Introducción
La victoria de Octaviano en la batalla de Accio (2 de septiembre del 31 a.C.) no implicó la instantánea muerte de Cleopatra y Marco Antonio una vez que llegaron a Egipto. Por el contrario, la pareja aun vivió casi un año antes de que la conquista romana de Egipto se consumara y ellos decidieran poner fin a sus vidas. Por eso, en este artículo vamos a hacer un resumen de esos concluyentes meses de guerra civil para comprender cómo fue la conquista de Egipto por parte de Roma.
Un prólogo amargo a la conquista romana de Egipto
Tras su huida del escenario de la batalla de Accio, el barco de Marco Antonio pronto dio alcance al escuadrón de Cleopatra VII y juntos se dirigieron hacia Egipto. Allí el ex triunviro cayó en una profunda depresión: abandonado por los hombres que le quedaban, Antonio dejó el palacio y a sus amigos y se fue a vivir en soledad a un muelle junto al faro de Alejandría.
Aunque hubo algunos planes para irse a Hispania o incluso a la India, lo cierto es que no tenían ninguna posibilidad realista de escapar a otra parte del mundo. Fueran a donde fueran serían encontrados por los soldados o aliados de Octaviano, así que solo les quedaba prepararse para resistir en una última batalla.
La reina seguía disponiendo del potencial económico de Egipto, de modo que reclutó un ejército y mandó construir una flota. Además, para levantar los ánimos a los alejandrinos, organizó una teatral ceremonia, casi tan espectacular como la de las Donaciones de Alejandría, para declarar oficialmente mayores de edad a Cesarión y a Antilo, el primogénito de Marco Antonio.
El plan para la conquista romana de Egipto
Octaviano se sentía tan confiado en su victoria que no accedió a las propuestas de paz de los embajadores alejandrinos de Marco Antonio y Cleopatra y no tuvo ninguna prisa por invadir Egipto. Los meses de otoño e invierno los pasaría entre la isla griega de Samos y Roma, donde tenía que solucionar el siempre complejo problema de la asignación de tierras a los soldados veteranos que se licenciaban.
El plan de Octaviano para la conquista romana de Egipto pasaba por una estrategia de pinza: unas legiones de Marco Antonio que habían cambiado de lealtad invadirían el país desde la Cirenaica, al oeste, al mismo tiempo que el propio Octaviano comandaría otro batallón desde Siria, al este. Otra prueba de la confianza de Octaviano es que esta vez no requirió de los servicios de Agripa, sino que se vio capaz de arreglárselas solo.
Ante este panorama, Marco Antonio despertó de su letargo y pasó a la acción. En el verano del 30 a.C. marchó a la cabeza de un gran ejército y una poderosa flota hacia Paretonio, ciudad a 250 kilómetros de Alejandría donde el líder de la invasión del oeste, Cayo Cornelio Galo, se había establecido.
La conquista romana de Egipto se culmina
Marco Antonio fracasó a todos los niveles en Paretonio. No fue capaz de lograr que las legiones anteriormente suyas le devolvieran su fidelidad y tampoco consiguió tener éxito en el asalto que lanzó a la ciudad. En consecuencia, tuvo que retirarse a Alejandría con muchos menos hombres y barcos que al principio.
Mientras Galo vencía al oeste, Octaviano avanzaba por el este. Su primer gran triunfo fue tomar Pelusio, un puerto del delta del Nilo en el que se hallaban la mayor parte de las restantes tropas de Marco Antonio y Cleopatra. Para agravar todavía más la situación, la flota antoniana desertó y se pasó al bando de Octaviano. De esta manera, Octaviano pudo entrar en Alejandría y culminar la conquista romana de Egipto sin apenas oposición.
La conquista romana de Egipto: el final de Marco Antonio
Al ver que sus esperanzas de resistencia a la conquista romana de Egipto se desmoronaban sin remedio, Marco Antonio entró en cólera y empezó a culpabilizar de todo a Cleopatra. En el momento en que la reina se enteró, hizo correr el falso rumor de que se había suicidado; al fin y al cabo, perdido su poder en Roma, Cleopatra ya no le necesitaba para nada. Su amor hacia él puede que fuera real, pero sin duda también había un componente de interés político que ahora no existía.
Antonio creyó la noticia, y entonces su ira contra ella se tornó en amargura y en deseos de morir para unírsele. Retirado en su tienda, se quitó la armadura y se clavó un puñal en el estómago. Sin embargo, no murió de forma instantánea, por lo que suplicó a las personas de los alrededores que le ayudaran a morir. Nadie quiso concederle ese favor, pero alguien le contó que Cleopatra estaba viva; deseoso de verla por última vez, ordenó que lo trasladasen a su presencia.
Se dice que cuando se vieron, Cleopatra se puso a llorar desconsoladamente, rasgándose las ropas y llenándose de la sangre de Marco Antonio. Este le dijo unas palabras finales, pidió una copa de vino y murió poco después con Cleopatra a su lado. Ahora que ya no contaba con él, la reina estaba sola para negociar por su vida con Octaviano.
La muerte de Cleopatra
Al contrario de lo que pueda permanecer en el imaginario colectivo, la reina Cleopatra no se suicidó al poco de ver morir a Marco Antonio; de hecho, le sobrevivió más de una semana, aunque no fueron unos días agradables.
Octaviano le permitió asistir al funeral de Marco Antonio, que fue embalsamado e introducido en un féretro destinado a un mausoleo de Alejandría. Luego enfermó de fiebres y se negó a comer hasta que el líder romano deseó tener un encuentro cara a cara con ella.
La conquista romana de Egipto se había completado, así que ahora Cleopatra únicamente podía aspirar a salvar su vida y la de sus hijos. Los detalles de la reunión varían según el autor antiguo al que consultemos, pero lo que sí podemos tener claro es que la reina hizo todo lo pudo para ganarse la compasión de Octaviano: le habló de su profundo amor con Julio César, dijo que obedecía por obligación a Marco Antonio, en quien recaía toda la culpa… Cuando vio que nada despertaba la piedad de Octaviano, la reina decidió suicidarse para no ser un trofeo de guerra que exponer en Roma.
Sobre el método por el que Cleopatra se quitó la vida se ha hablado mucho a lo largo de la historia, mas el tema no está zanjado. La versión más conocida es la siguiente: el 10 o 12 de agosto del 30 a.C., la reina visitó la tumba de Marco Antonio para despedirse. Al volver a palacio se bañó, se vistió con sus mejores galas y disfrutó de una espléndida cena en la exclusiva compañía de dos sirvientas, Charmión e Iras.
A continuación, hizo enviar una carta a Octaviano con sus intenciones y se dejó picar por una cobra egipcia que había sido introducida escondida en sus aposentos. Con sumo cuidado, las sirvientas tendieron su cuerpo en un diván y luego ellas también se envenenaron.
Supuestamente, cuando los hombres de Octaviano llegaron corriendo a la habitación Cleopatra e Iras estaban muertas y Charmión dedicaba su definitivo suspiro vital a colocar bien la corona de su ama. Con la muerte de Cleopatra VII no solo acababa la vida de la Dinastía Ptolemaica y la reina más famosa de la Antigüedad, sino también la de la historia faraónica del antiguo Egipto.
Bibliografía
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GOLDSWORTHY, A. (2014): Augusto. De revolucionario a emperador. Madrid: La esfera de los libros.
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RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, J. (2017): Diccionario de batallas de la historia de Roma. Madrid: Almena ediciones.