniones estaban divididas, pero fue Pericles quien los convenció de no ceder ante los chantajes espartanos. Esta decisión fue una declaración de guerra.
Fases de la Guerra del Peloponeso
A la hora de estudiar la Guerra del Peloponeso (431 – 404 a.C.), los historiadores solemos dividirla en cuatro fases distintas: la Guerra arquidámica (431 – 421 a.C.), la Paz de Nicias (421 a.C.), la Gran expedición a Sicilia (415 – 413 a.C.), y la Guerra Decélica (413 – 404 a.C.).
La primera de las fases de la Guerra del Peloponeso se llama Guerra arquidámica porque fue el rey espartano Arquidamo II quien realizó la primera invasión del Ática. También recibe el nombre de la Guerra de los Diez Años porque fue justamente eso lo que duró: desde abril del 431 a.C. a marzo del 421 a.C. A su vez, esta primera etapa se subdivide en dos periodos: el periodo de mandato de Pericles (431 – 429 a.C.) y el periodo de la peste ateniense y los sucesores de Pericles (429 – 421 a.C.).
La segunda de las fases de la Guerra del Peloponeso recibe el nombre de la Paz de Nicias porque fue el aristócrata ateniense del mismo nombre quien firmó el acuerdo temporal de paz con el rey Pleistoanacte de Esparta en la primavera del 421 a.C. Esta paz temporal, que no dejó satisfechos a ninguno de los dos bandos, se firmó por el agotamiento demográfico y económico de ambas polis después de una década de luchas.
La tercera de las fases de la Guerra del Peloponeso se conoce como la Gran expedición a Sicilia (415 – 413 a.C.). Afortunadamente, tenemos una gran cantidad de datos históricos acerca de esta fase, probablemente motivada por el hecho de que Tucídides participara directamente en ella, y por ello pudiera describirla con todo lujo de detalles. Siempre según este historiador, en esta expedición participó un gran ejército de la Liga de Delos formado por más de 6000 soldados, entre hoplitas e infantería ligera, y más de 250 naves.
La cuarta de las fases de la Guerra del Peloponeso es la llamada Guerra decélica o Jónica (413 – 404 a.C.) debido a los dos principales frentes donde se libró: Decelia, una localidad cercana a Atenas desde donde la ciudad fue incesantemente atacada; y la costa oeste de la península de Anatolia, donde se sucedían las revueltas y rebeliones contra Atenas.
Finalmente, a comienzos del año 404 a.C., al verse sitiada por mar y por tierra, a Atenas no le quedó más remedio que rendirse, poniendo fin a veintisiete años de la guerra más terrible que había conocido el mundo griego. Como consecuencia de la rendición, el imperio ateniense desapareció, y Atenas quedó reducida a un simple miembro más integrado dentro de la Liga del Peloponeso. Sin embargo, la victoria fue muy amarga para el bando espartano, pues las consecuencias sociales, económicas, culturales y demográficas fueron enormemente sufridas no solo por los atenienses, sino por todos los griegos.
Bibliografía
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