La guerra arquidámica o guerra de los diez años
La Guerra del Peloponeso fue una serie de conflictos que enfrentaron entre el 431 y el 404 a.C. a la Liga de Delos capitaneada por Atenas contra la Liga del Peloponeso liderada por Esparta, con el objetivo de conseguir la hegemonía del mundo griego. A la hora de estudiar la Guerra del Peloponeso (431 – 404 a.C.), los historiadores solemos dividirla en cuatro fases distintas: la Guerra arquidámica o Guerra de los Diez Años (431 – 421 a.C.), la Paz de Nicias (421 a.C.), la Gran expedición a Sicilia (415 – 413 a.C.), y la Guerra Decélica (413 – 404 a.C.). En segunda entrada seguiremos viendo la primera de esas fases, la Guerra arquidámica.
La primera de las fases de la Guerra del Peloponeso se llama Guerra arquidámica porque fue el rey espartano Arquidamo II quien realizó la primera invasión del Ática. También recibe el nombre de la Guerra de los Diez Años porque fue justamente eso lo que duró: desde abril del 431 a.C. a marzo del 421 a.C. A su vez, esta primera etapa se subdivide en dos periodos: el periodo de mandato de Pericles (431 – 429 a.C.) y el periodo de la peste ateniense y los sucesores de Pericles (429 – 421 a.C.).
Cleón y Nicias de Atenas
Tal y como se mencionó en la anterior entrada sobre la Guerra de los Diez Años, la trágica muerte de Pericles provocó un gran vacío de poder en el gobierno de Atenas, que nunca más llegó a encontrar un liderazgo tan indiscutible como el de Pericles. La política seguida por sus sucesores al principio fue continuista, puesto que siguieron adelante con el plan defensivo diseñado. Sin embargo, con el paso del tiempo cambiaron de táctica y se enfrentaron a los peloponesios en el campo de batalla. En estos años siguientes, la política ateniense giró en torno a dos personajes históricos antagónicos: Nicias y Cleón de Atenas.
Cleón de Atenas, hijo del rico comerciante Cleéneto, fue uno de los nuevos políticos más populares (o populistas, depende del punto de vista) de la era post Pericles, al menos hasta su muerte en el 422 a.C. No obstante, también fue uno de los más despreciados y ridiculizados por notables contemporáneos como el historiador Tucídides o el comediógrafo Aristófanes. De carácter anti aristocrático, Cleón fue el primer gran político ateniense no proveniente de una de estas familias de la alta sociedad y no proveniente tampoco de un importante cargo militar previo. En lo que se refiere a la guerra del Peloponeso, Cleón creía en el triunfo de Atenas, por lo que era partidario de mantener la guerra y obtener la victoria y la gloria a cualquier precio.
Nicias de Atenas, hijo del aristócrata Nikératos, fue un personaje totalmente antagónico a Cleón. De amplia trayectoria política junto a Pericles, sus contemporáneos lo describen como un político demasiado escrupuloso, prudente, indeciso y sin valor. Con respecto a la Guerra del Peloponeso, Nicias quería alcanzar la paz con Esparta lo más pronto posible, por lo que sus actuaciones políticas iban dirigidas a intentar pactar y negociar con los adversarios.
La guerra continúa
La sublevación de Mitilene
En el año 428 a.C., cuando el mundo griego llevaba ya tres años de guerra, parecía que los atenienses podían salir victoriosos. Sin embargo, los estragos que causaba la peste ateniense se sumaron a un nuevo e inesperado acontecimiento. Cuatro de las cinco ciudades de la isla de Lesbos, encabezadas por Mitilene, se sublevaron contra el imperio ateniense. Esta rebelión tenía una gran importancia, ya que Lesbos y Quíos eran dos de los principales suministradores de naves de la flota naval ateniense. No obstante, la inacción de los espartanos permitió a los atenienses sofocar la rebelión en verano del 427 a.C. y tomar medidas para que no se produjeran más. Por ello, ejecutaron a todos los cabecillas de la revuelta, en total más de mil personas.
La guerra civil de Córcira
Por otra parte, en el 427 a.C. la guerra civil estalló en la isla de Córcira, al noroeste de la península del Peloponeso. Los dos bandos enfrentados eran los oligarcas, partidarios de la Liga del Peloponeso espartana, y los demócratas, partidarios de la Liga de Delos ateniense. Según cuenta Tucídides, el conflicto fue tan sangriento y cruel que lucharon en él ambos sexos. Al final, la fuerza naval ateniense al mando de Eurimedonte se impuso a la espartana dirigida por Alcidas, y los partidarios del bando oligarca fueron terriblemente perseguidos y masacrados durante los dos años siguientes.
El asedio de Platea y la primera expedición a Sicilia
Mientras esto se producía en los territorios insulares, en territorio continental los tebanos convencieron a los espartanos de asediar Platea. Como consecuencia de un asedio de año y medio, Platea fue arrasada y su territorio pasó a ser propiedad de Esparta, que se lo cedió a Tebas después de haber ejecutado a cientos de sus varones y haber esclavizado a sus mujeres.
Por otro lado, en la isla de Sicilia surgió otro frente de batalla entre el bando espartano y ateniense. En el 427 a.C., la ciudad de Siracusa quiso expandirse en Sicilia en perjuicio de las colonias griegas pro atenienses presentes en la isla y con el beneplácito espartano. El fruto de esa política fue el envío de un contingente militar ateniense a la isla para ayudar a sus colonias y de paso dificultar el envío comercial de cereales al Peloponeso.
La batalla de Esfacteria
En el año 425 a.C., en plena Guerra de los Diez Años, la flota ateniense de Demóstenes desembarcó en la bahía de Pilo, en Mesenia, al oeste de Esparta. Desde esta estratégica posición podía establecer contacto con los hilotas espartanos para alentar y apoyar una rebelión contra el Estado espartano. Alarmados por esta situación, el bando peloponesio envió un destacamento a la cercana isla de Esfacteria, donde ambos bandos se enfrentaron. El genio estratégico de Demóstenes consiguió cercar a los espartanos y éstos fueron reducidos. Como resultado, los atenienses obtuvieron más de un centenar de prisioneros provenientes de las principales familias espartanas, y un importante sentimiento de triunfo que les subió la moral después de los horrores de la peste.
Aun así, la euforia ateniense no duraría mucho. Después de varias derrotas atenienses en las campañas de Delión, Acanto, Estagira y Anfípolis, ambos bandos se encontraban extenuados y poco partidarios de mantener los conflictos. Así, favorecido por la muerte de Cleón en el 422 a.C., la asamblea ateniense confiaría el poder a Nicias para firmar una frágil paz con el bando espartano que acabaría con la Guerra de los Diez Años, la llamada Paz de Nicias (421 a.C.).
Bibliografía
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