INTRODUCCIÓN
Al este del río Éufrates, en buena parte de la Alta y Baja Mesopotamia, las tribus arameas se van a topar con unas condiciones culturales y materiales muy distintas, por lo que se van a diferenciar bastante de la población agrícola y urbana de lengua acadia manteniendo su organización tribal y su desvinculación de los centros de poder. Los arameos se propagaron en Mesopotamia en dirección noroeste-sureste, siguiendo la misma dirección que habían seguido los amorritas mil años antes.
LAS TRIBUS ARAMEAS EN ASIRIA Y BABILONIA
En torno al 1100 a.C. encontramos tribus arameas bien instaladas en todo el curso medio del río Éufrates, desde Bit Adini, pasando por Laqe y Sukhi, hasta Rapiqum, en la frontera norte de Babilonia. Sin embargo, el centro del territorio arameo está más atrás, en el desierto del norte de Siria. Desde esta línea de despliegue las tribus arameas, sobre todo en épocas de hambre, realizaron peligrosas incursiones en las tierras agrícolas, llegando a las puertas de las grandes ciudades de Asiria y Babilonia. En el transcurso de los siglos IX y VIII a.C., está atestiguada la presencia de varias tribus arameas en Babilonia, llegando incluso al este del río Tigris, cerca de Elam y el Golfo Pérsico. Por otro lado, en los textos asirios (sobre todo en los del rey Tiglat-pileser III) aparecen los nombres de hasta cuarenta tribus arameas y algunos nombres de persona. Según estas fuentes asirias, son tribus pequeñas que no dan lugar a ninguna formación amplia y estable, y que cuentan con jefes gentilicios llamados «nasiku». A juzgar por el tributo que pagan a los asirios, su economía es agropastoral, caracterizada sobre todo por la ganadería, lo que no significa que puedan haber tribus dedicadas a otras cosas, como los utu, que estaban especializados en el suministro de tropas mercenarias. La asimilación lingüística y socioeconómica de los arameos a la población babilonia es débil y difícil de conocer, ya que los babilonios los consideraban sanguinarios bandidos saqueadores.
Muchas fuentes de conocimiento, como el Poema de Erra, llaman «suteos» a los arameos. Este poema, que no se sabe si habla de un suceso histórico particular o de una situación generalizada, está expresado en términos teológicos. Con esto lo que quiero decir es que un dios, el dios Erra, es la causa de la devastación y las matanzas que las incursiones arameas causaron en las ciudades babilonias. Los principales causantes directos de estas supuestas devastaciones habrían sido los suteos, sumados a las calamidades típica del hambre y las epidemias. Más allá de esta perspectiva teológica, el Poema de Erra refleja el clima de inseguridad productiva y demográfica que provocaron las incursiones nómadas en el territorio babilonio.
¿QUIÉNES SON LOS CALDEOS?
Las tribus caldeas del sur de Mesopotamia (la Babilonia caldea la veremos próximamente) están relacionadas con las mencionadas tribus arameas, destacando el hecho de que las fuentes asirias y babilonias no confunden nunca a los arameos con los caldeos, ni los consideran términos equivalentes. Si acaso, los yuxtaponen como dos entidades étnicas y geográficas similares, pero distintas. La zona de asentamiento también es distinta, ya que mientras que los caldeos se encuentran alrededor del curso bajo del Éufrates, los arameos se sitúan en arco al noroeste de los caldeos.
La llegada de los caldeos a Mesopotamia debió ser posterior a la de los arameos, ya que no hay mención alguna suya antes de mediados del siglo IX a.C. Los caldeos tienen también una formación política tribal, aunque de mayores dimensiones que las tribus arameas. Al menos por el momento, sólo conocemos cinco tribus caldeas (Bit Yakini, Bit Dakkuri, Bit Ammukani, Bit Sha´alli y Bit Shilani), las cuales son poderosas formaciones que van a dar mucho trabajo a los asirios y babilonios, siendo éstos últimos los que no pudieron frenarlos y fueron conquistados. Normalmente, los jefes caldeos se designan como «sarrani» (que significa reyes) o «ra´sani» (que significa jefes). Sin embargo, algunos de sus jefes más poderosos llegaron a dominar el país y a ostentar títulos unitarios, como «rey de Caldea» o «rey del País del Mar», ostentando incluso el trono de Babilonia y encabezando la resistencia contra los intentos de invasión asiria.
A diferencia de los arameos, los caldeos se «babilonizan» rápida y completamente, y hasta parece que no se dedican ya al pastoreo. A juzgar por los tributos pagados a los asirios, su economía se caracteriza por disponer de materiales exóticos de procedencia india o surarábiga, como oro, incienso, marfil, ébano, palisandro… Las tribus caldeas también debieron dedicarse al comercio a lo largo de las rutas caravaneras que atravesaban Arabia y llegaban a Yemen y a los puertos del océano Índico, habiéndolas heredado en parte de Ur y el sur sumerio, y en parte de añadir sus propios recursos caravaneros (camellos, oasis, pozos…)
También se ha establecido una hipótesis (todo sin demostrar por ahora, claro) que dice que los caldeos no proceden del tronco genérico de las tribus arameas de Siria, sino que vendrían del interior de la península arábiga. La llegada a Mesopotamia por el sur, en vez de por el oeste, explicaría su situación topográfica con respecto a los arameos, así como la distinción inequívoca que hacían los asirios entre los dos pueblos. Aunque es cierto que los escasos conocimientos que tenemos sobre la onomástica caldea presenta algunas similitudes con la aramea, lo cierto es que las lenguas del ámbito arábigo oriental de este periodo están muy desconocidas, por lo que quizás en el futuro se pueda demostrar su origen en la península arábiga.