Introducción
La batalla de Munda fue un enfrentamiento librado entre las fuerzas de Julio César y las tropas lideradas por los pompeyanos supervivientes que tuvo lugar el 17 de marzo del 45 a.C. en la ciudad de Munda, en la actual provincia de Sevilla. Este combate es de una importancia extraordinaria no solo por su sangrienta historia, sino porque implicó la victoria final y definitiva de Julio César en la Segunda Guerra Civil romana. A partir de aquí, Julio César se convertiría en el dueño y señor del destino de Roma y ya nada se le pondría por delante, al menos hasta su asesinato un año después. Por eso, en este artículo vamos a ver un breve resumen de la batalla de Munda para comprender sus antecedentes, las estrategias de los dos bandos en el terreno y sus consecuencias para la historia de la antigua Roma.
Antecedentes a la batalla de Munda
Tras su victoria en la batalla de Tapso (abril del 46 a.C.), Julio César llegó a Roma a finales de julio. Después de dos meses de preparativos, celebró cuatro triunfos por sus victorias en la Galia, Egipto, Asia y África entre el 21 de septiembre y el 2 de octubre. Aunque hubo carreras, competiciones deportivas, teatro, grandes banquetes, batallas de soldados, luchas de fieras y de gladiadores y demás espectáculos, el momento culminante se produjo con la primera naumaquia de la Historia. Celebrada en un enorme estanque construido en el Campo de Marte, en ella se enfrentaron dos flotas formadas por birremes, trirremes y cuatrirremes, con 4000 remeros y 2000 tripulantes a bordo.
Mientras César disfrutaba de su éxito, la situación en Hispania se había complicado notablemente. El gobernador cesariano de la provincia de Hispania Ulterior, Quinto Cassio Longino, se había ganado el odio de los habitantes y de las tropas debido a su avaricia y su desagradable personalidad. En consecuencia, los legionarios se amotinaron, declararon abiertamente que se pasaban al bando pompeyano e intentaron asesinar a Cassio. Este sobrevivió y consiguió huir, pero murió cuando el barco en el que viajaba zozobró.
En cuanto se enteraron de la noticia, los supervivientes de África —Tito Labieno, Attio Varo y los hijos de Pompeyo Magno, Cneo y Sexto— partieron hacia la península Ibérica para aprovecharse del vacío de poder generado. Así, muchas ciudades hispanas les abrieron sus puertas al mismo tiempo que muchos soldados cesarianos pusieron bajo su mando. Al principio, César creyó que el problema no era tan importante como para que no lo solucionaran dos lugartenientes que envió desde Cerdeña, pero pronto recibió las peticiones de ayuda de estos.
¿Dónde fue la batalla de Munda?
Julio César abandonó Roma a finales de noviembre del 46 a.C. con tal urgencia y prisa que en menos de un mes llegó a Obulco (provincia de Jaén), ciudad donde sus legados se habían atrincherado al verse incapaces de sofocar la sublevación. Antes de pensar en combatir, tenía primero que liberar a sus hombres, por lo que se dispuso a marchar contra Corduba (la actual Córdoba) para atraer la atención de sus enemigos. Dicho y hecho, los hermanos optimates siguieron de cerca a César, pero evitaron ir hacia una batalla campal durante mucho tiempo.
En las siguientes semanas del invierno, las escaramuzas, el asedio de pequeñas ciudades, las deserciones de los legionarios pompeyanos y los cambios de bando de las comunidades locales se repitieron. Finalmente, los dos ejércitos acamparon a pocos kilómetros de la actual Osuna (provincia de Sevilla) a mediados de marzo del 45 a.C. Allí tendría lugar la batalla de Munda, el combate definitivo que acabaría con la guerra civil.
En la mañana del 17 de marzo, los pompeyanos salieron con sus tropas del campamento y las desplegaron en orden de batalla en la cima de unos montes. César pensó entonces que había llegado el momento que tanto había ansiado y ordenó a sus soldados que se desplegaran en la llanura extendida a los pies de su adversario. Curiosamente, a pesar de la desventaja a la que se enfrentarían sus tropas por luchar cuesta arriba, el líder popular decidió atacar.
Los bandos en la batalla de Munda
Como en otras ocasiones, los pompeyanos superaban ampliamente en número a sus rivales. A base de congregar a los supervivientes de otras contiendas, a los desertores de César y a reclutas locales, los hijos de Pompeyo dirigían a un total aproximado de 45.000 hombres distribuidos en trece legiones y cuantiosos auxiliares. Sin embargo, precisamente esa heterogeneidad hacía que su efectividad se resintiera, por lo que era de esperar que se comportaran peor en el fragor de la batalla. Por su parte, Julio César únicamente había logrado reunir ocho legiones, de las cuales solo dos eran veteranas. No obstante, a su favor contaba con una caballería auxiliar de hasta 8000 jinetes galos, una cifra muy superior a la de Cneo y Sexto.
Marco Junio Bruto y Cayo Casio Longino
El asesinato de Julio César
La dictadura de Julio César en Roma
La batalla de Tapso
La batalla de Zela
Julio César y Cleopatra
Los optimates habían colocado a sus legiones en el centro de su dispositivo, de modo que la caballería y las tropas auxiliares cubrían los flancos. En el lado opuesto, César repartió a sus veteranos entre las alas derecha e izquierda, de manera que las otras seis legiones formaban el centro. Cabe destacar además que las tropas auxiliares y la caballería también se hallaban a la izquierda del ejército, integrado en total por 25.000-30.000 hombres.
Resumen de la batalla de Munda (45 a.C.)
La batalla de Munda comenzó con el lanzamiento mutuo de todo tipo de armas arrojadizas. Luego hubo un encarnizado choque entre ambos bandos, conscientes de lo que se estaban jugando. En un momento dado, parte de los cesarianos parecieron ceder, pero César animó a sus hombres metiéndose en persona en lo más duro del combate y quitándose el casco para ser reconocido. Lo más probable es que esta escena tan épica sea una exageración o incluso una invención, pero viene a reflejar lo igualada que estaba la lucha.
En el flanco derecho, los experimentados cesarianos lograron abrirse paso en el flanco izquierdo enemigo, por lo que Tito Labieno movió una legión para cubrir el hueco. Sin embargo, ya era demasiado tarde, pues la caballería gala de César arrolló esa ala y rodeó a continuación su retaguardia. Tras luchar durante horas, a la caída de la tarde la batalla de Munda quedó vista para sentencia y el ejército de los hijos de Pompeyo acabó huyendo a toda velocidad.
Julio César tras la batalla de Munda
Si hacemos caso a las fuentes (probablemente exageradas), la batalla de Munda supuso una carnicería mucho mayor que la de Tapso: César perdió a unos 1000 hombres, pero es una cifra muy modesta en comparación con los más de 30.000 soldados pompeyanos que habrían muerto. Entre las bajas famosas hemos de contar a Cneo Pompeyo, Tito Labieno y Attio Varo, de modo que solo Sexto consiguió sobrevivir, aunque nunca más volvería a ser una amenaza para los intereses del líder popular.
La Segunda Guerra Civil romana había terminado por fin después de cuatro largos años con un flamante ganador. Antes de regresar a Roma, Julio César pasó una temporada en Hispania para reducir los últimos bastiones todavía leales a los optimates y para reorganizar la provincia. Por ejemplo, volvió sobre sus pasos para castigar a los habitantes de Corduba, que ya habían sufrido el incendio de su ciudad cuando Sexto Pompeyo huía.
No fue hasta el inicio del otoño cuando el nuevo amo de Italia volvió a casa para celebrar el quinto triunfo de su carrera. A lo largo de los doce meses siguientes, Julio César disfrutó de unos honores excepcionales, superiores a cualquiera que hubiera tenido un romano en toda la historia. En aquellos momentos, el general poseía el poder supremo y no mostraba ninguna intención de devolver al Senado su tradicional libertad de acción. Así, parecía que la única opción para muchos senadores pasaba por urdir una conspiración que acabara con su vida.
Bibliografía
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