Artículo sobre el planeta Urano escrito por Álvaro Comes Cervera, graduado en Historia.
Introducción
El planeta Urano es el séptimo del Sistema Solar en distancia al Sol y el tercero en tamaño, siendo el equivalente a 14,5 Tierras. La distancia que hay entre este inhóspito planeta y nuestra estrella, el Sol, es de 3.000 millones de kilómetros, lo que multiplica por veinte la distancia de la Tierra al astro rey. Sin embargo, pese a esta enorme distancia, en noches muy oscuras y con un cielo libre de turbulencias atmosféricas o contaminación lumínica, es capaz de ser observado a simple vista por el ojo humano. No obstante, por su distancia es muy sencillo confundirlo con una estrella tenue en el cielo nocturno. Con respecto a su descubrimiento, lo que posiblemente nadie esperaría es que hubiera sido realizado por un amateur y no un profesional.
Antes del descubrimiento del planeta Urano
Es muy difícil saber qué astrónomo pudo haber observado el planeta Urano antes de su descubrimiento como tal. Sin embargo, hay historiadores que sugieren que Galileo Galilei (1564-1642) pudo haber sido el primero oficialmente. No obstante, se duda de que Galileo lo observase, pues Urano no estaba en la posición que Galileo supuestamente lo reportó, aunque como una estrella y no como planeta.
Oficialmente y con documentación en mano, el primero que lo plasmó en un mapa celeste, aunque confundiéndolo con una estrella, fue el astrónomo inglés John Flamsteed(1646-1719), en su Historia Coelestis, publicada en el año 1725. El Historia Coelestis fue mayor trabajo de recopilación de estrellas desde el mundo grecorromano. En 1729 se publicó su Atlas Coelestis, con el cual los astrónomos franceses se dieron cuenta de que Flamsteed había observado Urano. Una década después de su descubrimiento, Pierre Mechain(1744-1804) publicó una edición del Atlas Coelestis en 1794, en el cual se sustituyó la supuesta estrella por el planeta Urano (llamado Herschel en aquel entonces).
Sin embargo, el hecho de que Flamsteed no consiguiera detectar el planeta Urano era bastante lógico, pues era de una época en la que el desarrollo del telescopio óptico era todavía muy precario para este tipo de observaciones. En esos años estaba muy limitado a la observación de estrellas, planetas brillantes y algunos satélites fácilmente observables. Entrado ya el siglo XVIII las observaciones estelares se intensificaron y Urano estuvo a punto de ser descubierto en dos ocasiones. Según el graduado en física por la Universidad de Iowa Duane Dunkerson, el astrónomo francés Le Monnier(1715-1799) observó Urano hasta en doce ocasiones entre los años 1750 y 1769. Otro astrónomo que lo catalogó en su Uranographia Britannica fue John Bevis(1693-1771), que volvió a reportar la misma estrella que Flamsteed.
William Herschel, el descubridor del planeta Urano
William Herschel (1738-1822) pasará a la Historia por el descubrimiento definitivo del planeta Urano. Herschel en sus inicios fue militar y participó en la Guerra de los 7 años (1754-1763). Sin embargo, su experiencia militar no duró mucho y se trasladó a vivir a Inglaterra, donde desempeñaría un buen trabajo como músico. Posteriormente, en torno a 1774, le regalaron un libro de astronomía que provocó que se enamorara de la profesión de astrónomo y comenzara a observar el cielo por su cuenta.
Herschel se construía sus propios telescopios, por los cuales alcanzaría una gran fama debido a su calidad y tamaño. Con uno de los telescopios que el mismo fabricó, Herschel descubrió el planeta Urano en el año 1781. Gracias a ello consiguió un puesto como astrónomo real en la corte del rey Jorge III de Inglaterra. A partir de 1782, y tras recibir un Catálogo Messier (Catálogo de objetos celestes observados por Charles Messier), Herschel comenzaría a observar el cielo todas las noche. Así llegó a crear su propio catálogo, publicado a principios del siglo XIX, convirtiéndose en el mayor observador astronómico de la Historia de la Humanidad.
Teorías del descubrimiento del planeta Urano
Herschel observaba con mucho detenimiento el cielo nocturno y el 13 de marzo de 1781 un objeto concreto le dio curiosidad. Al cabo de 5 días de observación, Herschel reportó ese objeto a la Royal Society donde afirmó haber encontrado un cometa. Generalmente, cuando están muy lejos los cometas no desarrollan su famosa cola, y tienen un aspecto muy similar al planeta Urano y al planeta Neptuno. Obviamente estos no se conocían, lo que provocó que Herschel lo considerase un cometa.
El otro aspecto que lo dio a conocer como un cometa es que se movía en el cielo, dando por hecho que tenía una órbita. Sin embargo, las dudas comenzaron a aparecer desde el principio. El 23 de abril de 1781 Neville Maskelyne (1732-1811), astrónomo y amigo de Herschel, comenzó a sospechar que se trataba de un planeta, debido a que su órbita era muy diferente a la de un cometa y demasiado similar a la de los demás planetas. Tras varias observaciones, Herschel se dio cuenta de que el cometa no desarrollaba cola y que su órbita no correspondía a un cometa sino a un planeta, por lo que llegó a la conclusión en 1783 de que lo hallado era realmente un planeta del Sistema Solar, el planeta Urano.
Consecuencias del descubrimiento del planeta Urano
El descubrimiento del planeta Urano es quizás el más importante de los hallazgos astronómicos del siglo XVIII. Por primera vez en la Historia de la Humanidad se halló un planeta más allá de la órbita de Saturno, lo cual rompió definitivamente la concepción de los límites del sistema solar y abrió el camino a la astronomía y ciencia contemporánea. Al descubrirse Urano, se comprobó que el Sistema Solar era más grande de lo imaginado y se comenzó una carrera por buscar sus límites. Ello conllevó al descubrimiento del planeta Neptuno en 1846 desde el observatorio de Berlín.
A Herschel le reportó notables ganancias y una silla en la Royal Society. Gracias a su nueva posición, Herschel dejó la música como profesión y definitivamente se dedicó como profesional a la astronomía, convirtiéndose en la persona que más objetos celestes ha descubierto hasta la fecha.
Este descubrimiento también provocó una disputa por el nombre del nuevo planeta. Herschel lo denominó El planeta del rey Jorge en homenaje al rey de Inglaterra, Jorge III. Sin embargo, los franceses no aceptaron este nombramiento, pues era tradición que los nombres planetarios estuvieran relacionados con la mitología romana. En un principio los franceses y también los españoles, entre ellos Saturnino Montojo (1796-1856), lo denominaron Herschel en honor a su descubridor y con la sugerencia de Urano como nombre. Finalmente en 1850 se reconoció a nivel internacional el nombre de Urano para el nuevo planeta.
Artículo escrito por Álvaro Comes Cervera, graduado en Historia.
Bibliografía
FLAMSTEED. J.: Historia Coelestis Britannica Complectens Stellarum Fixarum Nec non Planetarum Omnium Observationes Sextante, Micrometro, etc. peractas Quibus subiuncta sunt Planetarum Loca ab iisdem Observationibus deducta. Meere, London, 1725.
FLAMSTEED. J.: Atlas Coelestis. Wellesley College Library blc americana, London, 1729.
HERSCHEL. W.: Account of a comet. Smithsonian Libraries. 1781.
HERSCHEL. W.: A letter from William Herschel, Esq. F. R. S.. Royal Society, London, 1783.
HERSCHEL. W.: Tratado de astronomía; escrito en inglés por J. F. W. Herschel; traducido por Saturnino Montojo, Librerías París-Valencia, Valencia, 2002.
Para saber más
Álvaro Comes Cervera es graduado en Historia por la Universidad de Valencia (2013-2017). Es colaborador habitual en la sección de Historia del diario digital “EsDiario”. Sus intereses se centran en la Historia Antigua, Historia moderna de España y la Historia de la Ciencia en general. Es el autor del recién creado canal de Youtube “Proyecto historia”, centrado en la divulgación histórica a niveles generales.