Introducción
Lucio Apuleyo Saturnino fue uno de los políticos romanos más importantes de los últimos años del siglo II a.C. Sus medidas legislativas como tribuno de la plebe (en los años 103 y 100 a.C.) y su uso planificado y sistemático de la violencia para lograr sus objetivos políticos lo convirtieron en el gran enemigo de la oligarquía senatorial. Por ello también fue víctima de ataques violentos en varias ocasiones, siendo el último de ellos el que acabó con su vida.
Lucio Apuleyo Saturnino, cuestor en Ostia
No sabemos casi nada de la vida de Lucio Apuleyo Saturnino antes de ser elegido tribuno de la plebe para el 103 a.C. De hecho, las primeras noticias que tenemos sobre él son ya del año anterior, el 104 a.C. Procedente de una familia de rango senatorial pero poco destacada, Apuleyo Saturnino fue enviado por el Senado a Ostia como cuestor. Este puesto implicaba que era el principal responsable del proceso de abastecimiento de cereales a Roma.
Por alguna razón no aclarada fue destituido del cargo (algo bastante excepcional en la antigua Roma), que fue transferido a un prestigioso senador llamado Marco Emilio Escauro. La excusa oficial presentada por el Senado fue que el cese se debía a la ineptitud de Apuleyo Saturnino para ejercer sus funciones, aunque no tenemos ninguna prueba histórica sólida que permita confirmar esta afirmación. Esta destitución provocó la cólera de Saturnino, que a partir de su nombramiento como tribuno de la plebe formará parte de la facción de políticos romanos destinados a realizar acciones anti senatoriales.
Apuleyo Saturnino y Cayo Mario, aliados políticos
Cuando la guerra de Yugurta acabó, Cayo Mario se encontró ante la cuestión de cómo recompensar a los soldados veteranos por sus eficaces servicios en el ejército. Parece que la solución la halló en el 104 a.C. cuando se alió con Apuleyo Saturnino para beneficiarse mutuamente. Esta asociación estaba más que justificada si se tiene en cuenta que Cayo Mario se encontraba ausente de Roma en esos años por sus luchas contra cimbrios y teutones.
Gracias al apoyo de un personaje público tan influyente como Cayo Mario, Apuleyo Saturnino fue elegido tribuno de la plebe para el año 103 a.C. y más tarde también para el 100 a.C. Además, obtuvo su apoyo para realizar diversas reformas sociales y para limitar el poder del Senado. A cambio, Cayo Mario logró el apoyo del tribuno para sacar adelante una ley agraria según la cual había que asignar en el norte de África una parcela de tierra propiedad del Estado (unas 25 hectáreas) a cada soldado una vez se licenciara.
Este importante cambio se considera un agravante dentro de la crisis de la República Romana, puesto que fomentó las clientelas militares. De esta manera, las legiones sentían más fidelidad a sus respectivos generales —puesto que de ellos dependía su futuro— que al Estado por el que en realidad luchaban, lo que derivaría en las décadas siguientes en numerosas guerras civiles.
Apuleyo Saturnino, tribuno de la plebe
La escasez e imprecisión de las fuentes dificulta en muchos casos saber si tal o cual ley del político fue aprobada en su primer tribunado de la plebe o en el segundo. Por eso, para simplificar las cosas, simplemente haremos un resumen de las más importantes reformas de Apuleyo Saturnino, ya fueran en el 103 a.C. o en el 100 a.C.
Cabe destacar que durante el proceso de aprobación de la ya mencionada ley agraria para los veterano de Cayo Mario se produjo uno de estos episodios de violencia cuando el tribuno de la plebe Bebio intentó vetar el proyecto. Según cuenta el historiador Aurelio Víctor (s. IV d.C.), cuando Bebio quiso usar su veto, fue expulsado del Foro a pedradas por los partidarios de la reforma.
Una ley mucho más polémica fue la que quiso reducir notablemente el precio del grano que el Estado distribuía entre la plebe urbana de Roma. A pesar de que el Senado se manifestó en contra de esta medida y que el resto de tribunos la vetaron, Apuleyo Saturnino los ignoró a todos para realizar la votación. Fue entonces cuando un cuestor rompió las estructuras que hacían de pasillo para acudir a votar y tiró las urnas, pues le parecía que era un gasto insostenible para el Estado. Lo más probable es que al final esta ley no llegara a aprobarse.
La lex de maiestate de Apuleyo Saturnino
Una de las reivindicaciones de la década de los hermanos Graco venía a decir que todos los magistrados debían tener la obligación de estar al servicio de los ciudadanos, por lo que debían rendir cuenta de sus actos ante ellos. En ese principio se fundamentó la Lex de maiestate, por la que se creó un nuevo tribunal permanente de equites (miembros del orden ecuestre) encargado de juzgar los delitos cometidos por magistrados contra la dignidad del pueblo romano.
El concepto de maiestas es muy ambiguo, pues hacía referencia a la grandeza, la soberanía e independencia del pueblo romano, a su libertad y a la autonomía de su gobierno y sus instituciones. Por tanto, los crímenes a juzgar en el tribunal eran aquellos cometidos contra la voluntad del pueblo romano, algo siempre abierto a interpretaciones. Tras el ejemplo del trágico final de los hermanos Graco, Apuleyo Saturnino veía esta medida como un medio de control del poder de los senadores y como una forma de proteger sus leyes frente a intentos de obstrucción o ataques violentos.
Apuleyo Saturnino y la crisis del año 100 a.C.
Aunque Apuleyo Saturnino no ocupó ninguna magistratura durante los años 102 y 101 a.C., eso no significó que no continuara su enfrentamiento contra los senadores. Durante este tiempo, por ejemplo, vivió un intento de expulsión del orden senatorial por parte del censor Quinto Cecilio Metelo Numídico (el general al que había relevado Cayo Mario en la guerra de Yugurta). Metelo propuso que Saturnino dejara de ser senador a causa de su conducta indigna, aunque de nuevo no hay información sólida que lo demuestre. Como en otras ocasiones, los seguidores del tribuno atacaron al censor, que estuvo a punto de perder la vida.
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Para agravar más la situación, durante las elecciones para el tribunado de la plebe del año 100 a.C., Apuleyo Saturnino ordenó asesinar a uno de sus rivales políticos, Aulo Nonio. Mientras Saturnino ganaba su segundo tribunado de esta manera, Cayo Mario, en calidad de cónsul, hacía la vista gorda porque necesitaba ampliar la ley agraria para conceder más tierras a sus legionarios en la Galia.
En el año 100 a.C. la tensión era máxima, y ello se vio reflejado en la aprobación de la nueva ley agraria. Como varios colegas intentaron interponer su veto y el tribuno los desalojó por la fuerza del Foro, hubo duros enfrentamientos en la calle entre partidarios y detractores de Saturnino. Sin embargo, como la facción de este acabó ganando la lucha, la ley se aprobó.
La muerte de Apuleyo Saturnino
A finales del año 100 a.C., después de que Apuleyo Saturnino fuera elegido para su tercer tribunado en el año 99 a.C., uno de sus mayores aliados, Cayo Servilio Glaucia, presentó su candidatura al consulado sin cumplir los requisitos legales. A pesar de que Cayo Mario se negó a aceptar esta candidatura, de alguna forma pudo presentarla al final.
En el transcurso de las elecciones, cuando la decisión para el segundo cónsul estaba entre Glaucia y Cayo Memio, el primero y Saturnino ordenaron a sus seguidores que asesinaran a Memio para asegurar la elección de Glaucia. Este acto causó la indignación de los senadores y el final de la pasividad de Cayo Mario, que no podía seguir protegiendo a sus antiguos aliados.
En consecuencia, se aprobó un senatus consultum ultimum. Al mando de un gran número de hombres, Cayo Mario se enfrentó a los de Saturnino, obligando a éste al final a retirarse y ocupar el Capitolio. Después de asediarlos, se rindieron y fueron entregados al cónsul, quien les garantizó que salvarían la vida y tendrían un juicio justo. A pesar de ello, un grupo de hombres se infiltró en el edificio en el que se encontraban y lanzaron piedras a Apuleyo Saturnino y sus partidarios hasta matarlos.
Bibliografía
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