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Marco Licinio Craso

¿Quién fue Marco Licinio Craso?

Marco Licinio Craso (112 a.C. – 53 a.C.) fue uno de los hombres más importantes de las últimas décadas de la República Romana. Su habilidad para los negocios lo convirtió en una de las personas más ricas de toda la historia antigua de Roma, pero también tuvo una notable trayectoria política que le llevó a trabajar codo con codo con personajes tan importantes como Pompeyo Magno o Julio César. Además, en el ámbito militar destacó por su apoyo al dictador Lucio Cornelio Sila, su lucha contra la rebelión de Espartaco o su trágico final en la batalla de Carras (53 a.C.) contra los partos. En esta entrada vamos a ver un breve resumen de la biografía de Craso hasta el inicio del Primer Triunvirato (60 a.C.).

Busto de Marco Licinio Craso expuesto en el Museo del Louvre, en París (Fuente: National Geographic)

Los inicios de Marco Licinio Craso

Aunque un día llegaría a ser uno de los hombres más poderosos e influyentes de Roma, los inicios de Marco Licinio Craso no fueron sencillos. Y eso a pesar de que nació (en torno al 112 a.C.) en el seno de una de las familias más célebres de la aristocracia romana. De hecho, su padre había sido cónsul en el 97 a.C. y censor en el 89 a.C., pero nada de eso le sirvió durante la guerra civil. En los años de poder de Cayo Mario y Lucio Cornelio Cinna, el padre y el hermano de Craso fueron ejecutados y las extensas propiedades de la familia en Italia fueron incautadas.

En consecuencia, Craso tuvo que huir junto a un grupo de amigos a la Hispania Ulterior. Se dice que allí acabaron viviendo escondidos en una cueva a orillas del mar, en un territorio que pertenecía a un amigo de la familia, Vibio Paciano. No obstante, eso no impidió que vivieran a lo grande, ya que Paciano les hacía llegar provisiones y esclavas para satisfacer sus vicios.

Una vez muerto Cinna, Craso aprovechó las relaciones y clientelas que su padre había creado a lo largo de su gobierno en la provincia para reclutar un ejército personal de 2500 hombres. Con este contingente cruzó el Mediterráneo en el 83 a.C. para unirse a las fuerzas de Lucio Cornelio Sila, quien conquistaría Roma finalmente en la primavera del 82 a.C.

Obra de John Vanderlyn hecha a principios del siglo XIX en la que se retrata a Cayo Mario (Fuente: Wikimedia Commons)

 

La gran fortuna de Marco Licinio Craso

Como recompensa por ser uno de los aliados más importantes del dictador en su toma del poder, Marco Licinio Craso entró en el Senado en el 81 a.C. y, con ello, en la nueva aristocracia del régimen. Así fue cómo empezó a amasar una gran riqueza gracias a la compra a precio de saldo de las propiedades confiscadas a las víctimas de las proscripciones.

Movido por un gran olfato para los negocios, Craso también se enriqueció gracias a los incendios que destrozaban edificios o barrios enteros de Roma. Cuando un bloque se incendiaba, los propietarios de los edificios contiguos malvendían los suyos por miedo a que se derrumbaran, y entonces Craso los compraba. Después, usaba a cientos de esclavos arquitectos y albañiles para reconstruir los edificios, que luego revendía a precios elevados sin haber tenido que pagar a ningún trabajador.

La inmensa fortuna de Marco Licinio Craso fue el trampolín perfecto para escalar en la estructura política romana. Craso llegó a ofrecer grandes banquetes y a repartir trigo a toda la ciudadanía, y nunca rechazaba prestar dinero sin intereses a quien se lo pidiera. A cambio ganaba numerosos apoyos políticos, gracias a los cuales llegó a ser pretor en el 73 a.C. y cónsul en el 70 a.C.

Grabado del siglo XVIII que recrea la lectura de nombres durante las proscripciones de la dictadura de Sila (Fuente: Historia National Geographic, nº 188)

Marco Licinio Craso, el insatisfecho general romano

Marco Licinio Craso había alcanzado la grandeza económica y política, pero parecía que la gloria militar le esquivaba. Todo cambió a finales del 72 a.C. cuando el Senado le concedió el mando supremo sobre diez legiones para combatir a Espartaco, el gladiador protagonista de la mayor rebelión de esclavos de la historia antigua de Roma. A pesar de cosechar algunas notables victorias iniciales, Espartaco y sus hombres fueron derrotados en cada uno de los encuentros que tuvieron con Craso. Para cerrar la guerra, 6000 de ellos fueron crucificados a lo largo de la vía romana que unía Capua con Roma.

Sin embargo, ni en esa ocasión su felicidad iba a ser plena. Cuando Pompeyo Magno regresaba a Italia tras su victoria en las Guerras Sertorianas de Hispania, todavía un grupo minoritario de rebeldes sobrevivía en el norte de Italia, por lo que fue necesaria su intervención. Precisamente, este sería el origen de la enemistad entre ambos triunviros, pues Pompeyo robó a Craso la exclusividad del mérito de la victoria sobre la rebelión.

Estatua de Espartaco hecha en el siglo XIX y conservada en el Museo del Louvre (Fuente: Wikimedia Commons)

Marco Licinio Craso, el político estabilizador

Aun contando con todas sus diferencias, Craso y Pompeyo Magno trabajaron juntos para ser elegidos cónsules para el 70 a.C. Durante su año en ejercicio, los cónsules aprobaron una ley que restauró los poderes legislativos del tribunado de la plebe, perdidos desde tiempos de Sila.

También amnistiaron a los supervivientes de la rebelión del cónsul Marco Emilio Lépido en el 77 a.C. y promovieron la elección de una nueva pareja de censores (los primeros desde el 86 a.C.) que fijaron en 910.000 la cifra de ciudadanos romanos existentes en aquel momento. Además, los nuevos censores usaron sus poderes para expulsar del Senado a 64 de sus miembros, acusados de diversos delitos o de estar excesivamente endeudados.

Otra reforma de gran calado que tuvo lugar en el 70 a.C. fue la que afectó a los tribunales de justicia. Con el apoyo de los cónsules, fue concretamente el pretor Lucio Aurelio Cotta quien promovió la disposición para que los tribunales estuvieran integrados en igual número por senadores, equites (caballeros) y tribuni aerarii (por debajo de los equites en cuanto a riqueza). Aunque no era ni mucho menos una revolución, esta medida acababa con el monopolio senatorial sobre la justicia. En general, se podría decir que el consulado de Pompeyo y Craso, lejos de querer destruir el régimen de Sila, lo que buscaba era adaptarlo a los nuevos tiempos para permitir su supervivencia.

Restos del palacio de Ctesifonte, en el actual Irak, que fue la capital del Imperio parto. En el 53 a.C. Marco Licinio Craso tendría una muerte horrible después de la batalla de Carras cuando intentaba llegar hasta ella para conquistarla (Fuente: National Geographic)

 

En la década de los años 60, Marco Licinio Craso sobresalió por ejercer el cargo de censor en el 65 a.C. y por su fundamental papel en la conjuración de Catilina destapada por Marco Tulio Cicerón en el 63 a.C. Como censor, por ejemplo, intentó conceder la plena ciudadanía romana a las comunidades que vivían al norte del río Po, pero no lo logró debido al bloqueo realizado por su colega en la censura, Quinto Lutacio Catulo. Aun así, lejos de caer en decadencia con el paso del tiempo, el poder político de Craso se vio multiplicado cuando sacó rédito de su alianza con el personaje histórico más famoso de la historia antigua de Roma: Cayo Julio César.

Bibliografía

FREDIANI, A.: «Marco Licinio Craso, el hombre más rico de Roma», en Historia National Geographic nº 181, 2019, pp. 82-93.

HOLLAND, T. (2007): Rubicón. Auge y caída de la República Romana. Barcelona: Planeta.

OSGOOD, J. (2019): Roma. La creación del Estado mundo. Madrid: Desperta Ferro.

PINA POLO, F. (1999): La crisis de la República (133 – 44 a.C.). Madrid: Síntesis.

ROLDÁN HERVÁS, J.M. (2007): Historia de Roma I. La República Romana. Barcelona: Ediciones Cátedra.

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Marco Licinio Craso, el hombre más rico de la antigua Roma
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Breve resumen de la biografía de Marco Licinio Craso, el hombre más rico de Roma que compartió poder con Pompeyo Magno y Julio César
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