Artículo sobre el cine de Audrey Hepburn publicado originalmente por mí en la web de La Trova el día 21/07/2018. Puedes acceder a la versión original del mismo a través de este enlace.
Introducción
Sin duda, la historia de la Cenicienta es la que más veces ha sido adaptada al cine: una pobre mujer que está perdida y sin rumbo, y a la que le va a cambiar la vida para mucho mejor conocer a un hombre benefactor que la saca de la miseria en la que vivía antes de conocerlo. Desde la Cinderella protagonizada por Mary Pickford en un temprano año 1914 hasta la actualidad, el número de las Cenicientas cinematográficas ha sido enorme, destacando por su arrollador éxito varias de ellas: la de animación llevada a cabo por Walt Disney en 1950, las protagonizadas por Audrey Hepburn, como Sabrina (1954), Una cara con ángel (1956), y la ya tratada My fair lady (1964), el también mencionado musical de Sonrisas y lágrimas (1965), o, más recientemente, Pretty Woman (1994).
Audrey Hepburn, el arquetipo de la Cenicienta
Audrey Hepburn fue la actriz que mejor ejemplificó el arquetipo de la Cenicienta, el referente femenino en el que toda mujer de los años 50 se podía fijar, el modelo de mujer al alcance de todo el mundo. Esto es debido a varios motivos: el primero de ellos por su estilo y apariencia, que le hacía parecer una mujer corriente. Hepburn llevaba muchas veces pantalones, tenía el pelo corto y solía llevar zapatos planos, lo que le confería libertad de movimiento y el no tener que preocuparse por tener un secador para cuidar su melena. También su vestuario, aunque fuera casi siempre diseñado exclusivamente para ella, era muy sencillo y simple, fácilmente imitable por las amas de casa americanas que quisieran seguir su ejemplo. Además, su cuerpo era mucho más asequible que el de otras grandes actrices de la época, como pudiera ser Marilyn Monroe, por ejemplo.
El cuento de hadas en Sabrina
En Sabrina (1954), Audrey Hepburn interpreta a la hija de un humilde chófer que trabaja en la mansión de la familia Larrabee, donde va a encontrar a su “príncipe azul”, el hijo mayor de los Larrabee, Linus, responsable, serio y trabajador (interpretado por Humphrey Bogart). Más allá de la inverosimilitud de la trama, la película es un cuento de hadas que quiere transmitir el mensaje de la inferioridad femenina y la superioridad masculina a todos los niveles, sobre todo el económico y emocional. Tan cuento de hadas es que hasta empieza con la fórmula típica de “Érase una vez una bella doncella…”, mostrando planos generales de la mansión de los Larrabee y presentándonos al chófer y su hija.
El mensaje a enseñar a las espectadoras es claro desde una de esas primeras escenas de la protagonista. Sabrina, vestida como una sirvienta, se sube a un árbol para poder espiar el baile que se está produciendo en la mansión, y así poder ver todo lo que envidia de las mujeres que están ahí presentes: los vestidos, la fiesta, el romanticismo, que un hombre la escoja para ser su pareja de baile…
Más tarde, se muestra el viaje que hace Sabrina a París para aprender cocina y convertirse en una sofisticada dama apasionada de la moda. En una escena aparece en la estación completamente transformada: pelo corto, un traje pantalón que realza su estilizada figura, y unas gafas de sol oscura que le dan el toque de misterio que le faltaba para ser toda una dama glamurosa. Aunque al final acabe con Linus, su transformación primero llama la atención de David Larrabee, el menor de los hermanos, el ligón e irresponsable. Gracias a esto, consigue su sueño de asistir a un baile en la mansión, con un impresionante vestido, joyas y maquillaje.
El machismo detrás de Una cara con ángel
La otra película de Audrey Hepburn que consolidó el arquetipo de la Cenicienta fue Una cara con ángel (1956). En ésta, Hepburn interpreta a Jo Stockton, una humilde vendedora de libros en una librería, seria, independiente, inteligente, un poco obsesionada con el orden, nada preocupada por su feminidad, e interesada por la filosofía.
Jo va a cambiar completamente su personalidad cuando una importante revista de moda masculina la descubre gracias al fotógrafo Dick Avery y la convierte en su modelo de referencia. De este modo, y aunque se resiste al principio, se pretende hacer ver que Jo va a mejorar completamente su vida al cambiar el mundo intelectual de los libros, el conocimiento, estudio y la filosofía por el superficial mundo de la moda y la belleza, las pasarelas, y el amor verdadero por su “príncipe azul”, Dick Avery.
Bibliografía
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Artículo sobre el cine de Audrey Hepburn publicado originalmente por mí en la web de La Trova el día 21/07/2018. Puedes acceder a la versión original del mismo a través de este enlace.