Artículo sobre el humanismo renacentista escrito por Inma Velarde López, graduada en Historia.
El humanismo renacentista
Cuando hablamos de Renacimiento a todos nos viene a la mente la idea de revivir la antigüedad Clásica. Sin embargo, cuando hablamos de Humanismo no sabemos muy bien a que se refiere, o incluso tendemos a confundir ambos. Estrictamente el Renacimiento es una periodización de la historia en la que cambia la forma y las características de la cultura, la filosofía, las mentalidades, la expresión artística y los estilos de vida de la sociedad. Abarcaría los siglos XIV y XVI en general, siempre teniendo en cuenta que su aplicación o consolidación varía en cada territorio. El Humanismo, en cambio, es un movimiento intelectual y se refiere más concretamente al resurgir de las letras clásicas antiguas y de los valores culturales típicos rompiendo un poco con la tradición escolástica de la Edad Media.
La eclosión o nacimiento de la cultura renacentista se sitúa en los territorios de centro y del norte de Italia. El momento (siglos XIV-XV) coincide con el afianzamiento de las ciudades-estado de cierta importancia y en un momento en el que el mundo comercial mediterráneo está en auge, lo que trae riqueza y posibilidades de conocer territorios más amplios. Estas ciudades italianas ocupaban espacios intermedios entre las esferas de influencia del Papado y del Imperio Bizantino (Mediterráneo oriental) por lo que hay que tener en cuenta el contacto que los comerciantes tenían con zonas culturalmente diferentes.
El renacimiento, o retorno a lo antiguo
Este “retorno” a lo romano clásico se encuentra en la base de los intereses renacentistas de imitación a la Antigüedad Clásica, y digo bien retorno a lo romano y no a lo griego ya que Italia se sentía plena heredera de esa tradición romana, y lo presentía como algo cercano y natural. Los humanistas redescubrían en los romanos a sus antepasados directos. La pedagogía del humanismo renacentista pretendía formar un ideal de hombre en plenitud física, ética, estética, intelectual y religiosa, y para ello prepararon los Studia humanitatis, que son las 5 disciplinas clásicas de gramática, retórica, poética, historia y filosofía moral.
Como es sabido por todos, este intento de imitar a los antiguos no se quedó solo en la faceta intelectual, sino que se plasmó de forma muy concreta en las artes plásticas. Es sin duda uno de los aspectos más visibles del Renacimiento con genios como Filippo Brunelleschi (1377-1446), Donato Bramante (1444-1514), Miguel Ángel (1475-1564), Donatello 1386-1466), Piero della Francesca (1420-1492), Leonardo da Vinci (1452-1506), Tiziano (1485-1576) y muchísimos otros que intentaron emular, y a mi parecer sobrepasaron, la tradición clásica tanto en arquitectura, en escultura como en pintura. Durante los siglos XIV al XVI se produjeron importantes innovaciones artísticas en Italia, trabajando en pequeños talleres o grupos y hay que tener en cuenta que las artes plásticas carecían del prestigio de las artes liberales (disciplinas académicas), ya que se tenían por labores mecánicas y su prestigio era mucho menor.
El Renacimiento cultural italiano se va extendiendo al resto de Europa vinculado a círculos eclesiásticos, de impresores, de artistas, de universitarios y eruditos, destacando la importancia de las Monarquías y sus cortes, que estuvieron interesadas en este movimiento y fueron los mecenas de numerosos artistas y académicos. Este mecenazgo también lo ejercieron figuras destacadas del mundo eclesiástico y del patriciado urbano y es el elemento precursor del desarrollo y expansión de esta cultura en auge. En nuestro territorio la influencia del Humanismo italiano se detecta a lo largo del siglo XV con un movimiento que va penetrando en la sociedad poco a poco desde Aragón hasta extenderse por Castilla.
Personajes del humanismo renacentista: Erasmo de Rotterdam
De esta propagación del Humanismo renacentista hay que destacar dos figuras que, no siendo italianas, son los máximos representantes del movimiento. Antes de abordarlos hay que tener en cuenta que el Humanismo italiano siempre se ha visto como más “paganizante” y no tan preocupado por cuestiones religiosas, es por ello que al Humanismo que surge en el norte de Europa se le ha atribuido un carácter mucho más religioso. Este movimiento renacentista coincidió con un momento de necesidad de reforma de la Iglesia, lo que caracterizará ampliamente este Humanismo. El modelo humanista del Norte es Desiderio Erasmo (1469-1536), conocido como Erasmo de Rotterdam por su lugar de nacimiento (Holanda).
Fue un humanista, filósofo, filólogo, teólogo y autor de importantes obras escritas en latín. Erasmo quería utilizar su formación universitaria y su capacidad transmitiendo ideas para aclarar las doctrinas católicas y hacer que la Iglesia permitiera más libertad de pensamiento. Es importante tener en cuenta que su crítica no era contra los dogmas de la Iglesia sino contra la vida moral y las prácticas de los eclesiásticos. Desde su trabajo de académico Erasmo creyó que su obligación era liberar a la Iglesia de la parálisis que proporcionaban la rigidez del pensamiento y las instituciones de la Edad Media.
Erasmo ha sido homenajeado innumerables veces y la Red de la Comunidad Europea para Intercambios Académicos (Becas Erasmus) lleva asimismo el nombre de Programa Erasmus en homenaje al carácter multinacional y europeísta que tenía Erasmo. Es innegable que las obras de Erasmo produjeron una verdadera revolución intelectual en toda Europa. La consecuencia más importante fue que por primera vez se tradujo el Nuevo Testamento al alemán y al inglés.
Por otra parte, la increíblemente difundida popularidad de sus obras, traducidas del latín a las lenguas vernáculas y escritas en un lenguaje simple y directo, puso los más complejos problemas religiosos al alcance de todos los lectores, universalizando y haciendo accesibles numerosas cuestiones que hasta ese momento habían sido exclusivas de una pequeña élite intelectual eclesiástica.
Personajes del humanismo renacentista: Luis Vives
El otro personaje clave del Humanismo renacentista es español, concretamente valenciano. Luis Vives (1492-1540), de padres judeoconversos, estudió lógica y filosofía en la Universidad de la Sorbona de París siendo sus obras publicadas muy influyentes. Su familia padeció, en Valencia, un proceso inquisitorial por herejía y su padre fue condenado y quemado en 1526. Su madre que había muerto anteriormente fue desenterrada y sus restos quemados en 1529. Inmerso en una depresión anímica después de estos acontecimientos Luis Vives se trasladó a Brujas, donde residió hasta su muerte.
Los últimos años de su vida los dedicó a perfeccionar el humanismo renacentista, se convirtió en un reformador de la educación europea y en un filósofo moralista de talla universal. Vives realizó en Brujas su obra «Tratado del socorro de los pobres«, en la que analizaba y sistematizaba la organización de ayuda a los pobres y cómo debía hacerse. Por ello se considera a Vives la primera persona en Europa en llevar a la práctica un «servicio organizado de asistencia social» mediante su tratado.
Así pues, vemos que el Renacimiento es un movimiento de restauración de la Antigüedad clásica que se expande y se propaga, y que finalmente pierde la unidad hasta que se disuelve paulatinamente. Ya en la segunda mitad del siglo XVI la cultura Renacentista tiene particularidades diversas en cada territorio, a causa también de las Reformas religiosas que se han dado y han separado a Europa en luteranos, calvinistas y católicos. El Renacimiento final o tardío se solapa con lo que se ha llamado la Cultura del Barroco (Siglos XVI-XVIII) del que hablaremos en un próximo post para acabar este viaje cultural por toda la Edad Moderna.
Artículo escrito por Inma Velarde López, graduada en Historia.
Bibliografía
BATLLORI, M. (1987): Humanismo y Renacimiento. Barcelona, Ariel.
BURKE, P. (2000): El Renacimiento europeo. Centros y periferias. Barcelona, Crítica.
FLORISTÁN, A., et al. (2002): Historia Moderna Universal. Barcelona, Ariel.
Inma Velarde es músico profesional, concretamente, violinista, (2009-2013) y graduada en Historia por la Universidad de Valencia (2013-2017). Actualmente cursa un Máster de Patrimonio Cultural en la misma universidad en el que centra su investigación en lo referente al Patrimonio Bibliográfico y Documental de la Península Ibérica. Colabora en diferentes proyectos de divulgación histórica y creó el blog “Historia y otros monstruos” en 2013.