Artículo sobre los archivos de Mari publicado por mí en la web de La Trova el día 18/02/2019. Puedes acceder a la versión original del mismo a través de este enlace.
Introducción
En el Próximo Oriente antiguo no existían las bibliotecas y los archivos tal y como los entendemos en la actualidad. A día de hoy las dos funciones, inseparables la una de la otra, que cumple un archivo son las de conservar el patrimonio documental de la cultura en la que se inscribe, y difundir y facilitar su conocimiento a la sociedad que los ha producido. Por el contrario, en el Antiguo Oriente estos archivos se ubicaban en los templos y palacios, y solo tenían acceso a ellos los reyes, los sacerdotes y los escribas.
En la actualidad se calcula que existen distribuidas por los museos y entidades científicas entre 700.000 y 1.000.000 tablillas de arcilla, de las cuales en torno a un 10% son textos literarios. Además, se ha estimado que, solo durante el periodo de tiempo que transcurre entre el 1500 y el 300 a.C., existieron más de 200 archivos y bibliotecas, distribuidos a lo largo de más de 50 ciudades diferentes de todo el Próximo Oriente antiguo.
Descubriendo la ciudad de Mari
Desde que la descubriera el arqueólogo francés André Parrot en 1933, se han sucedido más de cuarenta campañas de excavaciones arqueológicas en la ciudad de Mari(correspondiente con el yacimiento de Tell Hariri) y sus territorios cercanos, lo que la ha colocado a la altura de otros grandes centros históricos del Próximo Oriente antiguo, como Babilonia, Assur, Uruk, Ebla o Ugarit, entre otros muchos, y eso a pesar de su relativamente corta existencia (c. 2900 – 1761 a.C.).
Más allá de sus archivos, la ciudad de Mari ha destacado por ser una de las primeras ciudades de la Historia en las que se puede conocer sin lagunas su recorrido histórico através de la arqueología, o por ser la primera ciudad no sumeria que realizó un desarrollado plan de urbanismo para adaptarse a las condiciones del territorio, creando una red de irrigación y un canal de navegación para conectar directamente con el río Éufrates, y una muralla de gran tamaño para la defensa militar. Esto es en parte debido a su ubicación geoestratégica, que la convertía en un sitio de paso obligado para las caravanas comerciales que iban entre la Baja Mesopotamia y el norte de Siria.
Las singularidades de los archivos de Mari
El archivo de Mari fue descubierto pocos años después del descubrimiento de la propia ciudad, en el Gran Palacio Real de Mari (c. 2000-1761 a.C.), conocido también por el nombre de Palacio de Zimri Lim, al ser este el último rey local que lo habitó antes de la destrucción de la ciudad por parte de Hammurabi de Babilonia en el 1761 a.C. Aunque tiene un tamaño considerable (alrededor de 2.3 hectáreas de superficie, 180 metros de norte a sur y 130 metros de este a oeste), uno de los rasgos más sobresalientes de este palacio es su magnífico estado de conservación, como se puede comprobar, por ejemplo, en los murales de las paredes. En el archivo, que salió a la luz durante la primera fase de las excavaciones arqueológicas de la ciudad (1933-1938), se descubrieron más de 25.000 fragmentos de tablillas que ayudaron en gran medida a conocer la Historia y las formas de vida de las ciudades mesopotámicas y sirias en los primeros siglos del II milenio a.C., en los tiempos previos a Hammurabi.
Los documentos hallados se dividen en varias categorías: cartas intercambiadas entre reyes, oficiales y diplomáticos (más de 1600 solo durante el reinado de Zimri Lim), pactos y alianzas entre ciudades representadas por sus gobernantes, una inmensa cantidad y variedad de textos administrativos (incluyendo listas de registros de funcionarios o artesanos, documentos de juramentos y protocolos, compraventas, auditorias, donaciones a templos…), listas de acciones que deben ser hechas, textos jurídicos, textos literarios y textos religiosos varios, como himnos u oraciones.
Importancia de los archivos de Mari
Todos estos documentos, sobre todo las cartas entre reyes y gobernantes, hay que leerlos con mucha atención, ya que solo tendrían parte de verdad y fondo histórico, al caracterizarse por adornar mucho con anécdotas, exageraciones, rumores y falsos datos acerca de las circunstancias que se contaban o por las que se estaban pasando en ese momento. Aun así, el valor de estas cartas es incalculable, ya que gracias a ellas no solo se puede entender mejor cómo funcionaban las relaciones interestatales a principios del II milenio a.C., sino que se puede también complementar las listas reales de muchas ciudades y conocer muchas nuevas que hasta el momento eran desconocidas, como Harran, Anzat, Aslakka, Ilansura, Zalluhan… En su conjunto, este archivo puede ubicarse cronológicamente en la segunda mitad de la Edad de Mari (2250-1761 a.C.), época del máximo esplendor y desarrollo económico, político y cultural de la ciudad, y más concretamente, en el siglo XVIII a.C., durante los años de reinado de Yasmakh-Addu (c. 1795-1776) y Zimri Lim (c. 1776-1761 a.C.).
Bibliografía
CASSON, L. Las bibliotecas del mundo antiguo. Barcelona: Bellatierra, 2003.
ESCOLAR SOBRINO, H. Historia de las bibliotecas. Madrid: Fundación Germán Sánchez Ruipérez, 1996.
LIVERANI, M. Antiguo Oriente: Historia, sociedad y economía. Barcelona: Crítica, 1995.
MARGUERON, J.C. Mari: capital of northern Mesopotamia in the third millenium BC: the archaelogy of Tell Hariri on the Euphrates. Pennsylvania: Oxbow Books, 2014.
SASSON, J. M. From the Mari Archives: an anthology of Old Babylonian letters. Indiana: Eisenbrauns Books, 2015.
Artículo publicado por mí en la web de La Trova el día 18/02/2019. Puedes acceder a la versión original del mismo a través de este enlace.