INTRODUCCIÓN: SIRIA EN EL BRONCE MEDIO
Tras las destrucciones acadias del último tercio del III milenio a.C., Siria vive en la Edad del Bronce Medio un nuevo apogeo cultural con el desarrollo de la cultura paleosiria, caracterizada por un nuevo “boom” urbanizador. Fuera de estas ciudades amuralladas, nos encontramos un mundo aparte e independiente de aldeas con organismos de autogobierno. En el terreno político, hace ya tiempo que ya ha desaparecido la hegemonía de la ciudad de Ebla y se ha regenerado el tejido tradicional de las ciudades-Estado, siguiendo modelos similares a los del Bronce Antiguo. Ahora vamos a ver algunas de las principales características destacables de la Siria-Palestina de finales de la Edad del Bronce (demografía, asentamientos, economía y sociedad), para hablar en la siguiente entrada más a fondo acerca de la política y los acontecimientos políticos de estos siglos.
DEMOGRAFÍA Y ASENTAMIENTOS
Entre la Edad del Bronce Medio y la del Bronce Final (también llamado reciente o tardío), hay una total continuidad en los asentamientos del mundo siropalestino, hasta tal punto, que no se conocen casos destacados de asentamientos nuevos estudiados por las investigaciones arqueológicas. Las ciudades siguen utilizando el mismo trazado urbano, y están defendidas por las mismas murallas de antes, que solo son reforzadas y reparadas cuando hace falta. Dentro de la propia ciudad, los edificios públicos (sobre todo los palacios) son ampliados y enriquecidos, ganando terreno a los barrios residenciales. Por otro lado, los templos siguen siendo bastante pequeños, longitudinales divididos en tres partes o de tipo torre. Sin embargo, dentro del contexto de esta continuidad, hay una tendencia similar a la que se está dando en la península de Anatolia: un movimiento de los asentamientos hacia las zonas favorecidas por las naturaleza, ya sea por contar con más agua o por contar con mejores suelos. Como consecuencia de este proceso, hay varias zonas que quedan despobladas, como Siria al este del río Orontes o Palestina al este del río Jordán. Para que os hagáis un poco a la idea, el despoblamiento es tal que se abandonan zonas que durante siglos habían estado habitadas y habían prosperado, como Ebla o Qatna. Además, amplias zonas en las que se practicaba la agricultura extensiva de secano son abandonadas, convirtiéndose en pastizales para cabras y ovejas.
ECONOMÍA SIRIA DEL BRONCE FINAL
1) La agricultura:
Las características particulares del paisajes y las tendencias demográficas anteriormente descritas tuvieron una gran influencia en la economía siropalestina de finales de la Edad del Bronce. Mientras en el campo escaseaba la mano de obra, las ciudades prosperaban, por lo que se produjeron unas evidentes y grandes diferencias económicas, sociales y políticas entre la gente que vivía en la ciudad y la que vivía en el campo. En este entorno geográfico, los rendimientos agrícolas eran muy bajos, lo que, junto a esta escasez de mano de obra mencionada, hicieron que se renunciara a la explotación agrícola de las zonas semiáridas. Otra consecuencia que tuvo esta coyuntura demográfica para la agricultura fue el incremento de los cultivos más especializados, como la horticultura o la viticultura, que requerían un mayor esfuerzo y solo eran convenientes en tierras de regadío.
3) El régimen jurídico de las tierras:
Más allá de los aspectos paisajísticos, lo que más interesa conocer al historiador en este campo temático es el régimen jurídico de las tierras. Siempre gracias a las fuentes de documentación escritas y arqueológicas, podemos saber que seguía existiendo la división básica entre las tierras del rey y las tierras aldeanas explotadas por las familias. Las primeras podían ser explotadas directamente por el palacio, por siervos agrícolas sin familia. En cuanto a las tierras familiares, hay que decir que el palacio cobraba un diezmo pero estaba prohibido que extendiera sus tierras en perjuicio de estas tierras aldeanas.
3) Las actividades artesanales:
Debido a la inestabilidad y poca rentabilidad de las actividades agrícolas sirias, la economía de las ciudades siropalestinas se sustentaba en gran medida en los productos artesanales. Como en la época de esplendor de Ebla (III milenio a.C., grosso modo), sigue habiendo dos grandes sectores: el textil y el bronce. El primero se basaba en la producción de lana proveniente de la ganadería trashumante siria, ganando calidad por novedosas técnicas de fabricación y coloración. En cuanto a la segunda, cabe destacar que la producción estaba muy desarrollada gracias a la importación del cobre de Alashiya (así es como se llamaba a la isla de Chipre), y a la exportación de productos terminados (sobre todo armas) hacia Mesopotamia, Egipto y la península de Anatolia.
SOCIEDAD SIRIA DEL BRONCE FINAL
Dentro de los dos ámbitos que hemos visto hasta ahora, el ámbito urbano palatino y el rural aldeano, hubo importantes cambios en las relaciones sociales a finales de la Edad del Bronce, también como consecuencia de los factores económicos y demográficos anteriormente explicados. Por ejemplo, en el ámbito de los palacios sirios se impuso desde comienzos del Bronce Final (mediados del siglo XVI a.C.) la llamada «solidaridad de clase» entre el rey y la élite política. Esto lo que quiere decir es que se reforzaron y consolidaron las relaciones sociales entre los reyes y la élite sociopolítica, de tal manera que el rey marginaba las relaciones sociales extra palatinas y daba vía libre a los procesos de concentración de las tierras.
Si esto es lo que sucedía en el siglo XVI a.C., durante los siglos XIV y XIII a.C. se produjeron tres fenómenos paralelos cuya suma afectó bastante a la estabilidad de la sociedad siria. En primer lugar, el problema de la transmisión hereditaria de padres a hijos de las tierras o los servicios al palacio: los que nacían en una tierra poseída por una familia desde hacía generaciones estaban convencidos de que se trataba de una propiedad familiar, pero que con cada nuevo heredero había que recibir la confirmación del rey mediante un documento oficial sellado por él. En segundo lugar, y ya más grave, fue la generalización de las exenciones de los servicios que se debía al palacio en forma de trabajos agrícolas, sobre todo. Al principio era el rey el que recompensaba a algunos haciendo que no tuvieron que prestar estos servicios a la Corona, pero después esto fue a más y a más. El tercer fenómeno, producido en algunas ciudades como Ugarit, era el pago de una especie de «soborno» que pagaban los que podían para librarse del servicio militar obligatorio.
Como conclusión de todo esto podemos decir que la dura explotación de las clases rurales por parte del palacio, así como la tendencia al descenso de la población, unido todo esto a los tres fenómenos que acabo de explicar, ya venían presagiando la gran hecatombe que supondría el final de la Edad del Bronce para todos los imperios del Oriente Próximo antiguo.