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HISTORIAE

La cuarta guerra civil romana

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Introducción

La cuarta guerra civil romana (32 – 30 a.C.) fue un conflicto que enfrentó a los partidarios de Octaviano contra los seguidores de Marco Antonio y Cleopatra. Aunque en el tiempo duró mucho menos que la de Pompeyo Magno y Julio César, esta contienda es trascendental por sus consecuencias: la victoria absoluta de Octaviano, el suicidio de Antonio y Cleopatra, la anexión de Egipto como provincia romana… Por estos motivos, vamos a ver un resumen de la cuarta guerra civil romana hasta la batalla de Accio, que decidiría el destino de todos nuestros protagonistas.

Moneda romana acuñada en Oriente en el 36 a.C. en la que aparece por una cara Marco Antonio y por la otra Cleopatra. Ambos son protagonistas de la cuarta guerra civil romana
Moneda romana acuñada en Oriente en el 36 a.C. en la que aparece por una cara Marco Antonio y por la otra Cleopatra (Fuente: Wikimedia Commons)

Dos aliados que nunca se llevaron bien

La cuarta guerra civil de la República romana entre Marco Antonio y Octaviano empezó en el 32 a.C., pero lo cierto es que los triunviros no se llevaban bien desde hacía varios años. Quizás haya que buscar la causa de esta falta de conexión en las personalidades tan diferentes que tenían: Octaviano tenía una salud dedicada, mientras que Antonio era fuerte y estaba muy en forma; el primero era disciplinado y el segundo trabajaba duramente solo cuando era necesario; el primero pensaba y planeaba cada acción con detalle y el segundo era más partidario de las decisiones espontáneas; el primero era maquiavélico y no dudaba en romper acuerdos y el segundo solía cumplir lo prometido… En definitiva, Marco Antonio era lo más cercano a un político de la vieja escuela que esos tiempos agitados podían esperar y Octaviano era un revolucionario que quería poner el mundo al revés.

A partir del 36 a.C., cuando se acabó con la amenaza que suponía Sexto Pompeyo y cuando Marco Emilio Lépido salió de la ecuación del Segundo Triunvirato, la tensión empezó a ascender. Tanto Octaviano como Marco Antonio deseaban ganar más poder, pero ninguno quería dar su brazo a torcer. Parecía inevitable que, desaparecidos todos los enemigos comunes que les habían unido, los dos hombres más poderosos del mundo se volvieran el uno contra el otro.

Moneda romana emitida en el 37 a.C. en la que aparece representado Sexto Pompeyo
Moneda romana emitida en el 37 a.C. en la que aparece representado Sexto Pompeyo (Fuente: Wikimedia Commons)

En Oriente, Marco Antonio no podía quedarse quieto viendo cómo su colega no le prestaba la ayuda militar prometida por el Acuerdo de Tarento (37 a.C.) para luchar contra los partos. En Occidente, Octaviano estaba muy ocupado tratando de desprestigiar a Antonio por el desprecio a su esposa Octavia y por su relación con Cleopatra. De hecho, sus campañas comenzaron pronto a hacer estragos, pues después del 37 a.C. Antonio no recibió más honores del Senado.

Preparando la cuarta guerra civil romana

Una prueba de la inestabilidad que existía en la Roma de los años previos a la cuarta guerra civil romana se observa en el funcionamiento de la máxima magistratura, el consulado. Ninguno de los triunviros ni sus seguidores se molestaban en ocultar el poco respeto que tenían por el Estado, de modo que desde el 39 a.C. habían nombrado a los cónsules para los próximos ocho años.

Por si esto fuera poco, la ruptura del matrimonio de conveniencia de Marco Antonio y Octaviano se tradujo en una larga sucesión de renuncias y chantajes: en el 34 a.C. hubo seis cónsules y en el 33 a.C. hubo nada más y nada menos que ocho cónsules. Por supuesto, sobra decir que en el resto de magistraturas también se detectaron muchas irregularidades.

Augusto de Prima Porta, la estatua más famosa del emperador César Augusto, protagonista de la cuarta guerra civil romana
Augusto de Prima Porta, la estatua más famosa del emperador César Augusto (Fuente: Wikimedia Commons)

Entretanto, a los romanos no les quedaba más remedio que asistir a la guerra de propaganda desatada entre ambos bandos. Los insultos hacia Octaviano lo dejaban como un ser malvado, loco y lujurioso que se había prostituido a Julio César para conseguir que lo adoptara, o como una persona débil y cobarde que no había sido capaz de luchar en la batalla de Filipos (42 a.C.) o de vencer en persona a Sexto Pompeyo. Por su parte, Antonio era representado como un borracho, inepto y traidor que cumplía de forma sumisa y obediente cada uno de los deseos de Cleopatra.

El intercambio de misivas entre Roma y Alejandría llegó hasta tal punto que se decían todo tipo de comentarios sexuales. Por ejemplo, en una carta abierta de Antonio atacando a Octaviano en respuesta a sus críticas contra Cleopatra el triunviro concluye diciendo «¿De verdad importa dónde o dentro de quién metes la polla?».

Antecedentes de la cuarta guerra civil romana

En la primavera del 33 a.C. Marco Antonio había concentrado el grueso de sus fuerzas en torno al río Éufrates de cara a una nueva campaña en el imperio parto. Sin embargo, la escalada de tensión hizo que cambiara de idea y ordenó a uno de sus hombres de confianza, Publio Canidio Craso, que dirigiera la larga marcha del ejército hacia la costa de Asia Menor, a más de 1500 kilómetros de su actual posición. Finalmente, la pareja formada por Antonio y Cleopatra estableció su cuartel general en el puerto de Éfeso en verano. Aun así, la cuarta guerra civil romana no comenzaría hasta un año después porque ambos bandos querían que fuera el otro quien diera el primer paso.

Busto de Marco Antonio, protagonista en la cuarta guerra civil romana, conservado en los Museos Vaticanos
Busto de Marco Antonio conservado en los Museos Vaticanos (Fuente: Wikimedia Commons)

En Roma la situación política no podía estar peor. Los cónsules del año 32 a.C. —dos políticos favorables a Marco Antonio llamados Cneo Domicio Ahenobarbo y Cayo Sosio— tuvieron que huir de la ciudad para salvar la vida tras haber criticado a Octaviano. Junto a ellos también huyeron alrededor de un centenar de senadores, convencidos de que Antonio tenía más posibilidades de ganar en el conflicto que se avecinaba. Solo unos pocos dijeron ser abiertamente neutrales, el más conocido de ellos Asinio Polión, quien comentó: «permaneceré aparte de vuestra disputa y seré botín para el vencedor».

Consciente de su impopularidad, Octaviano planteó la cuarta guerra civil romana como una cruzada nacional de liberación. Según esta narrativa, la República no se enfrentaba a otra sangrienta y fratricida pugna por el poder, sino a una guerra contra un soberano extranjero que pretendía acabar con el modo de vida romano; la lucha no sería contra legiones romanas, sino contra ejércitos orientales de bárbaros que adoraban a falsos dioses.

El estallido de la cuarta guerra civil romana

Aparte de buscar una causa común aglutinadora, Octaviano necesitaba concentrar en su persona la autoridad moral de la lucha. Esto lo logró con la llamada coniuratio italiae: en un cuidado gesto de solidaridad, la mayor parte de Italia juró obedecer a Octaviano como caudillo de esta cruzada. Acto seguido se adhirieron al juramento las provincias de Sicilia, Cerdeña, África, Galia e Hispania, presentando a Octaviano como el defensor de la romanidad. Sin duda, era un procedimiento nunca visto y 100% anticonstitucional, una especie de golpe de Estado permitido y apoyado.

Obra de Giambattista Tiepolo en la que se representa uno de los banquetes de Marco Antonio y Cleopatra
Obra de Giambattista Tiepolo en la que se representa uno de los banquetes de Marco Antonio y Cleopatra (Fuente: Historia National Geographic)

En el verano del 32 a.C., Octaviano declaró formalmente la guerra contra Cleopatra en nombre de Roma a través de una vieja y teatral ceremonia que hacían en tiempos arcaicos los sacerdotes fetiales. El ritual fue revivido para que el caudillo de Occidente presidiera como fetial un sacrificio en el templo de Belona, la diosa de la guerra. Se mojaba una lanza en la sangre de la víctima, se recitaban agravios y luego se clavaba en un trozo de tierra que representaba simbólicamente el territorio enemigo, es decir, el Egipto de Cleopatra.

De esa manera empezó la cuarta guerra civil romana. Marco Antonio capitaneaba diecinueve legiones, aunque es probable que estuvieran incompletas. Si hacemos caso al historiador Plutarco, disponía además de hasta 100.000 soldados aliados y 12.000 jinetes. A todo ello debemos sumar también las 700 naves de guerra y los 300 barcos de transporte que organizaban periódicamente el suministro de alimentos.

Por su parte, Octaviano tenía a su mando unos 80.000 soldados de infantería, una cantidad de caballería similar a la de Antonio y una marina de guerra de entre 250 y 400 embarcaciones. Ningún bando estaba realmente preparado para luchar, pero daba igual. La cuarta guerra civil romana ya había dado el pistoletazo de salida.

Bibliografía

EVERITT, A. (2008): Augusto, el primer emperador. Navarra: Ariel.

GOLDSWORTHY, A. (2014): Augusto. De revolucionario a emperador. Madrid: La esfera de los libros.

GOLDSWORTHY, A. (2011): Antonio y Cleopatra. Madrid: La esfera de los libros.

ROLDÁN HERVÁS, J.M. (2020): Historia de Roma II. El Imperio Romano. Barcelona: Cátedra.

Resumen
La cuarta guerra civil romana (32-30 a.C.): Octaviano contra Marco Antonio
Nombre del artículo
La cuarta guerra civil romana (32-30 a.C.): Octaviano contra Marco Antonio
Descripción
Resumen de la cuarta guerra civil romana, que enfrentó entre el 32 y el 30 a.C. a Octaviano contra Marco Antonio en batallas como la de Accio
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Comentarios (3)

[…] en este entorno donde tendría lugar la batalla de Accio, que definiría el resultado de la cuarta guerra civil romana. A finales del 32 a.C., la mayoría de la flota de Marco Antonio estaba anclada en el golfo de […]

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[…] Sería en este entorno donde tendría lugar la batalla de Accio, que definiría el resultado de la cuarta guerra civil romana. A finales del 32 a.C., la mayoría de la flota de Marco Antonio estaba anclada en el golfo de […]

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Hola. Muy interesantes y didácticos sus artículos.
Muchas gracias

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