Introducción
El asesinato de Julio César en el 44 a.C. es uno de los mayores magnicidios no solo de la Antigüedad, sino de toda la historia. Su muerte fue el fruto de una conspiración en la que participaron unos sesenta senadores de distinta ideología pero que estuvo liderada por dos destacados pompeyanos: Marco Junio Bruto y Cayo Casio Longino. Por ello, en este artículo vamos a analizar la biografía de estos asesinos de Julio César para descubrir qué les llevó a querer borrar del mapa a la persona más poderosa de la República romana.
¿Quién fue Marco Junio Bruto?
Marco Junio Bruto es el más famoso conspirador y asesino de Julio César debido a su protagonismo en la tragedia Julio César de William Shakespeare. En esta inmortal obra, las últimas palabras del dictador «Et tu, Brute?» («¿tú también, Bruto?», en español) popularizaron la idea de que Bruto era un hijo ilegítimo de Julio César.
Sin embargo, lo cierto es que no hay ninguna prueba sólida que demuestre tal cosa. Por un lado, Bruto nació en el 85 a.C., de modo que solo se llevaba quince años de diferencia con su supuesto padre. Por otro lado, si bien es verdad que era hijo de Servilia, la mayor amante de César, no pudo ser un hijo extra matrimonial porque la relación entre ambos no empezó hasta la década de los setenta.
Aun así, la teoría de que Bruto era hijo de César fue recogida por el historiador Plutarco (s. I-II d.C.) a partir de los rumores que circulaban en el ejército. Se decía que César quería mucho al joven, y que ese afecto no desapareció ni siquiera cuando luchó a favor de Pompeyo en los primeros años de la guerra civil.
El verdadero padre de Bruto, también llamado Marco Junio Bruto, había apoyado activamente la rebelión del cónsul Marco Emilio Lépido en el 78-77 a.C., por lo que acabó siendo ejecutado por Pompeyo Magno. Este suceso no empujó al joven Bruto hacia el bando popular, pues el hermanastro de Servilia —por tanto, tío de Bruto— era Catón el Joven, el mayor enemigo de Julio César dentro de la política optimate. Además, cabe destacar a su vez que su suegro era otro relevante optimate, Apio Claudio Pulcro. No obstante, Bruto fue acusado en el 62 a.C. de estar conspirando para matar a Pompeyo, aunque se desconoce si era solo un falso rumor o una noticia más fundamentada.
Algunos datos de la biografía de Marco Junio Bruto
El célebre orador Marco Tulio Cicerón fue amigo de Marco Junio Bruto hasta el día de su asesinato. Gracias a él podemos saber que el joven senador no se resistió a las tentaciones de la corrupción económica años antes de pensar en matar a César. Concretamente, en el 51 a.C. Cicerón descubrió que Bruto había actuado como un usurero en la ciudad chipriota de Salamina: estaba cobrando por un préstamo un 48% de interés anual, lo que cuadruplicaba el interés máximo permitido legalmente.
Tal y como se mencionó antes, Marco Junio Bruto luchó en los primeros enfrentamientos de la guerra civil en el bando pompeyano. En el 48 a.C., tras la derrota de Pompeyo en la batalla de Farsalia, Bruto fue hecho prisionero. Algunas fuentes afirman que César envió a unos hombres a buscarlo y se regocijó al comprobar que todavía estaba vivo; poco después sería uno de los beneficiarios de su clemencia con los vencidos. Yendo más allá, en el 46 a.C. el líder popular lo nombró gobernador provincial de la Galia Cisalpina. Además, es probable que le hubiera prometido la pretura para el 44 a.C. y el consulado para el 41 a.C. si seguía a su lado.
Curiosamente, en ese mismo año Marco Junio realizó dos actos que le acercaron aun más a los optimates: primero, se divorció de su esposa Claudia Pulcra para casarse con su prima Porcia, hija de Catón el Joven, quien después de su derrota en la batalla de Tapso (46 a.C.) había preferido suicidarse antes que escoger la clemencia de César. Luego, escribió Catón, una obra en la que elogiaba apasionadamente la figura de su tío. A pesar de todas estas «ofensas», César no parecía ver el peligro acechante.
El asesinato de Julio César
La dictadura de Julio César en Roma
La batalla de Munda
La batalla de Tapso
La batalla de Zela
Julio César y Cleopatra
¿Quién fue Cayo Casio Longino?
Todo parece indicar que el cerebro detrás de la conspiración de los idus de marzo fue Cayo Casio Longino. Sin embargo, no se sabe mucho de su vida antes del magnicidio. Conocemos, por ejemplo, que estaba casado con Junia Tercia, hermana de Bruto, y que escapó con vida de la desastrosa batalla de Carras (53 a.C.), lo que le reportó una gran fama a su regreso a Roma.
Al igual que su cuñado, Casio fue perdonado por Julio César tras ser capturado en la batalla de Farsalia, aunque no estaba muy dispuesto a aceptar la supremacía de éste. De hecho, tenía muchos motivos por los que odiar al dictador. De nuevo según Plutarco, Casio estaba resentido porque César había confesado que él era mejor político que Bruto, pero que beneficiaba más a éste por el cariño que le tenía al ser el hijo de Servilia. Otras fuentes aluden asimismo a la confiscación de animales que el general popular le había hecho, lo que le impidió organizar unos juegos. Aparte, algunos cotilleos incluso sostenían que César había tenido una aventura con Junia Tercia, lo que claramente no debió de gustarle.
Cayo Casio Longino, el líder de los asesinos de Julio César
Por todos estos motivos, se rumoreaba que desde el mismo momento del perdón Cayo Casio Longino ya estaba pensando cómo matar a César. En todo caso, lo más probable es que no llevara a cabo ninguna tentativa porque comprendiera que un asesinato de tal calado requería la ayuda de más personas y la planificación de un complot más sofisticado. Así, Casio se unió a la minoría de senadores que mostraban públicamente su rechazo a conceder a César más honores y privilegios en las sesiones del Senado romano que tuvieron lugar en el último año de vida del dictador.
A su vez, Cayo Casio Longino temía lo que podía pasar si los pompeyanos ganaban finalmente la guerra y él estaba formalmente en el bando de César. En enero del 45 a.C., un par de meses antes de la trascendental batalla de Munda, Casio escribió a Cicerón una carta para expresarle todos estos temores, describiendo a Cneo Pompeyo como una persona tonta, cruel, rencorosa y vengativa. Al final, los que sí resultaron tener poca habilidad política fueron precisamente él y Marco Junio Bruto, pues después del asesinato de Julio César no supieron hacerse con el poder y posibilitaron que un segundo triunvirato (Octaviano, Marco Antonio y Emilio Lépido) se hiciera con el control de Roma.
Bibliografía
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