Introducción
La Época Arcaica es una fase cronológica de la Historia de la Antigua Grecia que se extiende aproximadamente entre el 750 y el 490 a.C., y que supone el momento decisivo de formación de los grandes logros alcanzados por la civilización griega a nivel político, cultural e intelectual en los siglos posteriores. Obviamente, no todo fue prosperidad y desarrollo en la Época Arcaica, ya que las guerras, no solo de unas ciudades-Estado con otras sino también en el seno interno de las mismas, se hicieron cada vez más frecuentes. No obstante, a nivel general podemos decir que la Época Arcaica de la Antigua Grecia fue un periodo en el que los ciudadanos vivían juntos en un estado de relativa paz, armonía y prosperidad. Precisamente, hoy vamos a ver como era la sociedad griega en las primeras polis de la Época Arcaica.
La desigual sociedad griega
Si algo demuestra el movimiento colonizador que he descrito en las últimas entradas es la gran desigualdad que imperaba en la sociedad griega arcaica, sobre todo en lo que a la posesión de la tierra se refiere. A medida que la población griega seguía creciendo, las tierras iban haciéndose más escasas, teniendo como consecuencia el aumento de la desigualdad socioeconómica entre las familias aristocráticas y el resto de la población.
La arrogancia de estos poderosos aristócratas se basaba en el control de la tierra que tenían de carácter hereditario. Esto se explica porque, a lo largo del tiempo, sucesivas generaciones de familias aristocráticas habían heredado una parte desproporcionadamente grande del total de las tierras de mayor calidad. Se enriquecieron aun más gracias a la mejora de las técnicas agrícolas que posibilitaron el incremento de la cantidad de las cosechas y su concentración en productos de venta fácil como el vino o el aceite de oliva.
Por si eso ya de por sí solo no supusiera un gran factor de enriquecimiento, hay que tener en cuenta que también existió la posibilidad de explotar el trabajo de los labradores más pobres, que llevaban una vida de gran pobreza cultivando pequeñas parcelas o campos en zonas marginales. Algunas de esas familias pobres arrendaban tierras a los ricos como aparceros a cambio de una parte de la cosecha, mientras que otros hipotecaban sus posesiones a los ricos y se veían obligados a entregar una cantidad previamente acordada de la cosecha como pago de la deuda, ya que estos pequeños labradores se endeudaban muy fácilmente.
Esto es sencillo de comprender si tenemos en cuenta que un solo año malo en el campo significaba tener que hacerse prestar la simiente del próximo año por un vecino rico, y que por tanto, una sucesión de años malos podía arruinar completamente a una familia. En este sentido, el número de los thetes, es decir, los jornaleros que trabajaban a cambio de comida, vestido y un techo, se incrementó considerablemente, al mismo tiempo que la actitud de los terratenientes siempre fue de desprecio, disgusto y desconfianza.
Grupos en la sociedad griega arcaica
No podemos saber a ciencia cierta qué porcentaje de la población representaba cada grupo de la sociedad griega, aunque sí se han hecho una serie de estimaciones. Se cree que entre el 12 y el 20% de la población eran familias nobles, es decir, que tenían los suficientes ingresos como para poder permitirse una vida ociosa; mientras que entre un 20 y un 30% de la población no solo no tenían vidas ociosas, sino que no tenían siquiera tierras suficientes con las que mantenerse.
En medio de estos dos grupos estaría al menos un 50% de las familias, que no eran ricas pero que tampoco dependían de los ricos. Como ya os podréis imaginar, estas tres divisiones sociales no eran totalmente cerradas y sin fisuras, ya que dentro de cada una existían diversos grados de riqueza o pobreza, y una familia podía ascender o descender en la escala social de la riqueza, moviéndose entre la alta nobleza y la baja aristocracia.
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Por otro lado, dentro del grupo más humilde, los distintos niveles dependerían del grado de pobreza, contando con unas oportunidades de ascenso social muy escasas. El grupo social intermedio era el que tenía una mayor graduación social y económica, ya que no vivía igual la familia que podía llevar una vida cómoda aunque no ociosa que la familia que apenas podía escapar del endeudamiento y de bajar a los grupos sociales más humildes.
Los derechos de ciudadanía en la sociedad griega
Aunque todas las familias, independientemente de su categoría socioeconómica, eran consideradas ciudadanas, los derechos de ciudadanía no eran igualitarios. La ciudadanía, es decir, el derecho a la participación en la vida pública de la ciudad, era un estatus estratificado, es decir, que cambiaba dependiendo del sexo y la condición social y económica de la persona.
Mientras que las ciudadanas tenían un papel importante en el culto religioso, tenían vetada la participación en asuntos políticos, judiciales y militares, que eran propiedad exclusiva de los ciudadanos adultos. Asimismo, entre los varones adultos la participación en los derechos y responsabilidades cívicas (a saber, el derecho a votar y a hablar en la asamblea, el derecho a ocupar un cargo público, el derecho a actuar como jueces, y el derecho a combatir en el ejército) estaba dividida de forma muy desigual, basándose en criterios económicos. De hecho, la plena participación de los varones adultos en el gobierno de la polis democrática todavía tardaría mucho en llegar, mientras que en la oligárquica los pobres nunca dejarían ser ciudadanos de segunda.
Bibliografía
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