Antes de nada, me gustaría mostrarle mi admiración por su carrera profesional. Usted es una historiadora medieval que ha dedicado su carrera a investigar y a divulgar sobre la historia de la sexualidad. Ha publicado numerosos artículos en revistas académicas y de divulgación, es crítica habitual de publicaciones como The Sunday Times y The Times Literary Supplement, es redactora del blog Notches y colabora con podcasts, festivales y eventos diversos. ¿Qué retos le quedan por afrontar?
¡Gracias! Espero continuar escribiendo sobre historia mucho tiempo: estoy trabajando en otro libro y tengo varios artículos en preparación. Y espero tener muchas más oportunidades de compartir lo que descubro con un público más amplio, algo que considero muy importante y divertido.
Ahora está promocionando Los fuegos de la lujuria. Una historia del sexo en la Edad Media, la traducción de su obra original, publicada en España por la editorial Ático de los Libros. ¿Qué van a poder encontrar los lectores en este libro?
Se trata de un recorrido panorámico por el sexo y la sexualidad en Europa Occidental entre 1100 y 1500, y se centra tanto en ideas (sobre todo en las creencias religiosas y en la teoría médica) como en experiencias. En la medida de lo posible, me focalizo en la vida de la gente común y traigo a la luz sus relaciones maritales, sus coqueteos y la forma en que se reproducían. Hay capítulos sobre diversos grupos que no se ajustaban a la norma que regía para la gente corriente, como el clero, las personas que mantenían relaciones homosexuales o interreligiosas y los trabajadores sexuales.
También estudio el lugar que ocupa el sexo en la cultura medieval, la literatura y el arte, pues esto nos da una idea real de lo que pensaba la gente en la Edad Media sobre el sexo y demuestra que sus actitudes sobre lo que resultaba divertido u ofensivo eran, en algunos aspectos, muy diferentes de las nuestras.
Como ha dicho, Los fuegos de la lujuria está centrado en el ámbito de la Europa Occidental entre los años 1100 y 1500. ¿Por qué decidió empezar en el siglo XII y no antes?
En términos de ideas religiosas, en las décadas en torno al 1100 se produjeron multitud de cambios importantes. Por nombrar algunos, el movimiento de la reforma gregoriana hizo obligatorio el celibato para todos los clérigos, el matrimonio empezó a considerarse un sacramento y se puso un renovado énfasis en los deberes espirituales de los clérigos respecto de los feligreses. Por la misma época, empezaron a llegar a Europa occidental textos médicos «perdidos», lo que transformó tanto la teoría como la práctica médica. Todas estas nuevas ideas tuvieron un gran impacto en la forma en que los medievales pensaban sobre la sexualidad.
Por lo tanto, creo que podemos ver el periodo en torno al 1100 como un momento fundamental de cambio, aunque, obviamente, no se puede dividir de manera tajante la historia en secciones, y estas divisiones siempre son arbitrarias. Por supuesto, si mi libro se centra en la época medieval posterior al 1100, ello es también por razones prácticas: intentar abarcar todo el periodo medieval me parecía muy ambicioso (¿demasiado ambicioso, tal vez?), y el periodo de que trato en Los fuegos de la lujuria es el que mejor conozco.
¿Cómo ha sido el proceso de trabajo documental para escribir el libro? ¿Qué tipo de fuentes de conocimiento se pueden usar para aprender sobre el sexo en la Edad Media?
Recurrí a un abanico muy amplio de fuentes para intentar construir una imagen lo más completa posible. Leí muchos textos teóricos de la época, especialmente tratados médicos y fuentes religiosas (sermones, manuales para párrocos, vidas de santos, etc.), para averiguar qué se decía a la gente sobre el sexo. También leí muchos registros judiciales: como en la Edad Media había tantas maneras de involucrarse en prácticas sexuales «erróneas», un número significativo de personas acabó en los tribunales, y sus testimonios pueden contarnos muchísimo sobre la sexualidad de su época.
Los documentos personales (por ejemplo, cartas) son bastante escasos en este periodo de la historia, pero cuando existen pueden ser realmente útiles. Ese es el caso, por ejemplo, de las cartas de Margherita y Francesco Datini, una pareja de mercaderes italianos, que revelan multitud de detalles conmovedores sobre su batalla contra la infertilidad. Y, por último, también he estudiado la literatura medieval, que está repleta de historias obscenas, y la cultura material (marginalia en los manuscritos, esculturas de las iglesias, insignias obscenas, etc.): ambas nos ofrecen una valiosa perspectiva sobre las nociones sexuales de la Edad Media.
Aun en el presente el pensamiento colectivo sobre el sexo medieval está lleno de mitos y bulos relacionados con la violencia, el incesto o la depravación. ¿Por qué cree que todavía sobreviven estas fake news a pesar del trabajo de los medievalistas para desmontarlas?
En parte porque continúan perpetuándolas la industria del entretenimiento y, por desgracia para mí, ¡mucha más gente ve series como Juego de Tronos que la que compra libros de historia medieval! Además, a menudo dicen pintar situaciones fidedignas, aunque no lo sean. George R. R. Martin ha defendido la presencia de la violencia sexual en Juego de Tronos alegando que escribe sobre la época medieval.
Pero creo que también se debe a que estamos muy apegados a la idea de progreso, y nos gusta pensar que somos más sofisticados, más civilizados que nuestros antepasados; eso nos hace sentirnos bien con nosotros mismos, y nos reafirma en que las cosas malas que ocurrían entonces no podrían ocurrir ahora.
¿Dónde está el origen de bulos históricos de la edad media como el derecho de pernada o el cinturón de castidad? ¿Cuándo se empezó a creer en ellos?
Muchos de estos mitos tienen una larga historia. Por ejemplo, la creencia de que los señores medievales tenían derecho (a través de una costumbre conocida como «derecho de pernada») a tomar la virginidad de una novia en su noche de bodas se remonta al menos al siglo XVIII; aparece, por ejemplo, en la ópera de Mozart de 1786, Las bodas de Fígaro. El mito del cinturón de castidad es igualmente falso y ya tiene varios siglos de existencia. Creo que tales mitos surgen de una extendida tendencia a ver la Europa medieval como atrasada: violenta, supersticiosa, ignorante, etc.
¿Sigue siendo tabú hablar de cuestiones relacionadas con la sexualidad, ya sea en el pasado o en el presente?
En cuanto a la historia de la sexualidad, creo que mucho menos que antes. El libro de Ruth Mazo Karras Sexuality in Medieval Sexuality: Doing Unto Others (el primer libro de texto sobre sexualidad medieval, que yo sepa) se publicó cuando yo estaba en la universidad. Casi dos décadas después, la sexualidad medieval es un ámbito sobre el que hay multitud de investigaciones, y se enseña en las universidades (al menos en el Reino Unido); además, la gente está deseando saber más al respecto. Y creo que eso tiene que ver con nuestra cada vez mayor disposición a hablar de sexualidad y a tomarla en serio, como algo que tiene un gran impacto tanto en las vidas de los individuos como en la sociedad en su conjunto.
Dicho esto, tanto cuando he estado trabajando en mi libro como cuando lo he estado promocionando, algunas personas me han dicho a las claras que no creen que la sexualidad del Medievo sea un tema que merezca la pena estudiar, o que, en realidad, no es apropiado hablar de ello. La portada del libro, por su parte, también ha causado cierta polémica.
Hoy en día hay una educación sexual y una exposición en los medios de comunicación de masas a través de las cuales aprendemos sobre sexo. ¿Y en la edad media? ¿cómo se aprendía sobre cuestiones sexuales en la edad media?
Es una pregunta muy interesante y un tema sobre el que no sabemos tanto como me gustaría. Parece que las madres debían instruir a sus hijas, algo que se menciona de vez en cuando en la literatura de consejos, y en la ficción a menudo se recurre a las madres para que ayuden a las parejas de recién casados que tienen dificultades para consumar su unión. Los hombres cultos pueden haber adquirido algunos conocimientos de los libros, es decir, de las partes subidas de tono de la literatura clásica, más que de los textos escritos con fines de educación sexual. Y también vale la pena recordar que la Europa medieval era una sociedad en la que la intimidad era un bien escaso, y había muchos animales por todas partes (incluso en las ciudades). Por tanto, muchos jóvenes debieron de ver a animales, y a personas, practicando sexo mucho antes de tener edad suficiente para experimentarlo por sí mismos.
En la edad media se entendió primero la homosexualidad como un pecado, la sodomía, y más tarde (a partir del siglo XIII) como un delito perseguido por las autoridades civiles. ¿Cómo fue este proceso de evolución?
Las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo siempre se consideraron un pecado grave, al igual que todas las formas de «sodomía» (es decir, cualquier acto sexual no reproductivo, ya fuera entre personas del mismo sexo o de sexo opuesto, e incluso la masturbación). Pero la forma de tratar este problema varió considerablemente con el tiempo y de un lugar a otro. A veces, había tan pocos casos que las autoridades hacían la vista gorda ante este tipo de relaciones; otras veces se produjeron episodios de gran histeria moral: lo que preocupaba en esos momentos eran las relaciones sexuales entre hombres.
Así, en la Florencia del siglo XV se produjo uno de tales episodios y el sexo entre hombres llegó a considerarse uno de los problemas más graves a los que se enfrentaba la ciudad. Las actas de la institución creada para tratar este problema (la denominada Oficina de la Noche) tienen un valor incalculable para un historiador de la sexualidad medieval. En ellos se describen multitud de relaciones sexuales ocasionales, muchos encuentros entre hombres adultos y adolescentes (lo que suscitó mucha preocupación por el hecho de que se corrompiera a los jóvenes) y muchos casos de reincidentes (aunque se podía imponer la pena de muerte por este delito, la mayoría simplemente eran multados). Además, también había algunas parejas de larga duración, hombres que mantenían relaciones monógamas desde hacía años.
Desgraciadamente, creo que vivimos en un mundo en el que la apología de la ignorancia y la desinformación están a la orden del día. En este ambiente social, ¿qué le diría Katherine Harvey, en su faceta de divulgadora histórica, a cualquier ciudadano medio de España para motivarlo a ir a su librería más cercana a comprarse Los fuegos de la lujuria?
Creo que Los fuegos de la lujuria habla de muchas cuestiones que nos preocupan hoy en día: si quieres entender mejor algunas de nuestras actitudes y prejuicios sobre el sexo y la sexualidad, ver de dónde vienen esas ideas, creo que este libro te resultará interesante.
También espero que, gracias a él, los lectores comprueben que nuestros antepasados distantes eran personas de carne y hueso, tan reales como tú y como yo, y que tenemos mucho en común con ellos. Hay muchas historias personales en el libro, y los individuos de los que hablo se enfrentaron a experiencias con las que muchos lectores podrán verse reflejados, como intentar encontrar pareja, luchar contra la infertilidad o enfrentarse a prejuicios por tener una identidad sexual no normativa. (Bueno, creo que esta última frase suena demasiado triste, pero lo cierto es que también hay mucho humor en el libro).
Pero, en definitiva, Los fuegos de la lujuria es un libro de historia. Así que si quieres saber más sobre la vida sexual de la gente de la Edad Media (sobre todo si, como yo, eres un poco cotilla), ¡este es tu libro!
De cara al futuro cercano, ¿cuáles son sus próximos proyectos profesionales? ¿veremos pronto publicado algún nuevo ensayo histórico?
En estos momentos estoy trabajando en mi próximo libro, que explora las ideas medievales sobre lo que era llevar una vida sana. Al igual que nosotros, las personas del Medievo querían vivir una vida larga y sana. Y así, al igual que nosotros leemos libros sobre cómo llevar un estilo de vida más saludable, las personas de la Edad Media seguían los consejos de los «regímenes» (libros que les decían lo que debían hacer para mantenerse sanos) y se preocupaban por su dieta, ejercicio, patrones de sueño, vida sexual y salud emocional. Mi editor británico espera el primer borrador para finales de año, así que, si te interesa el tema ¡permanece atento!