Fragmentos de un artículo sobre los dioses del antiguo Egipto escrito por mí para el número 20 de la revista digital Egiptología 2.0. Puedes leer el artículo y la revista completa a través de este enlace.
Introducción
La religión practicada por los habitantes del antiguo Egipto es posiblemente la más compleja de cuantas hubo en la Antigüedad. La mayoría de los más de 1500 dioses del antiguo Egipto faraónico empezaron siendo divinidades locales durante el Periodo Predinástico que, con el posterior desarrollo político y económico del país, terminaron extendiéndose a toda la tierra del Nilo. Así se generó una religión no homogénea en la que podía venerarse el mismo elemento bajo la forma de diferentes divinidades.
Características de los dioses del antiguo Egipto
Antes de entrar en materia, cabe definir exactamente qué eran los dioses del antiguo Egipto. En egipcio, la palabra «dios» se escribía con un jeroglífico que representaba un mástil con una banderola ondeando en el extremo y se pronunciaba de un modo parecido a «netcher«. Básicamente, se refería a un ser que vivía en un mundo ajeno al humano y podía actuar en éste por medio de la heka, es decir, la magia, que al final no era otra cosa que la energía vital de cada dios en acción, es decir, el ka.
En general, los dioses del antiguo Egipto se caracterizaban por ciertos rasgos físicos comunes: su carne era de oro, sus huesos de plata, sus cabellos de lapislázul y desprendían un olor embriagador. Partiendo de esta base, una divinidad egipcia se podía presentar con muchos aspectos diferentes gracias a las formas de su bai, es decir, la capacidad divina de poder adoptar distintas apariencias.
En este sentido, muchos dioses del antiguo Egipto eran representados como híbridos con cuerpo humano y cabeza de animal. Esta simbiosis se dio desde bien temprano, concretamente desde la III Dinastía (2686-2613 a.C.), en el Reino Antiguo. Cabe destacar que los antiguos egipcios no adoraban a los animales como tales, sino que encontraban en cada uno de ellos un rasgo particular de un dios, por lo que pensaban que era una manifestación suya.
Los dioses del antiguo Egipto y sus animales sagrados
A partir de la observación de su entorno natural, con su abundante y variada fauna, los antiguos egipcios adquirieron un gran conocimiento de zoología que luego traspasaron al mundo religioso. De este modo, todas aquellas características del comportamiento animal que no podían entender ni explicar, y que a su juicio eran sobrenaturales, las aplicaron a los dioses del antiguo Egipto.
Estos animales no eran sagrados por sí mismos, salvo algunas excepciones. La más famosa de ellas era el dios toro Apis. Los sacerdotes buscaban por todo el país un ejemplar de toro que reuniera veintinueve marcas precisas, entre ellas pelo negro, un pequeño triángulo blanco en la frente, un buitre con las alas desplegadas en su lomo, los pelos de la cola divididos en dos y la figura de un escarabajo en su lengua. El toro escogido vivía en Menfis, donde disfrutaba de un harén de vacas y recibía toda clase de ofrendas y cuidados.
Muchos otros animales estaban asociados a cultos religiosos en los templos de los dioses del antiguo Egipto, aunque no se los mantenía vivos como a Apis. Por ejemplo, en el templo de Kom Ombo, dedicado al culto del dios Sobek, se criaron y momificaron muchos cocodrilos para esta divinidad. Asimismo, en Saqqara se enterraron momias de gatos en honor a las diosas Pakhet y Bastet, y en las catacumbas de Tunah el-Gebel se depositaron miles de momias de ibis y babuinos, emblemas del dios Thot. Curiosamente, en la Baja Época (664 – 332 a.C.) la momificación de animales se hizo tan popular que se vendían a las puertas de los templos para que los devotos pudieran usarlas para agasajar al dios, con la esperanza de que éste atendiera a sus ruegos.
Por cierto, si te interesa este tema, puedes escuchar ahora mismo de forma gratuita este podcast en el que explico de forma muy sencilla y amena cuáles fueron los principales dioses del antiguo Egipto.
Hay dioses cuya forma no se ha podido identificar claramente con una especie animal concreta, como es el caso de Set. No obstante, en la mayoría de los casos el notable realismo del arte egipcio permitía identificar la forma animal bajo la que se presentaba el sinfín de dioses egipcios. En otras ocasiones se usaban animales fantásticos de la religión egipcia, tales como el serpopardo -cuerpo felino, cuello largo y cabeza de leopardo- o el grifo, también con cuerpo felino, cuello corto y cabeza de halcón.
También es el caso de las formas mixtas entre animales reales, como el híbrido entre halcón y cocodrilo que representaba la forma acuática del dios Horus, o el híbrido entre cuerpo de escorpión y cabeza de mujer que usaba la diosa Serqet para curar los problemas respiratorios y las picaduras venenosas.
También el río Nilo se utilizó como una inagotable fuente de inspiración para los artistas a la hora de representar a los dioses del antiguo Egipto. Se creía que los renacuajos nacían por generación espontánea, para luego transformarse en ranas. Esto hizo que se las relacionara con las ideas de preexistencia y transmutación. Por otra parte, entre las diversas clases de peces reflejadas en la iconografía destaca la carpa, que por su forma ovalada, color y modo de criar se asoció al renacimiento.
Es probable que todo este panorama cause cierta perplejidad ante nuestro pensamiento contemporáneo. Para nosotros resulta difícil de entender que uno o más animales se asocien a dioses y compartan leyendas. Sin embargo, lo que hay que hacer es tratar de introducirse en la mentalidad de los antiguos egipcios para entender que lo importante era el concepto que se quisiera expresar y no el nombre local que recibiera la divinidad.
Bibliografía
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Fragmentos de un artículo sobre los dioses del antiguo Egipto escrito por mí para el número 20 de la revista digital Egiptología 2.0. Puedes leer el artículo y la revista completa a través de este enlace.