¿Quién era Mitrídates VI?
Mitrídates VI Eúpator o Mitrídates VI el Grande fue uno de los enemigos más feroces a los que tuvo que enfrentarse el Estado romano en toda su historia. No en vano, la serie de conflictos que llevaron su nombre —las Guerras Mitridáticas— se extendieron durante tres décadas diferentes. Más allá de esto, sus hazañas militares, su tormentosa vida familiar, su relación con los venenos y la toxicología o su larguísimo reinado de más de medio siglo en el Ponto lo convirtieron a su muerte en toda una leyenda de película. En esta entrada vamos a ver un breve resumen de la biografía de Mitrídates VI antes de que estallara la Primera Guerra Mitridática (89 – 85 a.C.).
Nacimiento e infancia de Mitrídates VI Eúpator
Mitrídates nació en torno al 135/134 a.C., siendo uno de los hijos del rey Mitrídates V Evergetes y la reina Laodice VI. El entorno en el que pasó su infancia estaba lleno de lujos de influencia persa y helenística, pero también de peligros mortales. Esto es debido a las continuas luchas internas y externas por el poder, por la conquista de nuevos territorios o por la independencia de los ya sometidos. Así, desde muy pronto Mitrídates tuvo que aprender que en Sínope (la capital del reino del Ponto) sus peores enemigos podían ser sus mismos familiares y amigos. Incluso, tal y como veremos, ni siquiera su propia madre estaba libre de sospecha al respecto.
En el Ponto, los niños comenzaban a cabalgar desde muy pequeños, por lo que Mitrídates se convirtió en un experto jinete que podía lanzar jabalinas o practicar el tiro con arco desde el lomo de un caballo al galope. Asimismo, el entrenamiento del joven Mitrídates implicaba practicar el combate cuerpo a cuerpo con espada, lanza o escudo, hacer excursiones campestres para cazar o conducir carros de carreras con ocho o nueve años. Además, era él mismo quien cuidaba de su propia armadura, sus armas y sus caballos.
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Junto a esta educación física, el futuro Mitrídates VI del Ponto recibió una esmerada formación intelectual en historia, geografía, economía, filosofía, comercio, diplomacia… Así, ya desde niño Mitrídates conocía tanto los nombres de las principales familias de Roma como las grandes líneas de la historia y la mitología romanas. De esta manera, nuestro joven protagonista conoció a los que serían sus modelos a seguir en el futuro: el rey persa Ciro II el Grande, Alejandro Magno y Aníbal Barca.
El inicio del reinado de Mitrídates VI del Ponto
Como fruto de una conspiración de palacio, el rey Mitrídates V Evergetes murió envenenado en el 120 a.C., por lo que el joven Mitrídates VI es coronado rey del Ponto con trece o catorce años como mucho. Sin embargo, esta coronación solo sería nominal, puesto que su madre quedaba como regente.
No sabemos con certeza el momento exacto en el que Mitrídates VI se hizo con las riendas del reino del Ponto al completo. Dependiendo del autor al que consultemos, esta fecha cambia, pero se suele mover entre el 115 y el 110 a.C. Otra incertidumbre reside en el destino de Laodice VI. Al menos durante dos años, Mitrídates tuvo que ocultarse para escapar de los planes de su madre, que pretendía matarlo al igual que había hecho (supuestamente) con su marido, Mitrídates V. Por esta razón, a su vuelta acabó sacándola del tablero de juego, tal vez matándola o encerrándola de por vida en una prisión.
Conquistas de Mitrídates VI el Grande
Una vez consolidado en el poder, Mitrídates VI inició las campañas de conquistas que definirían la expansión del reino del Ponto durante las décadas siguientes. Comenzó por reforzar su control sobre todos los territorios costeros del mar Negro, ya fuera mediante anexiones militares directas o por la conclusión de tratados. Este último fue el caso de las ciudades griegas de las costas septentrionales, que querían protegerse de los ataques de los pueblos escitas.
Las conquistas de Mitrídates VI Eúpator no solo fueron posible gracias a su destreza militar, sino también a la pasividad de Roma, que tenía otros problemas más importantes que atender. Por ejemplo, durante la guerra de Yugurta (112 – 106 a.C.), Mitrídates y el rey Nicomedes III de Bitinia se repartieron el reino de Paflagonia (108 a.C.), y Roma lo único que hizo fue enviar una embajada para protestar. Del mismo modo, cuando el rey póntico se apoderó del reino de Capadocia y sentó en el trono a su hijo de ocho años —Ariarates IX—, el Senado romano no hizo apenas nada porque estaba en los últimos momentos de la guerra contra cimbrios y teutones.
Un tiempo después, probablemente en el 99 a.C., el héroe de aquella guerra, Cayo Mario, viajó hasta Capadocia para reunirse en persona con Mitrídates y conocer de primera mano sus intenciones. La tradición dice que Cayo Mario planteó al rey póntico que se decantara en su futuro por obedecer siempre a Roma o por demostrar ser más fuerte que ella, aunque es probable que no fuera tan contundente.
Hacia el año 97 a.C., los capadocios se rebelaron contra su nuevo monarca y pidieron ayuda a los romanos. Estos actuaron más enérgicamente y exigieron a Mitrídates VI y a Nicomedes III que devolvieran la libertad a Paflagonia y Capadocia. Además, en este último los romanos sentaron a un nuevo rey, un noble llamado Ariobarzanes. En esta coyuntura, nada de lo que pasaba por aquel entonces hacía prever una guerra de gran envergadura en la década siguiente.
Bibliografía
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